Al salir del portal
un solemne me obliga
a la primera sonrisa
educada,
pero de pronto,
me distraigo
y aflora mi cara de idiota:
es que la mosca
me llama con su vuelo
insistente,
que me absorbe
con más fuerza
que el vuelo silencioso
y ondulado de la mariposa.
La urbanidades me cansan,
me obligan a un esfuerzo
de hipocresía.
La mosca es espesa,
no vive del aire,
vuela de uno a otro
excremento,
pero el ruido de su vuelo
me devuelve
al sol de la broma y el juego.
Cuando debo sonreír,
sonrío,
pero no entiendo
por qué sonreír en ayunas
de placer y disfrute;
la mosca,
con su vuelo ladino y pegajoso,
interrumpe reverencias y zalamerías,
entonces y sólo entonces,
verdaderamente, sonrío
e, incluso, me vence
la risa franca. ~
VI. El nacionalismo
España atraviesa una crisis institucional de graves proporciones cuyas consecuencias podrían ser irremediables en una generación. Pese a un entramado social…
Benito Juárez: informe sobre la conveniencia de una serie televisiva
Animador (Que insiste en ser llamado Comunicador): Bienvenidos a la semifinal del concurso de donde saldrá el protagonista de El salario de la inmortalidad, la serie de acción…
La palabra tachada
Aprobada la nueva Constitución de Bolivia, el título oficial de Evo Morales es el de “presidente del Estado Plurinacional”. El rótulo se usa profusamente, en cada acto público, es decir, a…
Miedo al miedo
He leído y releído muchas veces la siguiente oración: “El miedo es la reacción natural al acercarse a la verdad.” La escribió Pema…
RELACIONADAS
NOTAS AL PIE
AUTORES