La “revuelta del público” de los últimos años –con gente permanentemente indignada en redes sociales y un torbellino de información que ha socavado la autoridad de las instituciones– dibuja un escenario a la vez benéfico para los discursos populistas y desfavorable para la verdad. La crisis de los expertos, la legitimidad a la baja de los medios tradicionales de comunicación, el auge del antiintelectualismo y el desprecio por el pensamiento complejo y los datos son las nuevas reglas del juego. Es un mundo para el que todavía no tenemos categorías que nos permitan entenderlo.

Para el exanalista de la cia Martin Gurri se trata de la “internetización de la política”: grupos horizontales y sin estructura que solo tienen claro contra qué están. Una fragmentación social que conduce a una fragmentación política y que abarca movimientos como la Primavera Árabe, los chalecos amarillos y el independentismo catalán. Las instituciones democráticas no son las únicas que han perdido autoridad. En Estados Unidos los grandes periódicos liberales no tienen ya la influencia que presumían en el pasado, pero ¿cuál es su responsabilidad?

Tres textos delinean el problema en el contexto mexicano: Christopher Domínguez Michael analiza la reciente campaña de infundios contra Enrique Krauze para encontrar aquellos elementos que le dieron vida, entre ellos, el antiintelectualismo. Sandra Barba pone bajo la lupa los límites y los alcances del feminismo “especializado” de las organizaciones de la sociedad civil. Finalmente, Luis R. Castrillón expone la facilidad con la que el conocimiento convencional se abre paso en las redes sociales, en detrimento del rigor científico. ~