La bronca tiene siempre mรกs morbo que un abrazo. Nos atraen las peleas, los odios, el mal rollo. La prensa del corazรณn lleva dรฉcadas viviendo de ello (y mejor si despuรฉs llega acompaรฑado de una reconciliaciรณn y, de nuevo, vuelta a la discusiรณn). Si se hace una bรบsqueda en Google no se encuentra demasiado sobre โactores que se llevan bienโ; pero de aquellos que no se pudieron soportar en los rodajes, aunque sus personajes en la ficciรณn fueran amigos o pareja, hay a raudales. En polรญtica pasa un poco lo mismo.
Hace unos dรญas varias crรณnicas parlamentarias incidรญan en la mala relaciรณn entre Pedro Sรกnchez y Albert Rivera. Que no se aguantaban, venรญan a decir. Y no solo polรญticamente, sino que se habรญan distanciado incluso en lo personal. Por supuesto, el chascarrillo siempre se devora y no es la primera vez que tenemos noticias del mismo tono. Es bien sabido que Felipe Gonzรกlez y Josรฉ Marรญa Aznar tampoco tuvieron una relaciรณn muy grata, y que aquel famoso โvรกyase, seรฑor Gonzรกlezโ era casi como si uno al otro le hubiera pedido el divorcio. Y el pรบblico encantado.
Sin embargo, la bronca polรญtica, el araรฑazo en los discursos, muchas veces es parte de un guion que esconde buenas relaciones. Se ha podido ver estos dรญas al cerrarse las cรกmaras legislativas para preparar el camino hacia las elecciones del 28A. En la Comisiรณn de Cultura todo eran abrazos y parabienes por haber sacado adelante varias iniciativas como el Estatuto del Artista. Todos los polรญticos โde todos los coloresโ se congratularon por el buen hacer. Tambiรฉn en el congreso hubo un aplauso para la presidenta de la cรกmara, Ana Pastor.
Hay numerosas anรฉcdotas โamorosasโ detrรกs de los focos. Como la que hace dรญas protagonizaron la ministra de Sanidad, Luisa Carcedo, y la lรญder de Podemos, Irene Montero. Al terminar un pleno brusco y tenso โun grado de intensidad que ha ido subiendo en los รบltimos mesesโ Carcedo preguntรณ a Montero por sus hijos, y esta, en una charla amigable, le contestรณ de forma socarrona que parecรญa que estaban mejor con Pablo [Iglesias] que con ella. Un aparte de normalidad y humanidad que muchas veces queda fuera de la pelea bronca que, sobre todo, se ve en las redes sociales.
Tampoco parecรญa muy tensa la charla que mantuvieron Zapatero y Rajoy en los actos de conmemoraciรณn de los 40 aรฑos de la Constituciรณn. Fueron los expresidentes que mรกs hablaron entre sรญ. Y nadie parecรญa acordarse ya de la dura oposiciรณn que le hizo el popular al socialista, que llegรณ a recoger firmas contra la subida del IVA โlo cual, por cierto, sรญ hizo despuรฉs Rajoyโ y contra el Estatut.
Llevamos semanas hablando de la crispaciรณn, del lenguaje violento en forma de tuit. Y en estos meses que vienen todos acudirรกn a sus trincheras para ejecutar la estrategia de batalla que mรกs se ajuste a sus intereses para la victoria. Polรญtica, al fin y al cabo, y a algunos, mรกs que a otros, les interesa subir este nivel de bronca perpetua. Pero cuando se rasca y se sale de las redes, en las cuales casi nadie muestra lo mejor de sรญ mismo, hay mรกs trazos de compaรฑerismo que el que se denota cuando a alguno de nuestros polรญticos le ponen una mirรญada de micrรณfonos delante.
Se dice que el parlamento muchas veces es como un teatro lleno de estereotipos. El duro, el blando, la que hace de poli malo y la que hace del bueno. Por supuesto, tambiรฉn estรก el que no entiende de quรฉ va el juego y se pasa de frenada โรบltimamente mรกs con tuits que con intervenciones parlamentarias, que es una forma muy cobarde de no dar la caraโ tras el discurso de algรบn diputado o diputada. Pero si nos quedamos con la รบltima imagen que ha dado el congreso, con ese aplauso, con los selfies ante las bancadas, con los besos que se dieron algunos contrincantes, quizรก deberรญamos temer menos por nuestro sistema democrรกtico. Quizรก, aunque a alguien le parezca que es demasiado glaseado, en realidad es un muy buen sรญntoma de cรณmo estรกn asentados los pilares democrรกticos. Y que ya no estamos en un momento en el que, como hace mรกs de 80 aรฑos (o casi 40), haya quien use la bronca de forma literal y aparezca pistola en mano para desmontar el tinglado.
Bienvenidos sean los besos. Y quien no lo entienda, que se vaya a los programas del cuore, que allรญ sรญ que gustan los sablazos.
es periodista freelance en El Paรญs, El Confidencial y Jotdown.