Ilustraciones: Martรญn Kovensky

El joven Borges y Argentina

Se ha querido ver en Borges a un escritor poco interesado en la polรญtica y ajeno a los problemas de su paรญs. Sin embargo, como cuenta en este ensayo su biรณgrafo Edwin Williamson, el joven Borges estuvo atento a las grandes corrientes ideolรณgicas de su tiempo y participรณ en las grandes disputas polรญticas, y singularmente histรณricas, de la Argentina del siglo XX.
Aร‘ADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

La figura de Borges ha suscitado varios mitos que han contribuido a su fama extraordinaria pero que a mi juicio han creado muchas distorsiones y malentendidos acerca de su vida y obra. El mito mรกs difundido es el de Borges como un manso escritor que vivรญa casi fuera del tiempo en una especie de utopรญa literaria, y para quien la creaciรณn literaria, por tanto, era un juego autorreferencial o una reescritura de textos anteriores. Un mito asociado representa a Borges como un escritor cosmopolita desarraigado de un contexto especรญfico que muy bien podรญa haber escrito en inglรฉs o en francรฉs. Estos mitos dieron lugar a la idea de Borges como un hombre ignorante de la polรญtica, si no es que como un reaccionario que apoyรณ a las juntas militares de los aรฑos setenta en la Argentina o a Pinochet en Chile. En mi biografรญa Borges. Una vida me propuse, entre otras cosas, examinar estos mitos, situando al escritor en su contexto argentino y analizando sus textos dentro de una estricta cronologรญa.[1] El resultado fue bastante sorprendente: descubrรญ que muchos de sus textos aludรญan de manera oblicua tanto a su vida personal como a los acontecimientos de la historia y la actualidad argentinas. Era evidente que Borges estaba imbuido de una fuerte conciencia de la responsabilidad del escritor ante la historia y que hasta el final de su vida se comprometiรณ con el destino de su patria. En este ensayo voy a dirigirme a una cuestiรณn que los mitos asociados a la figura de Borges han contribuido a perder de vista: cรณmo entendรญa Borges la historia argentina, y cรณmo esto influyรณ en la formaciรณn de sus valores polรญticos y en sus escritos. Tambiรฉn quisiera demostrar que habรญa una especie de relaciรณn dialรฉctica entre su visiรณn de la historia argentina y su concepciรณn de la escritura, y que los cambios en un campo tuvieron repercusiones en el otro.

En una entrevista de 1973 Borges opinรณ que el significado de la independencia de la Argentina residรญa en el hecho de que los criollos habรญan โ€œquerido dejar de ser espaรฑolesโ€ y habรญan hecho un โ€œacto de feโ€ en la posibilidad de crear una identidad nacional distinta de la espaรฑola.[2] Ademรกs, dijo que, si los argentinos no perseveraban en la lucha por forjar esta nueva identidad, โ€œmuchos de nosotros correrรญamos el albur de recaer en espaรฑoles, lo cual significarรญa una manera de desmentir toda la historia argentinaโ€. Es curioso cรณmo Borges parecรญa concebir la identidad nacional argentina como algo bastante frรกgil, como una obra colectiva que muy bien podรญa disolverse, y que por tanto habรญa que vigilar y preservar activamente para que no se revelara como una mera ilusiรณn.

 

El joven Borges y Argentina 2

Martรญn Kovensky

Este sentido de la fragilidad de la identidad argentina habรญa sido una idea generalizada en la รฉpoca de la niรฑez y juventud de Borges.[3] En las primeras dรฉcadas del siglo XX, el tremendo avance econรณmico de la Argentina habรญa atraรญdo una enorme cantidad de trabajadores extranjeros al paรญs y Buenos Aires, en particular, era un enorme hervidero de gente de muchas nacionalidades distintas. Esta inmigraciรณn tan masiva suscitรณ los temores de que las grandes oleadas de extranjeros desestabilizaran el paรญs y de que los criollos se convirtieran en pseudoeuropeos o, peor aรบn, en una raza mestiza sin cualidades inherentes propias. ¿Quรฉ significaba ser argentino? El establishment polรญtico buscรณ una respuesta en su poeta mรกs famoso, Leopoldo Lugones, que en 1913 pronunciรณ una serie de conferencias magistrales en el Teatro Odeรณn de Buenos Aires, a las que asistieron el presidente de la repรบblica y varios ministros del gabinete. El tema fundamental de estas conferencias era que los gauchos habรญan suministrado el cimiento de la identidad criolla, ya que habรญan formado la columna vertebral de los ejรฉrcitos patriotas en las guerras de independencia, y El gaucho Martรญn Fierro de Josรฉ Hernรกndez debรญa ser considerado la รฉpica nacional de la Argentina porque expresaba el espรญritu y el carรกcter esenciales del pueblo del Rรญo de la Plata encarnados en el gaucho. Cuando Lugones publicรณ estas conferencias en un libro titulado El payador, declarรณ en el prรณlogo: “El objeto de este libro, es, pues, definir […] la poesรญa รฉpica, demostrar que nuestro Martรญn Fierro pertenece a ella, estudiarla como tal, determinar simultรกneamente, por la naturaleza de sus elementos, la formaciรณn de la raza, y con ello formular, por รบltimo, el secreto de su destino.”[4] Esta interpretaciรณn del Martรญn Fierro iba a influir en el nacionalismo argentino durante muchas dรฉcadas, dรกndole un sesgo muy conservador y hasta reaccionario por el lugar privilegiado concedido al gaucho y a los criollos en la concepciรณn de la identidad nacional.

De hecho, las realidades sociales y polรญticas de la Argentina contemporรกnea no permitรญan semejante visiรณn elitista y retrospectiva de la historia de la naciรณn: habรญa millones de personas en el paรญs ademรกs de los criollos, y la poblaciรณn de las ciudades superaba con mucho a la del campo. Unos pocos aรฑos despuรฉs de que Lugones diera sus conferencias sobre el gaucho, la voz de las masas urbanas se hizo oรญr cuando el lรญder del Partido Radical, Hipรณlito Yrigoyen, fue elegido presidente en 1916. Su perรญodo de gobierno vio un aumento de demandas populares de reformas y una inflaciรณn alta acompaรฑada de una creciente militancia obrera que provocรณ temores de un retorno a la inestabilidad crรณnica entre la clase polรญtica.

Cuando la familia Borges regresรณ a la Argentina en 1921, despuรฉs de siete aรฑos en Europa, se encontrรณ con una situaciรณn polรญtica muy agitada y conflictiva. Al poco tiempo de su llegada, el joven Borges aborda la cuestiรณn de la identidad nacional en un texto titulado “Buenos Aires”, publicado en octubre de 1921, donde contempla su ciudad natal despuรฉs de su larga ausencia en el extranjero y ve en sus casas chatas “la traducciรณn, en cal y ladrillo” del “fatalismo vergonzante del criollo que intenta hoy ser occidentalista y no puede”.[5] Concibe a los criollos viviendo en una especie de vacรญo cultural, en un estado indeterminado entre el pasado espaรฑol y un futuro incierto que muy bien podrรญa resultar en su conversiรณn en pseudoyanquis:

 

¡Pobres criollos! En los subterrรกneos del alma nos brinca la espaรฑolidad, y empero quieren convertirnos en yanquis, en yanquis falsificados, y engatusarnos con el aguachirle de la democracia y el voto.

 

La arquitectura modesta de la ciudad parece corresponder a esta condiciรณn abyecta de los criollos, pero Borges vislumbra ciertas posibilidades de redenciรณn:

 

Casas de Buenos Aires con azoteas de baldosa o de cinc, huรฉrfanas de torres excepcionales o de briosos aleros, comparables a pรกjaros mansos con las alas cortadas. Pero ¿quรฉ importa? En una de ellas muriรณ Evaristo Carriego […] Y en otra de ellas ha de nacer nuestro Mesรญas.

 

Este es el embriรณn de una idea de Borges que va a crecer en los aรฑos siguientes: la idea de un mesรญas que “salvarรญa” a los criollos de su condiciรณn indeterminada en cuanto a su identidad cultural.

El primer brote de esta vocaciรณn mesiรกnica del joven Borges se manifestรณ durante su segunda visita a Espaรฑa en 1923-1924, donde escribiรณ un ensayo llamando a los jรณvenes poetas de la Argentina a expresar el espรญritu de su tierra natal en sus versos: “Creo que nuestros versos deberรญan tener sabor de patria, como guitarra que sabe a soledades y a campo y a poniente detrรกs de un trebolar.”[6] Pero esta vocaciรณn mesiรกnica encuentra un escollo en su pesimismo acerca del curso de la historia argentina. La naturaleza de este escollo es evidente en el ensayo “Queja de todo criollo”.[7] Segรบn Borges, el carรกcter de los criollos se habรญa definido en los primeros dรญas de la repรบblica, pero el progreso econรณmico habรญa casi destruido lo distintivo de la cultura criolla. El advenimiento del ferrocarril, el reemplazo de la fรกcil ganaderรญa por la “logrera agricultura”, el “encarcelamiento” de la pampa por el alambre de pรบa, el sojuzgamiento de los gauchos, todo habรญa conspirado para convertir al criollo en un extraรฑo en su tierra natal. Todo aquello habรญa provocado “la tragedia criolla”, y lo รบnico que les quedaba a los criollos era aprender a “morirse bien”, a morir sin quejarse demasiado, debรญan “morir cantando”.

De hecho, el propio Borges escribiรณ un poema que titulรณ “Dulcia linquimus arva”, una cita de las primeras lรญneas de la primera รฉgloga de las Bucรณlicas de Virgilio, en la que el poeta latino lamenta dejar sus tierras ancestrales, sus “dulces campos”, por la ciudad de Roma.[8] Aquรญ Borges alabรณ a los “soldados y estancieros” que construyeron la patria despuรฉs de la independencia. Pero el poeta mismo no sabรญa nada de aquellos “altos (…) dรญas”; era un “hombre de ciudad, de barrio, de calle”, cuya tristeza encontraba voz en la queja larga de los tranvรญas lejanos en las tardes. En un epรญgrafe caracterizรณ este poema como “mi canciรณn de criollo final”, y era, de hecho, una especie de canto de cisne para los criollos, destinados a morir espiritualmente en la gran urbe cosmopolita de Buenos Aires, convertida ya en un lugar de alienaciรณn, una gran Babel, para los propios nativos.

Esta interpretaciรณn de la historia argentina tiene varios puntos en comรบn con la de Leopoldo Lugones. Para empezar, presenta la cuestiรณn de la identidad nacional como un asunto privilegiado de los criollos; tambiรฉn concuerda con la idea de la pampa y el gaucho como las autรฉnticas seรฑas de identidad argentina. Este enfoque representa la marcha de la historia argentina, no en tรฉrminos de “progreso” –esa tan potente idea liberal del siglo XIX– sino como un deslizamiento irresistible hacia el vacรญo, como un callejรณn sin salida para los criollos. En esta coyuntura, pues, la visiรณn de la Argentina del joven Borges es tan nostรกlgica y potencialmente reaccionaria como la de Lugones.

El joven Borges y Argentina 3

Martรญn Kovensky

Sin embargo, alrededor de octubre 1924, Borges empezรณ a vislumbrar una salida a esta interpretaciรณn tan pesimista. Las cosas empezaron a cambiar cuando leyรณ el Ulises de James Joyce, que se habรญa publicado en Parรญs dos aรฑos antes. En una reseรฑa, Borges expresรณ su admiraciรณn por la manera en que Joyce habรญa combinado lo cotidiano con lo mรญtico en una novela รฉpica que abarcaba un solo dรญa en la Dublรญn contemporรกnea pero que ofrecรญa una variedad de episodios comparable a la Odisea.[9] El irlandรฉs habรญa sido capaz de captar lo especรญfico del tiempo y el lugar de su ciudad natal y al mismo tiempo realzar sus cualidades universales.

A raรญz de su encuentro con Ulises, Borges concibiรณ la idea de componer una obra extensa y sustancial sobre la Argentina. Pero para realizar tal empresa tenรญa que cambiar su concepciรณn de la escritura: tenรญa que romper con la poรฉtica de la vanguardia hispรกnica, dominada entonces por el ultraรญsmo, el futurismo y el dadaรญsmo. En “Despuรฉs de las imรกgenes”, Borges declara que el poeta debรญa ir mas allรก de las imรกgenes y “alucinar ciudades y espacios de la conjunta realidad”.[10] La idea de conseguir una visiรณn de conjunto es una preocupaciรณn insistente en este perรญodo, como se ve en una reseรฑa de las memorias de Ramรณn Gรณmez de la Serna, donde afirma que era preciso buscar “una visiรณn total del vivir”, una “concordia”, una “sรญntesis”.[11] Lo que a Ramรณn le faltaba, observa Borges, era el tipo de principio unificador que en la nueva matemรกtica estaba representado por el “signo Alef [sic]”, “el seรฑalador del infinito guarismo que abarca los demรกs”. Esta es la primera vez que Borges emplea el tรฉrmino “Alef” y es significativo que la idea de un “Alef” que le ofreciera al escritor “una visiรณn total del vivir” coincidiera con el enamoramiento de Borges de una muchacha argentina de origen noruego llamada Norah Lange. Esto ocurriรณ en los รบltimos meses de 1924 y comienzos de 1925, y fue la causa principal de su ruptura final con Concepciรณn Guerrero.[12] Su amor por Lange va a transformar su concepto de la poesรญa e imbuirle de una enorme confianza en sus poderes creativos.

Hacia finales de 1925, Borges empezรณ a aludir a “una historia en verso de la Argentina” que pensaba componer. Hay solo dos alusiones existentes a ese proyecto, asรญ que es difรญcil decir cuรกndo se le ocurriรณ por primera vez, pero le contarรญa a Guillermo de Torre que los poemas de ese libro, al cual le habรญa puesto el titulo Cuaderno San Martรญn, tendrรญan el estilo de “El general Quiroga va en coche al muere”, poema publicado por primera vez en Luna de enfrente.[13] Seis meses mรกs tarde publicรณ dos poemas en la revista Nosotros y mencionรณ que podรญan ser incluidos en un libro que estaba planeando escribir llamado Cuaderno San Martรญn.[14]

Podemos reconstruir hasta cierto punto la naturaleza de este proyecto. Tomados en secuencia, los tres poemas trazan una lรญnea de continuidad desde los dรญas de la primera repรบblica hasta la รฉpoca de la infancia del poeta. En “El general Quiroga va en coche al muere”, un poema sobre el famoso episodio donde el caudillo Facundo Quiroga fue asesinado por agentes del tirano Rosas, Borges expresa una especie de envidia del arraigo de Quiroga: el caudillo estรก “afianzado y metido en la vida / como la estaca pampa bien metida en la pampa”. Borges no se habรญa despojado del todo de su mentalidad de “criollo final”: sus sentimientos de inferioridad en relaciรณn con los hรฉroes de la repรบblica temprana siguen siendo evidentes. El segundo poema es una evocaciรณn de Villa Ortรบzar, suburbio pobre del noroeste de Buenos Aires. La tristeza del poeta encuentra un correlativo en la nostalgia de Villa Ortรบzar por la vida de la pampa – se dice del campo que “pesa” sobre el arrabal–. Tambiรฉn aparece una actitud de pesimismo con respecto al transcurso de la historia argentina. El tercer poema, “La fundaciรณn mitolรณgica de Buenos Aires”, gira sobre la idea de que la ciudad fue fundada por los conquistadores espaรฑoles en el barrio de Palermo, y especรญficamente en la misma manzana en la que el propio Borges fue criado de niรฑo. Aquรญ encontramos una suerte de celebraciรณn de la ciudad en un tono alegre y despreocupado que indica una actitud nueva hacia Buenos Aires. La evocaciรณn de este Palermo culmina en los versos: “A mรญ se me hace cuento que empezรณ Buenos Aires: / la juzgo tan eterna como el agua y el aire.” La ciudad de Buenos Aires se transformarรก en mito, se harรก parte de una realidad eterna; mรกs precisamente, Borges tomarรก el Palermo de su niรฑez y transformarรก con su pluma ese barrio marginal en la esencia misma de su ciudad natal.

Los tres poemas de esta “historia en verso de la Argentina” en ciernes son tan distintos en forma, tono y tema que indican una falta de unidad orgรกnica en el proyecto. Es evidente que Borges no habรญa dado todavรญa con la idea que le permitiera superar el pesimismo de “criollo final” derivado de Lugones y conseguir una visiรณn mรกs positiva del futuro de la Argentina y su propia relaciรณn con ella. Sin embargo, el tercer poema constituye un importante avance en su pensamiento. El Palermo retratado ahรญ es un barrio de tabernas pintadas de rosa, mรบsica de tango, partidas de truco, gemido de organitos y besos de novias. Representa, en realidad, un homenaje a Evaristo Carriego, que fue el poeta que cantรณ por primera vez la vida de los suburbios pobres de Buenos Aires. Esta “fundaciรณn mitolรณgica” de la ciudad, entonces, se realizarรญa gracias a la voluntad creadora del propio Borges, pero la esencia de este Buenos Aires mitolรณgico no serรญa el producto de la imaginaciรณn de Borges sino un remedo del Palermo ya esbozado en los versos de Carriego. Ademรกs, este Buenos Aires supuestamente esencial se presenta como desligado de la historia argentina: el poema da un salto desde la fundaciรณn espaรฑola hasta el Palermo imaginado por Carriego, un hiato que seรฑala que Borges no ha podido concebir una visiรณn coherente todavรญa de la historia real del paรญs.

El joven Borges y Argentina 4

Martรญn Kovensky

Sin embargo, la evoluciรณn aquรญ notada hacia una actitud mรกs positiva en relaciรณn a Buenos Aires corre en paralelo con su enamoramiento de Norah Lange en el curso de 1926. En junio, un mes despuรฉs de publicar “La fundaciรณn mitolรณgica de Buenos Aires”, Borges publicรณ “Profesiรณn de fe literaria”, donde expuso los principios de su credo literario basado en una รญntima dialรฉctica entre el poeta y su medio ambiente.[15] Era una poรฉtica de un expresionismo extremo: la escritura era “plena confesiรณn de un yo, de un carรกcter, de una aventura humana”. El lenguaje literario tenรญa que estar empapado con la experiencia del mundo particular del escritor, de manera que la obra tuviera el sello de la personalidad รบnica de su hacedor: “las palabras hay que conquistarlas, viviรฉndolas”. Unos meses mรกs tarde declararรญa: “Yo hago versos para sentirme mรกs en Buenos Aires, para afianzarme la intimidad recuperada de Buenos Aires.”[16]

Su amor por Norah Lange no solo le inspirรณ una nueva fe literaria sino que le dio la clave para superar su pesimismo histรณrico, su complejo de “criollo final”. En primer lugar, Lange habรญa nacido en la Argentina pero era de familia noruega por las dos partes, con mezcla irlandesa; o sea, no era una criolla, era un producto de la gran inmigraciรณn al paรญs. En segundo lugar, vivรญa en un caserรณn de la calle Tronador, en el barrio noroeste de Villa Urquiza, bordeando la pampa. El barrio de la amada, por tanto, estaba situado en las extremidades de la gran urbe; formaba parte de “las orillas” de Buenos Aires, como el barrio de Palermo en que Borges mismo se habรญa criado. Y era precisamente esta situaciรณn liminar de las orillas lo que le inspirรณ la idea que buscaba para crear su gran obra joyceana. En un ensayo que publicรณ en enero de 1926, con el estrambรณtico tรญtulo de “La pampa y el suburbio son dioses”, observaba que era natural que la pampa y el gaucho fueran reverenciados como “arquetipos” o “tรณtems” en una comunidad pastoral como la Argentina, pero los barrios de Buenos Aires tambiรฉn habรญan adquirido un estatus totรฉmico, porque aunque la gran ciudad era “babรฉlica”, un sitio que atraรญa inmigrantes “de las cuatro puntas del mundo”, los barrios perifรฉricos seguรญan impregnados por la influencia de la pampa.[17] Es decir que en las orillas de Buenos Aires se podรญa imaginar una continuidad entre el heroico pasado criollo y el presente urbano del paรญs, con su mezcla de criollos e inmigrantes. Y en las orillas, ademรกs, Borges iba a encontrar precisamente el sรญmbolo que buscaba para representar la ciudad de Buenos Aires. Ese sรญmbolo era la figura del compadrito, el cuchillero del suburbio. Era el sรญmbolo adecuado porque era una figura liminar, a la vez un hombre de ciudad, producto por ello de la fusiรณn entre criollo e inmigrante, y, en tanto cuchillero, heredero del gaucho de la pampa.[18]

Ahora Borges podรญa articular una visiรณn positiva de la historia argentina. Su amor por Norah Lange le ofreciรณ un “Alef”: una “concordia” entre el pasado y el presente, un sรญmbolo que representaba una “sรญntesis” de la ciudad y la pampa, lo cual suponรญa, si no exactamente “una visiรณn total del vivir”, una visiรณn coherente de su paรญs que le abrรญa la posibilidad de crear una gran obra mitolรณgica a la manera de Joyce. Esto permitiรณ a Borges ir mรกs allรก de la obra de Carriego: reconocรญa su deuda con Carriego en tanto que habรญa sido รฉl el primer poeta que habรญa cantado las orillas de Buenos Aires; pero Carriego, aunque habรญa intuido las posibilidades รฉpicas del arrabal, solo habรญa cultivado sus aspectos sentimentales, segรบn Borges; el arrabal, por tanto, seguรญa siendo un “sรญmbolo a medio hacer”.[19] Asรญ pues, Borges pudo relegar a Carriego a la funciรณn de un Juan Bautista, mientras que รฉl se otorgaba el papel de verdadero mesรญas de los criollos, capaz de redimir a su pueblo de ese estado indeterminado entre espaรฑoles y yanquis que habรญa lamentado en su ensayo sobre Buenos Aires de 1921.

En el curso del aรฑo 1926 Borges escribiรณ una serie de ensayos sobre su nuevo proyecto literario-cultural cuyo objetivo fundamental era “la poetizaciรณn” de Buenos Aires:

 

¡Quรฉ lindo ser habitadores de una ciudad que haya sido comentada por un gran verso! […] Pero Buenos Aires, pese a los dos millones de destinos individuales que lo abarrotan, permanecerรก desierto y sin voz, mientras algรบn sรญmbolo no lo pueble. La provincia sรญ estรก poblada: allรญ estรกn Santos Vega y el gaucho Cruz y Martรญn Fierro, posibilidades de dioses. La ciudad sigue a la espera de una poetizaciรณn.[20]

 

Se proponรญa componer una novela รฉpica en la que los cuchilleros de los arrabales serรญan elevados al nivel de hรฉroes.[21] Esa รฉpica de Buenos Aires serรญa creada desde la cultura popular de los barrios: las leyendas, anรฉcdotas, canciones y dichos de la gente comรบn que vivรญa en los arrabales populosos de la gran metrรณpolis. Sus ideas aรบn estaban en un estado de flujo: no habรญa decidido todavรญa si la รฉpica de Buenos Aires debรญa ser escrita en verso o en prosa –de hecho, se referรญa a ella como una “novela” ya fuera en prosa o en verso–, pero se inclinaba hacia el verso porque las guitarras de la gente comรบn podrรญan entonces darle “su fraternidad”.[22] Tampoco habรญa resuelto la cuestiรณn del lenguaje y el estilo en el que serรญa escrita esta รฉpica: ¿debรญa ser una forma del “arrabalero”, el dialecto basado en el argot criminal conocido como lunfardo? Se decidiรณ por un espaรฑol castellano con inflexiones de acento argentino, porque el “arrabalero” era un medio demasiado limitado para hacer frente a la amplitud de sentimiento e ideas que exigirรญa una รฉpica de Buenos Aires, a menos que se encontrara un poeta que pudiera hacer por los compadritos de la ciudad lo que Josรฉ Hernรกndez habรญa hecho por los gauchos con su Martรญn Fierro.[23] De hecho, solo ha sobrevivido un ejemplo del tipo de tratamiento รฉpico del arrabal que Borges tenรญa en mente en ese perรญodo: un bosquejo narrativo titulado “Leyenda policial”, en que Borges buscรณ dotar un duelo a cuchillo entre dos compadritos de dignidad รฉtica y resonancia mรญtica.[24]

El joven Borges y Argentina 5

 

Martรญn Kovensky

La exposiciรณn mรกs plena de la nueva vocaciรณn mesiรกnica de Borges puede encontrarse en โ€œEl tamaรฑo de mi esperanzaโ€, ensayo que demuestra que ya habรญa superado por completo su complejo de โ€œcriollo finalโ€.[25] En ese ensayo Borges mantenรญa aรบn que el proceso de modernizaciรณn habรญa amenazado la identidad criolla tradicional. El carรกcter de los criollos habรญa sido establecido en los primeros dรญas de la repรบblica, y el mรกs grande de estos criollos fue el tirano Juan Manuel de Rosas. Sin embargo, gracias a Sarmiento, un hombre que, afirmaba Borges, odiaba y repudiaba todas las cosas criollas, el proceso de desarrollo econรณmico se habรญa puesto en marcha, y ese โ€œprogresismoโ€ se reducรญa a โ€œsometernos a ser casi norteamericanos o casi europeos, un tesonero ser casi otrosโ€. Aun asรญ, Borges ya no pensaba que el progreso provocarรญa una โ€œtragediaโ€ para los criollos; en vez de la aversiรณn por la metrรณpolis babรฉlica que habรญa sentido apenas un aรฑo antes, uno encuentra cierto orgullo afectuoso por su ciudad natal: su enormidad y diversidad planteaban un desafรญo creativo al escritor: la gran urbe debรญa ser domada por la imaginaciรณn del poeta y convertida en una realidad en la que sus habitantes se sintieran tan arraigados como los antiguos criollos habรญan estado arraigados en la pampa. Borges llamaba a su nueva empresa โ€œcriollismoโ€, pero seรฑalรณ que el tรฉrmino tenรญa que ser entendido en un sentido amplio, porque no se trataba de un culto nostรกlgico del gaucho y de la pampa este nuevo criollismo serรญa โ€œconversador del mundo y del yo, de Dios y de la muerteโ€. Asรญ pues, el criollismo de Borges, basado en las realidades urbanas de Buenos Aires, suponรญa una forma de construir la naciรณn:

Ya Buenos Aires, mรกs que una ciudรก [sic], es un paรญs y hay que encontrarle la poesรญa y la mรบsica y la pintura y la religiรณn y la metafรญsica que con su grandeza se avienen. Ese es el tamaรฑo de mi esperanza, que a todos nos invita a ser dioses y a trabajar en su encarnaciรณn.[26]

No cabe duda de que Borges tenรญa plena conciencia de la dimensiรณn polรญtica de su programa literario-cultural. En 1928 Yrigoyen volviรณ a presentarse como candidato para la presidencia. Durante su primer mandato (1916-1922), Yrigoyen habรญa desencadenado una revoluciรณn de expectativas entre las masas urbanas, pero su sucesor en la presidencia fue un terrateniente patricio que tratรณ de regresar al paรญs al control de los estancieros y los inversores extranjeros. Asรญ pues, ante la perspectiva de un regreso de Yrigoyen al poder, hubo una explosiรณn de entusiasmo popular. Borges no solo se pronunciรณ a favor de Yrigoyen sino que fundรณ un Comitรฉ de Jรณvenes Intelectuales Yrigoyenistas que atrajo a una buena cantidad de escritores. ร‰l mismo fue nombrado presidente y las oficinas del comitรฉ quedaron establecidas en su propio departamento de Quintana 222. El 24 de marzo de 1928 redactรณ una carta en la que expuso su sentido de la historia argentinay sus valores polรญticos fundamentales:

Razonar esta convicciรณn de yrigoyenista es empresa fรกcil. Equivale a pensar ante los demรกs lo que ya ha pensado mi pecho. Yrigoyen es la continuidad argentina. Es el caballero porteรฑo que supo de las vehemencias del alsinismo y de la patriada grande del Parque y que persiste en una casita del Sur (lugar que tiene clima de patria, hasta para los que no somos de รฉl) pero es el que mejor se acuerda con profรฉtica y esperanzada memoria de nuestro porvenir. Es el caudillo que con autoridad de caudillo ha decretado la muerte inapelable de todo caudillismo; es el presente que, sin desmemoriarse del pasado y honrรกndose con รฉl, se hace porvenir.[27]

La carta nos permite apreciar cรณmo su visiรณn polรญtica iba de la mano de su proyecto literario-cultural. SiYrigoyen representaba โ€œla continuidad argentinaโ€ en el campo polรญtico, es decir, โ€œel presente que, sin desmemoriarse del pasado y honrรกndose con รฉl, se hace porvenirโ€, Borges se proponรญa crear una continuidad anรกloga en el campo cultural, una continuidad entre el pasado y el presente, entre la pampa y la ciudad, entre el gaucho y el compadrito.

En septiembre 1928 Borges dio un discurso ante un grupo de nacionalistas que revela claramente la vocaciรณn mesiรกnica del joven escritor:

En esta casa de Amรฉrica, amigos mรญos, los hombres de las naciones del mundo se han conjurado para desaparecer en el hombre nuevo, que no es ninguno de nosotros aรบn y que predecimos argentino, para irnos acercando asรญ a la esperanza. Es una conjuraciรณn de estilo no usado: prรณdiga aventura de estirpes, no para perdurar sino para que las ignoren al fin: sangres que buscan noche. El criollo es de los conjurados. El criollo que formรณ la entera naciรณn, ha preferido ser uno de muchos, ahora.[28]

Por inverosรญmil que parezca si tenemos en cuenta el mito posterior de Borges como un hombre encerrado en una torre de marfil, aquรญ tenemos a un joven poeta que quiere crear nada menos que un โ€œhombre nuevoโ€ โ€“una nueva identidad nacionalโ€“, no ya para los criollos sino para todos los argentinos.

Vamos a resumir, pues, la visiรณn de la historia argentina de Borges, y su idea de la funciรณn del escritor en relaciรณn a ella. La independencia habรญa creado un problema de identidad nacional, ya que los criollos se encontraban ante la necesidad de diferenciarse de los espaรฑoles. En los primeros tiempos de la repรบblica, la identidad criolla se basรณ en la cultura del gaucho y su vida en la pampa, una identidad que encontrรณ su expresiรณn simbรณlica en el Martรญn Fierro de Josรฉ Hernรกndez. Esta fase rural habรญa dado paso a una fase urbana, pero el progreso amenazaba una โ€œtragedia criollaโ€ โ€“la destrucciรณn de esa identidad culturalโ€“. A causa del desarrollo econรณmico de la pampa y la avalancha de inmigrantes al paรญs, el criollo se encontraba actualmente en una especie de vacรญo, obligado a coexistir con hombres venidos de todo el mundo, y en la gran ciudad โ€œbabรฉlicaโ€ de Buenos Aires sobre todo. Asรญ pues, era necesario construir una nueva identidad argentina en el presente, pero, al igual que Yrigoyen en el campo polรญtico, habรญa que rehacer esta identidad โ€œsin desmemoriarse del pasado y honrรกndose con รฉl, al hacerse porvenirโ€. Esta tarea ofrecรญa al escritor una oportunidad de convertirse en constructor de la naciรณn en tanto que tenรญa la capacidad de forjar una identidad cultural para sus compatriotas. De ahรญ surgirรญa un โ€œhombre nuevoโ€, una fusiรณn de los criollos y los inmigrantes, un verdadero argentino para los tiempos que corrรญan.

Es evidente que esta visiรณn de Borges estaba en conflicto con la de Leopoldo Lugones. La diferencia puede representarse como una contienda entre dos conceptos de โ€œรฉpica nacionalโ€: por un lado, estaba la idea de Lugones delMartรญn Fierro como la รฉpica de los criollos; por el otro, estaba el proyecto de Borges de crear una nueva รฉpica, una รฉpica basada en Buenos Aires, y particularmente en las โ€œorillasโ€ de la gran ciudad โ€œbabรฉlicaโ€ donde el compadrito heredarรญa la funciรณn simbรณlica que desempeรฑaba el gaucho en el poema de Hernรกndez. Lugones deseaba fijar la identidad argentina en el pasado, manteniendo al gaucho como sรญmbolo trascendente de la โ€œrazaโ€ criolla; Borges pensaba que los criollos debรญan aceptar la actualidad del paรญs e incluir en la idea de la naciรณn a toda la gente que se habรญa asentado en la Argentina desde la independencia. Borges, por tanto, tenรญa un concepto dinรกmico de una identidad nacional capaz de evolucionar con el paso del tiempo, mientras que Lugones se aferraba a una visiรณn fija y nostรกlgica, y no es de extraรฑar que para los aรฑos veinte se deslizara hacia el fascismo, propugnando una teorรญa de la Argentina como una especie de jerarquรญa en la cual habรญa que reservar una posiciรณn privilegiada a la cultura de los criollos, garantizada si fuera necesario por el poder militar.

En 1927, cuando ya asomaba la posibilidad de un retorno de Yrigoyen a la presidencia,el conflicto ideolรณgico entre Lugones y Borges se actualizรณ en el campo polรญtico: un grupo de escritores encabezado por Ernesto Palacio, los hermanos Julio y Rodolfo Irazusta y Juan E. Carulla emprendieron una campaรฑa en contra de la reelecciรณn de Yrigoyen y se enfrentaron precisamente al comitรฉ de intelectuales yrigoyenistas fundado por Borges. Este nuevo grupo de intelectuales opuestos a Yrigoyen apoyaba una ideologรญa de derecha que de aquรญ en adelante denominaremos nacionalismo, a secas, para distinguirlo del criollismo de Borges, y que, aunque no estrictamente fascista, tenรญa varios temas en comรบn con el nacionalismo fascista de Lugones. Su objetivo era instituir una sociedad corporativa conducida por un caudillo supremo cuyos principios rectores derivarรญan de la doctrina social catรณlica y los valores criollos tradicionales que consideraban amenazados por la inmigraciรณn masiva. Un elemento clave en su estrategia era provocar un golpe de Estado; incluso antes de las elecciones de 1928, los nacionalistas empezaron a acercarse a simpatizantes en las fuerzas armadas, instรกndolos a tomar el poder para impedir la reelecciรณn de Yrigoyen.

 
El joven Borges y Argentina 6

 

Martรญn Kovensky

El primero de abril de 1928, Yrigoyen fue elegido presidente por una gran mayorรญa, pero para entonces el proyecto criollista de Borges habรญa empezado a desintegrarse. La causa principal fue el rechazo de su musa Norah Lange. En noviembre de 1926 Lange se habรญa enamorado bruscamente de Oliverio Girondo, el mรกs odiado rival de Borges dentro de la vanguardia. Sin embargo, la relaciรณn de Norah con Girondo resultรณ ser bastante tormentosa, lo cual mantuvo vivas las esperanzas de Borges de recuperar a la mujer que habรญa sido la inspiraciรณn de su proyecto literario-cultural y no fue hasta febrero de 1929 que Norah Lange rechazรณ definitivamente a Borges.[29] La pรฉrdida de Norah es seguida por el derrocamiento de Yrigoyen el 6 de septiembre de 1930 en un golpe militar que fue acompaรฑado por gran regocijo popular โ€“incluso la casa de Yrigoyen fue saqueada por una turbaโ€“ y esa traiciรณn colectiva de su hรฉroe polรญtico hacรญa imposible para Borges sentir su viejo entusiasmo por una mitologizaciรณn de Buenos Aires.

El ensayo โ€œNuestras imposibilidadesโ€ expresa su desilusiรณn con el criollismo basado en los cuchilleros y compadritos de las โ€œorillasโ€.[30] Desaparece cualquier nociรณn de continuidad entre la pampa y la ciudad, entre el pasado y el presente. Borges escribe que el gaucho se ha convertido en un objeto del folclor mรกs grosero, y el criollo autรฉntico solo puede encontrarse en las zonas mรกs remotas, como en el norte de Uruguay, donde la inmigraciรณn extranjera aรบn no lo ha โ€œestilizado y falseadoโ€. Esta รบltima afirmaciรณn, ademรกs, contradecรญa su visiรณn de los criollos y los inmigrantes volviรฉndose โ€œconjuradosโ€ en la creaciรณn de un โ€œhombre nuevoโ€ en la Argentina. Al contrario, Borges ahora muestra una actitud totalmente negativa hacia sus compatriotas; los argentinos sufren de dos โ€œrasgos (…) fรกcilesโ€: โ€œpenuria imaginativaโ€ y โ€œrencorโ€, actitudes que โ€œdefinen nuestra parte de muerteโ€.[31]

Este desastre personal โ€“el doble golpe del rechazo de Norah Lange y el derrocamiento de Yrigoyenโ€“ es lo que explica la extraordinaria evoluciรณn de Borges del poeta whitmaniano que aspiraba a ser de joven hacia el escritor kafkiano que aparece una dรฉcada mรกs tarde. Su amor por Lange estaba tan compenetrado con sus ideas estรฉticas que estas ya entran en crisis en 1927, como he analizado en mi biografรญa.[32] A partir defebrero de 1929, cuando pierde sus esperanzas de recuperarla, se desvanece su sentido del โ€œAlefโ€ โ€“ese principio unificador, esa capacidad de crear una uniรณn entre la experiencia individual del artista y la realidad exterior del mundo que lo rodea, tal como consiguiรณ Joyce en Ulisesโ€“.[33] Despuรฉs de la publicaciรณn en agosto de 1929 de Cuaderno San Martรญn (un exiguo libro de doce poemas que solo comparte el tรญtulo con esa ambiciosa โ€œhistoria de la Argentina en versoโ€ que Borges habรญa concebido en 1925), abandona la poesรญa y comienza a buscar una nueva salida para su escritura como autor de ensayos y cuentos, una bรบsqueda que va a durar hasta el final de la dรฉcada del treinta.

Algo, no obstante, se salva del naufragio de la visiรณn de los aรฑos veinte, y es precisamente la idea que expresรณ en su carta a los intelectuales yrigoyenistas de marzo 1928: โ€œ[Yrigoyen] es el caudillo que con autoridad de caudillo ha decretado la muerte inapelable de todo caudillismoโ€.Este, en efecto, es el ideal inamovible de Borges: acabar con el caudillismo e instaurar un rรฉgimen de democracia liberal. Es un ideal que da la consistencia a todos los subsiguientes cambios y giros en sus adhesiones polรญticas. Tambiรฉn sobrevive una actitud de apertura hacia el mundo exterior, ya que su criollismo habรญa sido hospitalario y ecumรฉnico, โ€œconversador del mundo y del yo, de Dios y de la muerteโ€.[34]

De hecho, Borges seguirรญa siendo un intelectual pรบblico durante el resto de su vida y su tarea desde ese momento en adelante serรญa la de combatir el autoritarismo y, mรกs precisamente, la de defender la libertad de expresiรณn y de la cultura en un ambiente polรญtico que en los aรฑos treinta y cuarenta se estaba haciendo cada vez mรกs autoritario e intolerante. Un notable ejemplo de esta militancia polรญtica fue la publicaciรณn del โ€œPoema conjeturalโ€ en La Naciรณn apenas un mes despuรฉs de que el gobierno del presidente Castillo sucumbiera a un golpe organizado por jรณvenes militares de ideologรญa fuertemente nacionalista (entre ellos el coronel Juan Domingo Perรณn).[35] La nueva junta proclamรณ su misiรณn de salvar los โ€œintereses sagrados de la naciรณnโ€ y de resistir cualquier intento de subvertir los cimientos de la โ€œidentidad nacionalโ€; dos semanas mรกs tarde emitiรณ un decreto condenando a los artistas e intelectuales que mostraran un interรฉs insuficiente en los โ€œtemas histรณricosโ€, con lo que se referรญa a la historia argentina tal como era interpretada por los nacionalistas.[36]

El โ€œPoema conjeturalโ€ toma la forma de un monรณlogo dramรกtico en el que Borges asume la voz de su antepasado Francisco Laprida, que fue asesinado en 1829 por una banda de gauchos que actuaba por รณrdenes de un caudillo tradicionalista. Laprida era el presidente del Congreso de Tucumรกn cuando este proclamรณ la independencia de las Provincias Unidas del Rรญo de la Plata en 1816. Borges, por tanto, estaba impugnando a la junta militar al retroceder hasta la fuente misma de la identidad nacional argentina y reclamรกndola para los liberales como Laprida, que habรญan rechazado el yugo colonial para crear una repรบblica basada en los valores de la Ilustraciรณn europea. Borges alude a la famosa dicotomรญa de โ€œcivilizaciรณn y barbarieโ€ en โ€œPoema conjeturalโ€ y toma la parte de Sarmiento, como deja bien claro el verso โ€œVencen los bรกrbaros, los gauchos vencenโ€.

No obstante, esta postura en contra de los gauchos va a durar apenas un aรฑo porque, conforme Perรณn se va haciendo con el poder real del Estado, Borges empieza a poner en marcha una sutil operaciรณn ideolรณgica destinada a minar la idea de la identidad argentina derivada de Lugones y activamente promovida por los nacionalistas. Concretamente, Borges va a tomar la figura del gaucho y redefinirla como sรญmbolo del carรกcter esencial de los argentinos, pero en un sentido radicalmente opuesto a la idea de los nacionalistas: en vez del gaucho como sรญmbolo de โ€œla razaโ€, Borges va a representarlo como sรญmbolo de un individualismo que se resiste a la autoridad del Estado.

Este proceso comienza en 1944 con โ€œBiografรญa de Tadeo Isidoro Cruzโ€, una elaboraciรณn del episodio del Martรญn Fierro en el que Cruz, un sargento de policรญa, queda tan impresionado por la valentรญa de Fierro que decide ponerse del lado del gaucho fugitivo y pelear contra sus propios hombres. En este cuento Borges imagina el momento en que el sargento Cruz โ€œcomprendiรณ su รญntimo destino de lobo, no de perro gregarioโ€ y โ€œse puso a pelear contra los soldados, junto al desertor Martรญn Fierroโ€.[37] En 1946, cuando Borges dimitiรณ de su puesto en la biblioteca Miguel Canรฉ despuรฉs de su insultante โ€œascensoโ€ por los peronistas a inspector de aves, vuelve a esta idea del individualismo del gaucho en un discurso a la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) en el que denunciรณ la dictadura:

Las dictaduras fomentan la opresiรณn, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad; mรกs abominable es el hecho de que fomentan la idiotez. Botones que balbucean imperativos, efigies de caudillos, vivas y mueras prefijados, muros exornados de nombres, ceremonias unรกnimes, la mera disciplina usurpando el lugar de la lucidez […] Combatir esas tristes monotonรญas es uno de los muchos deberes del escritor. ยฟHabrรฉ de recordar a los lectores del Martรญn Fierro y de Don Segundo que el individualismo es una vieja virtud argentina?[38]

Ese mismo mes Borges ampliรณ esta idea en un ensayo titulado โ€œNuestro pobre individualismoโ€, donde declarรณ que el argentino no se identifica con el Estado: โ€œel argentino es un individuo, no un ciudadanoโ€.[39] Este โ€œindividualismoโ€ de los argentinos podรญa demostrarse por โ€œuna noche de la literatura argentinaโ€ โ€“es decir, el episodio ya elaborado en la โ€œBiografรญa de Tadeo Isidoro Cruzโ€ en que Cruz se une a Martรญn Fierro en contra de la policรญa. Para Borges, esto significaba que es โ€œel hombre que pelea contra la partidaโ€ que es considerado un hรฉroe por los argentinos, como en el caso de famosos โ€œgauchos malosโ€ como Juan Moreira y Hormiga Negra. Ahรญ veรญa Borges una ejemplaridad polรญtica en contra los nacionalistas:

El mรกs urgente de los problemas de nuestra รฉpoca (ya denunciada con profรฉtica lucidez por el casi olvidado Spencer) es la gradual intromisiรณn del Estado en los actos del individuo; en la lucha contra ese mal, cuyos nombres son comunismo y nazismo, el individualismo argentino, acaso inรบtil o perjudicial hasta ahora, encontrarรญa su justificaciรณn y deberes.

ยฟPor quรฉ aludiรณ al Martรญn Fierro tanto en su discurso a la SADE como en โ€œNuestro pobre individualismoโ€? Habiendo abandonado desde finales de los aรฑos veinte el proyecto de escribir una รฉpica de Buenos Aires con el compadrito de las orillas como hรฉroe, estaba volviendo a la idea de Lugones del gaucho como sรญmbolo de la raza, pero dรกndole un sesgo inesperado y subversivo de la interpretaciรณn nacionalista del gaucho โ€“Borges querรญa caracterizar al gaucho ahora como un sรญmbolo de la libertad individual contra el Estado, como un precursor primitivo del liberalismo, o hasta del anarquismo de Herbert Spencerโ€“. Era una operaciรณn ideolรณgica de considerable atrevimiento porque Borges, en efecto, estaba disolviendo la famosa dicotomรญa de Sarmiento en la que la โ€œbarbarieโ€ se asociaba con el gaucho que se oponรญa a la โ€œcivilizaciรณnโ€ moderna derivada de la Ilustraciรณn. Borges pretendรญa transformar al gaucho en una especie de anarquista primitivo cuya independencia presagiaba los derechos del individuo que el liberalismo defiende contra un Estado autoritario.

Esta operaciรณn ideolรณgica continรบa en sus ficciones de principios de los aรฑos cincuenta, en una รฉpoca sumamente peligrosa en que el peronismo se encontraba vulnerable y en crisis despuรฉs de la muerte de Evita, en julio de 1952. Borges publica en La Naciรณn tres relatos seguidos sobre el gaucho โ€“โ€œEl desafรญoโ€ (28 de diciembre de 1952), โ€œEl Surโ€ (8 de febrero de 1953) y โ€œEl finโ€ (11 de octubre de 1953)โ€“.[40] En โ€œEl Surโ€, por ejemplo, Juan Dahlmann, un manso bibliotecario porteรฑo de ascendencia germano-criolla que โ€œse sentรญa hondamente argentinoโ€ a pesar de โ€œla discordia de sus dos linajesโ€, se encuentra detenido en una pulperรญa en la pampa y fantasea con enfrentarse a una patota de rufianes con un cuchillo que le entrega un gaucho viejo.[41] Y en โ€œEl finโ€ Borges desvirtรบa la figura de Martรญn Fierro como sรญmbolo representativo de los criollos, tal como habรญa propuesto Lugones.[42]

En realidad, en todo lo que Borges escribiรณ sobre el tema de los gauchos en estos aรฑos corrรญa un argumento implรญcito contra la idealizaciรณn del poema que habรญa hecho Lugones en El payador y, por tanto, sus escritos estaban impregnados de significado polรญtico antiperonista.[43] La implacable oposiciรณn de Borges a Perรณn es notoria, pero lo que no se ha apreciado debidamente es que se opuso tan rotundamente a Perรณn por la misma razรณn que apoyรณ con tanto entusiasmo a Yrigoyen en los aรฑos veinte. Recordemos que para Borges, Yrigoyen era โ€œel caudillo que con autoridad de caudillo ha decretado la muerte inapelable de todo caudillismoโ€, y Perรณn representaba para รฉl la defraudaciรณn de esas esperanza polรญticas โ€“Perรณn era, precisamente, el caudillo que estaba empeรฑado en resucitar y consolidar el caudillismo en la Argentinaโ€“. Por eso se puso al servicio de la Revoluciรณn Libertadora โ€“el golpe militarโ€“ que derrocรณ a Perรณn en 1955; la veรญa como el preludio a la creaciรณn de un sistema de democracia liberal que, segรบn รฉl, no habรญa echado raรญces sรณlidas en el paรญs.[44] El caudillismo de Perรณn, sin embargo, no resultรณ tan fรกcil de erradicar como Borges habรญa esperado en 1955; de hecho, iba a mantenerse durante todo el perรญodo de los aรฑos sesenta y setenta.

 

ย 

El joven Borges y Argentina 7

ย 

Martรญn Kovensky

ย 

Por otra parte, mientras Perรณn seguรญa dominando la polรญtica argentina, Borges creรญa mantener una posiciรณn polรญtica coherente, ya que sabรญa a quiรฉn culpar por la situaciรณn en deterioro; pero, despuรฉs de la muerte de Perรณn, Borges quedรณ cada vez mรกs desorientado, y no sabรญa cรณmo explicarse lo que estaba pasando en el paรญs. En un soneto de 1974 dirigido a su amigo Mujica Lรกinez observรณ que, asรญ como la Sagrada Escritura podรญa tener tantos sentidos como lectores, asรญ tambiรฉn habรญa muchas versiones posibles de la patria.[45] Su propia versiรณn era meramente una โ€œnostalgiaโ€ de โ€œignorantes cuchillos y de viejo corajeโ€, una nostalgia que lo hacรญa lamentar el final de una Argentina que habรญa conocido en otros tiempos. El soneto terminaba con los versos atribulados: โ€œManuel Mujica Lรกinez, alguna vez tuvimos / una patria โ€“ยฟrecuerdas?โ€“ y los dos la perdimos.โ€

Es por esta razรณn que el golpe militar del general Videla en 1976 lo llenรณ de alegrรญa. Fue para รฉl otra Revoluciรณn Libertadora como la de 1955, y en este sentido le ofrecรญa la posibilidad de recuperar su manera de entender la historia del paรญs. Pero el hecho es que su entusiasmo por Videla y los generales no durรณ mรกs de un aรฑo โ€“los militares lo decepcionaron con su nacionalismo agresivo, su incompetencia econรณmica y finalmente por la barbarie de la represiรณn.[46]

Ya hemos visto la estrecha relaciรณn que habรญa entre la visiรณn de la Argentina que tenรญa Borges y su concepciรณn de la escritura. Y asรญ como la historia de Argentina volvรญa a complicarse, a hacerse misteriosa, tambiรฉn el fenรณmeno de la escritura se volvรญa misterioso para รฉl. En la รบltima dรฉcada de su vida ya no intentaba explicarse la razรณn de la escritura โ€“era un misterio, algo asรญ como un sueรฑo impulsado por un poder que no se revelaba sino en el acto mismo de escribirโ€“. El escritor, por tanto, era un mero โ€œtejedor de sueรฑosโ€ a la merced de su misteriosa inspiraciรณn.[47]

Una de las grandes ironรญas de la vida de Borges fue que en las รบltimas dรฉcadas encontrรณ cierta felicidad en el amor, pero al mismo tiempo tuvo la desgracia de ver a su patria sufrir tremendos conflictos. Los รบltimos aรฑos fueron especialmente dolorosos en este sentido: la tremenda crisis econรณmica, la dictadura y la guerrilla, el desastre de las Malvinas y, para colmo, la revelaciรณn de desapariciones y torturas. Fue esa experiencia tan penosa lo que causรณ la radicalizaciรณn polรญtica de Borges al final de su vida.[48] En 1975 habรญa regresado a Ginebra, ciudad donde viviรณ de adolescente, y desde entonces le gustaba pasar una temporada en Ginebra cada vez que visitaba Europa. En el poema โ€œLos conjuradosโ€, escrito en 1983, seรฑala a Suiza como modelo de convivencia cรญvica para sus compatriotas.[49] Los โ€œconjuradosโ€ son โ€œhombres de diversas estirpes, que profesan distintas religiones y que hablan en diversos idiomasโ€ y que han โ€œtomado la extraรฑa resoluciรณn de ser razonablesโ€, โ€œolvidar sus diferencias y acentuar sus afinidadesโ€. Hay que fijarse en la palabra โ€œconjuradosโ€, porque esa es la palabra que empleรณ Borges en 1928 en ese discurso ante jรณvenes nacionalistas al que ya hemos aludido arriba. Ahรญ, declarรณ que los criollos deberรญan formar parte de los โ€œconjuradosโ€ en crear โ€œun hombre nuevoโ€, o sea, una nueva identidad argentina compuesta por hombres venidos al paรญs de las varias naciones del mundo. Desde esta perspectiva, el poema โ€œLos conjuradosโ€ era una reivindicaciรณn del criollismo juvenil de Borges, pero aquรญ supera por completo el nacionalismo y apunta a Suiza como un presagio de la hermandad universal, como una prefiguraciรณn de esa utopรญa โ€œanarquistaโ€ que su padre le habรญa propuesto cuando la familia vivรญa en Ginebra durante la Primera Guerra Mundial: una confederaciรณn de individuos libres que se reunรญan sobre la base de la cooperaciรณn racional y dejaban de lado la parafernalia de Estados, ejรฉrcitos, iglesias y banderas. En 1985 Borges, consciente de que su vida va a consumirse pronto, vuelve a esos ideales de su juventud, y de ahรญ surge la idea de morir en Ginebra, como un acto ejemplar, como un intento de dotar su vida de un significado polรญtico a la vez que personal. ~



[1]ย Edwin Williamson, Borges. Una vida, Buenos Aires/Madrid, Seix Barral, 2005.

[2]ย Fernando Sorrentino, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges, Buenos Aires, El Ateneo, segunda ediciรณn, 1996, p, 212.

[3]ย Para un excelente repaso de las tendencias nacionalistas y criollistas en la Argentina de esta รฉpoca, vรฉase Rafael Olea Franco, El otro Borges. El primer Borges, Mรฉxico, Fondo de Cultura Econรณmica, 1993, pp. 23-116.

[4]ย Leopoldo Lugones, El payador [1916], Buenos Aires, Centuriรณn, 1961, p. 16.

[5]ย โ€œBuenos Airesโ€, en Cosmรณpolis 33, 4 de octubre de 1921. Reimpreso en Textos recobrados. 1919-1929, Buenos Aires, Emecรฉ, 1997, pp. 102-104.

[6]ย โ€œLa traducciรณn de un incidenteโ€, en Inicial 5, mayo de 1924, e Inquisiciones, Buenos Aires, Espasa Calpe/Seix Barral, 1993, pp. 18-19.

[7]ย โ€œQueja de todo criolloโ€, en Inquisiciones, pp. 139-146.

[8]ย โ€œDulcia linquimus arvaโ€, publicado por primera vez en Revista de Amรฉrica 4, 26 de julio de 1925, y mรกs tarde en Luna de enfrente [1925] y Obras completas i, Buenos Aires, Emecรฉ, 1996, p. 74.

[9]ย โ€œEl Ulises de Joyceโ€, en Proa 6, enero de 1925, e Inquisiciones, pp. 23-28.

[10]ย โ€œDespuรฉs de las imรกgenesโ€, en Proa 5, e Inquisiciones, pp. 29-32.

[11]ย โ€œRamรณn y Pomboโ€, en Martรญn Fierro, 24 de enero de 1925, p. 93, y โ€œRamรณn Gรณmez de la Sernaโ€, en Inquisiciones, pp. 132-135. Las referencias son a la ediciรณn en facsรญmil, Revista Martรญn Fierro, 1924-1927. Ediciรณn facsimilar, Buenos Aires, Fondo Nacional de las Artes, 1995

[12]ย Vรฉase Borges. Una vida, capรญtulo 7, pp. 148-155.

[13]ย Carta inรฉdita a Guillermo de Torre, 31 de diciembre de 1925.

[14]ย โ€œArrabal en que pesa el campoโ€ y โ€œLa fundaciรณn mitolรณgica de Buenos Airesโ€, en Nosotros 204, mayo de 1926, pp. 52-53.

[15]ย โ€œProfesiรณn de fe literariaโ€, en La Prensa, 27 de junio de 1926, y en El tamaรฑo de mi esperanza, Buenos Aires, Espasa-Calpe/Seix Barral, 1993, pp. 127-133.

[16]ย Vรฉase la reseรฑa de Jรบbilo y miedo de Pedro Leandro Ipuche por โ€œJ.L.B.โ€ en Martรญn Fierro, 3 de septiembre de 1926, p. 248.

[17]ย โ€œLa pampa y el suburbio son diosesโ€, en Proa 15, enero de 1926, y en El tamaรฑo de mi esperanza, pp. 21-25.

[18]ย Olea Franco (op. cit., pp. 238-251) ha visto que el compadrito es un sรญmbolo clave en la mitificaciรณn de Buenos Aires que Borges se proponรญa, y tiene razรณn en decir que habรญa โ€œantigauchismoโ€ en Borges en relaciรณn a Gรผiraldes y otros contemporรกneos, pero Borges, en mi opiniรณn, querรญa ver una continuidad entre el compadrito y el gaucho, no una oposiciรณn, y esta continuidad tenรญa un importante significado cultural y polรญtico para รฉl, como propongo en este ensayo.

[19]ย Ibรญd., p. 21, y tambiรฉn โ€œCarriego y el sentido del arrabalโ€, en La Prensa, 4 de abril de 1926, recogido mรกs tarde en El tamaรฑo de mi esperanza, pp. 27-31.

[20]ย โ€œInvectiva contra el arrabaleroโ€, en La Prensa, 6 de junio de 1926, y en El tamaรฑo de mi esperanza, pp. 121-126.

[21]ย Borges no abandonarรญa de inmediato la โ€œhistoria en verso de la Argentinaโ€, pero a lo largo de 1926 este proyecto parece haberse marchitado. En mayo escribirรญa sobre โ€œun libro posible de poemas titulado Cuaderno San Martรญnโ€, y mรกs tarde ese aรฑo se referirรญa a Cuaderno San Martรญn meramente como โ€œun libro de versos porteรฑosโ€. Vรฉanse, respectivamente, la nota al pie en Nosotros 204, mayo de 1926, p. 53, y la nota autobiogrรกfica en Exposiciรณn de la actual poesรญa argentina de Pedro Juan Vignale y Cรฉsar Tiempo, que fue reimpresa en Martรญn Fierro, 28 de marzo de 1927, p. 320.

[22]ย โ€œInvectiva contra el arrabaleroโ€, p. 126.

[23]ย Ibรญd., p. 126.

[24]ย Vรฉase Martรญn Fierro, 26 de febrero de 1927, p. 306. Se le dio el tรญtulo โ€œHombres pelearonโ€ cuando se publicรณ en El idioma de los argentinos, Buenos Aires, Manuel Gleizer, 1928. Vรฉase El idioma de los argentinos, Buenos Aires, Seix Barral, 1994, pp. 126-128.

[25]ย Escrito en enero de 1926, โ€œEl tamaรฑo de mi esperanzaโ€ fue publicado por primera vez en Valoraciones, marzo de 1926, y, mรกs tarde, en la colecciรณn del mismo tรญtulo, pp. 11-14.

[26]ย Ibรญd., p. 14.

[27]ย Carta manuscrita consultada por cortesรญa de Eduardo รlvarez Tuรฑรณn, Buenos Aires.

[28]ย โ€œPรกgina relativa a Figari. Leรญda con motivo de la inauguraciรณn de la exposiciรณn de cuadros de Pedro Figari realizada en el Convivio de los Cursos de Cultura Catรณlicaโ€, en Criterio 30, 27 de septiembre de 1928. Reimpreso en Textos recobrados. 1919-1929, pp. 362-364.

[29]ย Para un relato detallado de esta relaciรณn, vรฉaseBorges. Una vida, capรญtulos 9, 10, 11 y 13.

[30]ย โ€œNuestras imposibilidadesโ€, en Sur 4, 1931. Reimpreso en Borges en Sur, 1931-1980, Buenos Aires, Emecรฉ, 1999, pp. 117-120.

[31]ย Ibรญd., p. 120.

[32]ย Vรฉase Borges. Una vida, capรญtulo 10, pp. 183-186.

[33]ย En este contexto, es interesante notar que en el cuento โ€œEl Alephโ€ Beatriz Viterbo muere en febrero de 1929 y en โ€œEl Zahirโ€, un cuento que Borges definiรณ como โ€œโ€˜El Alephโ€™ una vez mรกsโ€, la moneda que encuentra Borges despuรฉs de la muerte de Teodelina Villar tiene la fecha 1929.

[34]ย Vรญctor Farรญas (La metafรญsica del arrabal, Madrid, Anaya & Mario Muchnik, 1992, p. 21) piensa que Borges evoluciona desde una concepciรณn โ€œpositiva y democrรกtica de la vidaโ€ del criollismo de su juventud hasta su conversiรณn โ€œen el mejor escritor europeo que produjera la Argentinaโ€. A mi juicio, no hubo tal evoluciรณn porque, por una parte, el criollismo del joven Borges tenรญa un horizonte abierto a la cultura universal mientras que, por otra, el Borges maduro siguiรณ escribiendo sobre temas argentinos y criollos. La evoluciรณn se debiรณ mรกs bien a que Borges abandonรณ el proyecto de mitologizar Buenos Aires porque sufriรณ una desilusiรณn con su visiรณn de la historia argentina y su propia relaciรณn con ella.

[35]ย โ€œPoema conjeturalโ€ se publicรณ por primera vez en La Naciรณn el 4 de julio y mรกs tarde en Poemas (1922-1943); despuรฉs apareciรณ en El otro, el mismo de 1964. Vรฉase Obras completas ii, pp. 261-262.

David Rock, Authoritarian Argentina: The Nationalist Movement, Itโ€™s History and Itโ€™s Impact, Berkeley, University of California Press, 1993, p. 135.

[36]ย David, Rock, Authoritarian Argentina: The Nationalist Movement, Its History and Its Impact, Berkeley, University of California Press, p. 135.

[37]ย Obras completasI, p. 563. โ€œBiografรญa de Tadeo Isidoro Cruzโ€ fue publicado por primera vez en la revista Sur 122, diciembre de 1944, y se incluyรณ en El Aleph (1949).

[38]ย El discurso se publicรณ con el tรญtulo โ€œPalabras pronunciadas por Jorge Luis Borges en la comida que le ofrecieron los escritoresโ€, en Sur 142, agosto de 1946, y con el tรญtulo, โ€œDรฉle, Dรฉleโ€, en Argentina Libre, el 15 de agosto de 1946. Reimpreso enBorges en Sur1931-1980, Buenos Aires, Emecรฉ, 1999, pp. 303-304.

[39]ย โ€œNuestro pobre individualismoโ€, en Sur 141, julio de 1946. Fue incluido en Otras inquisiciones (1952). Vรฉase Obras completas II, p. 36.

[40]ย Tanto โ€œEl Surโ€ como โ€œEl finโ€ fueron incorporadosa la ediciรณn de 1956 de Ficciones. โ€œEl desafรญoโ€ fue incluido en la ediciรณn de 1974 de Evaristo Carriego.

[41]ย Obras completasI, p. 524.

[42]ย He estudiado este proceso en detalle en mi ensayo โ€œBorges Against Perรณn: A Contextual Approach to โ€˜El finโ€™โ€, en Romanic Review 98, marzo-mayo de 2007, pp. 275-296. Vรฉase tambiรฉn Beatriz Sarlo, Jorge Luis Borges: A Writer on The Edge, Londres, Verso, 1993, pp. 35-42.

[43]ย Por ejemplo, el 17 de diciembre de 1951, a poco mรกs de un mes despuรฉs de la aplastante victoria de Perรณn en las elecciones presidenciales del 11 de noviembre, Borges pronunciรณ un discurso titulado โ€œEl escritor argentino y la tradiciรณnโ€ donde reconociรณ que el Martรญn Fierro era una de las obras mรกs duraderas creadas por los criollos, pero no era la Biblia ni el texto canรณnico de los argentinos. En 1952 publicรณ un breve estudio de la obra de Josรฉ Hernรกndez (El Martรญn Fierro, Buenos Aires, Columba) y, una vez mรกs, criticรณ a Lugones por haberla querido calificar como una รฉpica. Pero no se trataba de una รฉpica, entre otras cosas porque el protagonista distaba de ser ejemplar: era un asesino, un borracho y un desertor, y como tal poseรญa las cualidades contradictorias de un personaje de novela y no las de un hรฉroe รฉpico. Era precisamente el complejo carรกcter novelรญstico de su protagonista lo que habรญa conferido cierta inmortalidad al Martรญn Fierro.

[44]ย Vรฉase el artรญculo de Borges โ€œApoyar la obra de la Revoluciรณnโ€, en El Hogar, 2 de noviembre de 1956, y Borges. Una vida, pp. 367-374.

[45]ย โ€œA Manuel Mujica Lainezโ€ se publicรณ por primera vez en La moneda de hierro, 1976. Vรฉase Obras completas III, p. 147.

[46]ย Vรฉase Borges. Una vida, capรญtulos 29, 30 y 32.

[47]ย Empleรณ esta frase en una entrevista con Amelia Barili que se publicรณ por primera vez en The New York Times Book Review, 13 de julio de 1986, y fue reimpresa en Richard Burgin (ed.), Jorge Luis Borges. Conversations, Jackson, University Press of Mississippi, 1998, pp. 240-247. Vรฉase tambiรฉn Edwin Williamson, โ€œJorge Luis Borges, lector del Quijote: o la exaltaciรณn, muerte y resurrecciรณn (parcial) del autorโ€, en Antes y despuรฉs del Quijote, Actas del Cincuentenario de la Asociaciรณn de Hispanistas de Gran Bretaรฑa e Irlanda, Valencia, Biblioteca Valenciana, 2006, pp. 129-147.

[48]ย Vรฉase Borges. Una vida, capรญtulos 32, 33 y 34.

[49]ย El poema se publicรณ por primera vez en la revista Lyra 12, en 1983, y despuรฉs dio el tรญtulo al รบltimo libro de poemas de Borges. Vรฉase Obras completas III, p. 543.

ย 

+ posts

es profesor de literatura hispรกnica en la Universidad de Oxford. En 2004 publicรณ su monumental biografรญa Borges. Una vida (Seix Barral, 2007).


    ×

    Selecciona el paรญs o regiรณn donde quieres recibir tu revista: