© Nobel Prize Outreach. Foto: Anna Svanberg

Breve Diccionario Krasznahorkai

Del amor al vértigo, del caos a la memoria, una selección de citas tomadas de cinco libros del Premio Nobel de Literatura 2025.
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AMOR

Estaba convencido de que el mundo que arde con el poder del amor debe tener un foco vivo, infinitamente saturable, un crisol que, fuente inagotable de radiación redentora, es al mismo tiempo el receptáculo ilimitado de los rayos que vuelven a él, pues no me cabía la menor duda de que, cuando día tras día me mezclo con mis compañeros de viaje y respiro con avidez el aire de bondad que emanan, la fuerza a menudo contenida del amor es en esos rostros una mera sombra de un fulgor lejano e irresistible en continuo funcionamiento. [2]

BIEN

Transformaron el bien y lo sublime hasta tal punto que hoy por hoy no existe nada más repugnante que el bien y lo sublime, es más, la mera pronunciación de estas dos palabras cubre al hombre de vergüenza, llega a ser algo tan odioso, tan repelente que basta con decir una sola vez “el bien” y “lo sublime” para que uno en seguida sienta unas ganas tremendas de vomitar. [4]

CAOS

Cuando el invierno llegó de verdad y con él también la Navidad, comprendió que había vivido su vida en un estado de profunda ignorancia dejándose engañar y creyendo obedecer a un precepto divino al separar el mundo en lo útil y lo dañino cuando de hecho la fuente de ambos era la misma imperdonable crueldad tras la cual acechaba una claridad infernal; además, en seguida se dio cuenta de que el mundo humano no estaba guiado por la vulnerable paz ni por los “mandatos ancestrales del corazón”, pues estos no hacían más que superponerse como una película transparente a la “masa de caos asesino” que vibraba debajo. [2]

CEGUERA

Ciegos eran también el uno respecto al otro los grandes principios de la existencia, ciega la oscuridad y ciega la irradiación, ciega la tierra y ciego el cielo, creando de tal forma una simetría muerta de todo cuanto es extenso en la mirada perdida de un punto de vista superior. [3]

COMPLEJIDAD

Reflexionó de forma terriblemente profunda sobre el universo y se devanó los sesos tratando de penetrar en él pero no pudo ser, la complejidad se volvió más y más opaca, y Korin llegó a tener la sensación de que tal complejidad era en sí el sentido del mundo que trataba de comprender a fuerza de torturarse, que el universo era por tanto idéntico a su propia complejidad. [3]

DECADENCIA

El capitán se frota las sienes, la cara… Es como si lo cubriera una coraza metálica, opaca y gris, una coraza que absorbe la luz, y un poder misterioso inunda su piel: la decadencia resucitada se escapa de los huecos de la osamenta y en seguida llena todos los rincones del cuerpo como hasta entonces había hecho la sangre para llegar hasta las últimas capas de la piel y terminar proclamando su fuerza invencible. [1]

DESGRACIA

Se intensificaba en nosotros la inquietud imposible de acallar que se apodera de personas como nosotros cuando las alcanza una desgracia inesperada y las arranca de la seguridad acostumbrada y natural y de pronto es preciso habituar los ojos a la oscuridad infinita tras la claridad tranquilizadora del hogar. [2]

DESTINO

Percibía una amenaza difusa en la mirada muerta que en ese momento se volvió hacia él, pero en vano hurgaba él en la memoria, no había cometido ninguna ofensa por la que se le pudieran exigir responsabilidades; es más, en las horas difíciles, cuando el “hombre sufriente” se sume en las honduras liberadoras de la autoflagelación, se había confesado que los cincuenta y dos años de su vida que habían transcurrido volando eran insignificantes en comparación con los combates encarnizados de los grandes destinos, así como el humo de un cigarrillo resulta imperceptible en un vagón de tren en llamas. [1]

DIOS

Sospechaba de la existencia de un dios hostil o indiferente que no hacía más que dar forma al carácter implacable o inexpugnable del mundo que se organizaba a sí mismo, de manera que no lo horrorizó que después lo asfixiara el dolor agudo de las autoacusaciones, de los remordimientos de conciencia del espanto, el gemido lamentable de quien ha cometido un crimen, pues era imposible enmendar lo cometido, no había esperanza alguna de oponer cualquier resistencia, ya que sólo se podía vencer aquello que era comprensible. [2]

EXISTENCIA

[Los vientos] se veían en este mundo y se oían y se percibía su existencia y sin embargo no existían pues todo apuntaba a ellos, los movimientos y los sonidos y los olores, pero no se podía mostrar que estaban, que eso de allí eran ellos, ya que su existencia siempre transcurría en el ámbito espectral de la mediación más profunda, ya que eran evidentes pero inalcanzables, ya que eran presentes pero inasibles, ya que excluidos de la existencia eran la existencia misma o, dicho de otro modo, coincidían con la existencia hasta el punto de identificarse con ella, y la existencia no se ve jamás. [5]

FUTURO

El hombre del futuro se encontraba allí, en su persona, puesto que él vivía ya en el futuro, en un futuro desde el cual, mirando atrás, resultaba de todo punto imposible hablar de pérdidas, ya que de hecho no se podía hablar de nada, ya que todo en seguida se convertiría en mentira en esa lengua, sobre todo si alguien intentaba hablar de nuevo de las mañanas y de las noches, sobre todo si intentaba de nuevo hablar de las historias y de las miradas, sobre todo si intentaba volver a hablar de la magia, del estremecimiento y de la eternidad. [4]

GINKGO

Sólo él, ese gigantesco ginkgo, tan terriblemente extraño e indescifrable entre todas las plantas, se levantaba sin posibilidad de esconderse como si acabara de aterrizar allí procedente del oscuro periodo cretáceo del que provenía, como si hubiera atravesado cientos de millones de años para eso, para que se percatara de su presencia incluso aquel que escudriñara desde abajo, desde la estación, cuando llegara y mirara alrededor en busca de la dirección idónea. [5]

HERMES

Hermes […] significa perder la sensación de hallarse en un hogar, la sensación de pertenencia, de dependencia, de confianza, lo cual implica que de pronto aparece un factor de inseguridad en el gran conjunto y acto seguido se descubre que no, que la inseguridad es el único factor, porque Hermes significa el carácter relativo y ocasional de las leyes, el hecho de que Hermes las pone y las quita o de que les da libertad. [3]

HISTORIA

La historia no era la prueba más amarga sino, antes bien, la más divertida demostración de la inaccesible esencia de la realidad. [3]

HORIZONTE

Por el este, el cielo se ilumina con la velocidad de un recuerdo, se apoya con su color rojo y con el azul propio del alba sobre el ondulado horizonte, y sale también el sol con la angustiante inseguridad con que el mendigo sube por la mañana las escaleras de la iglesia, emerge para crear las sombras, para desgajar los árboles, la tierra, el firmamento, los animales, los hombres de esa unidad caótica y gélida en la que se dejaron atrapar como moscas en la telaraña, y todavía llega a ver la noche que huye al otro lado por el horizonte, llega a ver cómo van cayendo uno tras otro sus temibles elementos allá en el oeste cual ejército a la desbandada, desesperado y derrotado. [1]

HUELLA

Nada se perdía sin dejar huella, por cuanto la no existencia poseía su sistema igual que lo existente; y seguían vivos tanto Alá como el Príncipe rebelde y las estrellas muertas del firmamento, así como la Tierra desnuda con sus leyes sin dios y el hecho terrorífico del infierno y también el reino demoniaco: realidades, miles y miles de mundos […], cada uno según su orden particular, sublime o terrible. [3]

HUNGRÍA

A la caída de una nueva noche todavía yacíamos aturdidos por el cansancio, y sólo se produjo un sordo murmullo cuando uno de nosotros alzó de pronto la cabeza, se incorporó, se dirigió a la popa y, señalando el paisaje que desaparecía ya para siempre sumido en una densa oscuridad, exclamó con un alivio teñido de amargura: “Mirad, aquello era Hungría.” [2]

IDENTIDAD

La identificación sólo les suscitaba problemas a ellos, pues a nosotros nos daba lo mismo qué documento aceptaban: ni nuestra identidad ni nuestras personas tenían ya particular importancia. Nuestros documentos no decían nada, ya que ni siquiera nosotros podíamos determinar en realidad cuál era el verdadero y cuál el falso; considerábamos que cualquier nombre, cualquier dato podía referirse también a nosotros, y como nos resultaba difícil decidir “qué nos convenía ser” optamos por conservar todos los papeles que con el tiempo se habían acumulado, y eran muchos. [2]

IMAGINACIÓN

No existe ninguna diferencia entre yo y un insecto, entre un insecto y un río, entre un río y el grito que lo cruza. Todo funciona de manera vacua e irracional, por la fuerza de una interdependencia y de una oscilación salvaje y atemporal, y sólo nuestra imaginación, y no nuestros sentidos condenados eternamente al fracaso, nos incita a creer en todo momento que podemos liberarnos de las zanjas de la miseria. [1]

IMPORTANCIA

El espíritu de la situación hizo que cada vez más objetos personales empezaran a sustituir los objetos útiles que se habían ido acumulando como consecuencia de un inicialmente involuntario sentido práctico hasta que al final no quedó nada práctico: en vez de la ropa interior de abrigo se incluyó el reloj de cuco roto; en vez de la harina y el chocolate en polvo, la colección de etiquetas de cajas de cerillas, y en los días previos a la partida ya daba la impresión de que una boquilla barata tenía más importancia que el infiernillo y unas conchas de mar más que los analgésicos para el dolor de muelas y de cabeza. [2]

IMPOTENCIA

Los dos relojes […] indican dos horas diferentes, aunque ninguno de ellos lo hace con exactitud. El nuestro […] atrasa demasiado y aquel, en cambio, no mide el tiempo sino la eternidad de la servidumbre, con la cual nuestra relación semeja la de una ramilla con la lluvia: una relación de impotencia. [1]

INUTILIDAD

En ese tiempo implacable se agrietarían uno tras otro los muros, se desgajarían las ventanas y las puertas, se ladearía y caería la chimenea, se desintegrarían los clavos en las paredes, se cegarían los espejos que quedaran, y el edificio hundido semejaría una triste mamarrachada, un barco que ha hecho aguas, ha naufragado y anuncia melancólicamente la inutilidad del lamentable combate de la lluvia, de la tierra y de los frágiles propósitos humanos. [1]

LLUVIA

La lluvia caía incesante y silenciosa; con el viento que se levantaba y amainaba de golpe temblaba la superficie inmóvil de los charcos, mas de una forma tan débil por ese pesaroso contacto que ni siquiera se agrietaban las capas muertas de su protección nocturna, y en lugar de recuperar el brillo cansado del día anterior, las pozas absorbían de forma cada vez más decidida la luz que poco a poco emergía por oriente. Una membrana fina y viscosa cubría los troncos de los árboles, las ramas que crujían de cuando en cuando, la hierba aplastada y putrefacta e incluso el “castillo”, como si los escurridizos agentes de la oscuridad los hubieran marcado para la noche siguiente en que continuaría la destrucción correosa y corrosiva. [1]

LUZ

Maldecía también la luz que al iluminar mostraba, que manifestaba que sólo existía un mundo y nada fuera de este mundo. [4]

MEMORIA

Por mucho que lo intentara no podría parar ese ataque alevoso contra la creación humana, de ahí que comprendiera a tiempo que lo único que podía hacer era arrostrar con la memoria esa descomposición siniestra y taimada, confiando en que si bien acabaría presa de fluidos serpenteantes que circulaban bajo tierra con rumbos misteriosos todo cuanto construyeron los albañiles, ensamblaron los carpinteros, cosieron las costureras, cuanto crearon hombres y mujeres trabajando duramente, su memoria seguiría viva hasta que sus órganos cancelaran “el acuerdo sobre el que se basaba su relación comercial”, hasta que sus carnes y huesos terminaran atacados por los buitres mortíferos de la putrefacción. [1]

MIRADA

Si miramos el mundo con odio y repugnancia el mundo se vuelve odioso y repugnante, y si lo hacemos con amor y esperanza se vuelve imprevisible y hostil; lo mejor es entonces no mirarlo en absoluto. Acabar con el mirar alrededor, no preguntarse si estamos viendo una cara dulce y sonriente o una jeta de sonrisa diabólica, una mano que se dispone a acariciar o a golpear, superar de manera definitiva la curiosidad primigenia, la inclinación heroica a observar y espiar, todo eso es lo mínimo que podemos hacer. [2]

MISTERIO

A veces tenía la sensación de que, bueno, por fin acababa de tomar quizá el rumbo correcto, pero al final volvía a ser todo chato y más chato, pues esa extinción o destrucción, no sabía cómo llamarla, era una circunstancia tan misteriosa que lo superaba y, en su opinión, superaba también a los demás, y lo único seguro era que se trataba de uno de los misterios más singulares de la historia humana, de la aparición y desaparición de la nobleza en la historia o, para ser exacto, de la aparición y desaparición de la nobleza frente a esta historia. [4]

MUERTE

De repente percibió un regusto amargo en la lengua y lo interpretó como una señal de la muerte. Desde que se desmanteló la explotación, desde que la gente se dispersó a la misma velocidad y con el mismo ímpetu con que en su día se presentó, y él se quedó allí varado […], examinaba todos los días el sabor de las comidas, pues consideraba que lo primero que hacía la muerte era instalarse en las sopas, en las carnes, en las paredes; muchas vueltas daba a los bocados entre la lengua y el paladar antes de tragarlos, sorbía poco a poco el agua o el escaso vino que a veces le llegaba, y en ocasiones sentía un deseo irrefrenable de arrancar un trozo al salitroso revoque en la sala de bombas de la nave de maquinaria, donde vivía, y probarlo para reconocer por ciertas irregularidades en el orden de los aromas y sabores la Señal, confiado en que la muerte fuera algo así como una advertencia y no lo desesperantemente definitivo. [1]

NOCHE

La noche de finales de octubre seguía un único ritmo; según un orden que ni las palabras ni la imaginación conseguían descifrar, marcaba un extraño compás en los árboles, en la lluvia, en el barro; en la penumbra, en la oscuridad que se alejaba poco a poco, en las sombras desdibujadas, en los músculos cansados; en el silencio, en los objetos humanos, en las curvas de la irregular carretera; mientras los tejidos se desintegraban en los cuerpos, los cabellos seguían otra cadencia; el crecimiento y la decadencia iban en direcciones diferentes; sin embargo, ese retumbo con miles de ecos, ese ruido nocturno confuso y frenético formaban parte de un único ritmo destinado a tapar la desesperación: detrás de las cosas aparecían obstinadamente otras, y todas ellas se perdían inconexas en el horizonte. [1]

PALIDEZ

En realidad bastaría nuestra palidez como brillo diferenciador, como brillo que podría traicionarnos en cualquier instante, cual si ni siquiera nuestra piel sirviera para oponer resistencia, sino sólo para dejar pasar y retener la luctuosa claridad matutina impregnada del azul de la conciencia de culpa: bastaría, para ser precisos, nuestra palidez como brillo infernal que todos nosotros nos hemos buscado. [2]

PODER

Sabía con una certeza casi absoluta cómo se produjo la toma del poder por parte de los señores de hoy, en un proceso igualmente lento pero tanto más pertinaz, pues así sucedió, en paralelo, en una simetría infernal, parasitaria: mientras el uno poco a poco se consumía, se disolvía, se convertía en nada, el otro se volvía gradualmente más y más público y manifiesto; el uno iba perdiendo progresivamente, el otro ganando progresivamente, derrota y victoria, derrota y victoria: así transcurrió todo. [4]

POESÍA

Aquello que mienta la sombra, aquello que la nombra y la describe y que le confiere un sentido mediante ese acto de nombrar y describir, es, lógicamente […], la poesía. [4]

SENCILLEZ

La infinita sencillez, pues, que constituía [la esencia del jardín], significaba la concentración definitiva de la belleza, la energía y el hechizo de la simplicidad a cuyo influjo nadie podía sustraerse, de modo que quien lo veía ya no quería desprenderse nunca más y allí se quedaba, contemplando la alfombra de musgo que seguía de forma suave y ondulada la superficie del terreno irregular que tenía debajo, se quedaba para comprobar que el color plateado verdoso era como el paisaje de un cuento pues todo fulgía desde dentro. [5]

SISTEMA

El sistema se fue puliendo durante años, día tras día, a través de autoflagelaciones, de castigos, de oleadas de repugnancia por los errores cometidos, pero tras superar las inseguridades iniciales y las dudas que de vez en vez afloraban, llegó el momento en que ya no tuvo que comprobar uno por uno cada uno de sus gestos, en que los objetos encontraron su lugar definitivo y él mismo pudo dirigir de forma ciega y decidida hasta los detalles más nimios de su actividad y confesarse finalmente, sin ningún ápice de autoengaño o de exceso de confianza, que su vida funcionaba a la perfección. [1]

TRADICIÓN

La tradición existe […], la tradición se basa en la observación, en la repetición y en el respeto al orden interno de la naturaleza y a la naturaleza de las cosas, y […] ni el sentido ni la limpieza de la tradición pueden ponerse en duda. [5]

TRIUNFO

Así transcurrió la cosa durante siglos y siglos, ora de forma encubierta, ora sin tapujos ni ambages, ora de manera discreta, ora a lo bruto, pero funcionaba, funcionó durante cientos y cientos de años, siempre de la misma manera, siguiendo el ejemplo de las ratas que atacan a traición, porque para el triunfo completo y definitivo había que lograr lógicamente que el rival, esto es, todo lo noble, excelso y magnífico, de entrada no presentara batalla por motivos internos, no participara en la lucha que provocaría su mera presencia empeñada en buscar un universo humano más equilibrado, para lo cual convenía que no hubiera ningún tipo de lucha, sólo la repentina desaparición de uno de los contrincantes. [4]

VÉRTIGO

Contempló con tristeza aquel cielo que no auguraba nada bueno, los restos abrasados del verano recorrido por bandadas de langostas, y de pronto vio desfilar en una misma rama de acacia la primavera, el verano, el otoño y el invierno, como si percibiera la totalidad del tiempo que jugueteaba en la esfera inmóvil de la eternidad mostrando una infernal línea recta, la cual daba la impresión de atravesar el paisaje escabroso del caos y, al crear así la altura, alimentaba a la vez la ilusión de que el vértigo era algo necesario. [1]

FUENTES

[1] Tango satánico, traducción de Adan Kovacsics, Acantilado, 2017

[2] Relaciones misericordiosas, traducción de Adan Kovacsics, Acantilado, 2023

[3] Guerra y guerra, traducción de Adan Kovacsics, Acantilado, 2009

[4] Ha llegado Isaías, traducción de Adan Kovacsics, Acantilado, 2009

[5] Al Norte la montaña, al Sur el lago, al Oeste el camino, al Este el río, traducción de Adan Kovacsics, Acantilado, 2007


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