Twitter no es precisamente un รกgora griega. Y hay salones del antiguo oeste americano con menos cruces de palabras y menos disparos. Hay dรญas en los que el frenesรญ es tal en esta red social que al final del dรญa queda completamente embarrada con los argumentos sumergidos a varios metros. En la superficie, solo los eslรณganes. El argumentario facilรณn y que mรกs conviene a cada trinchera. Y muchas veces, los datos falsos.
La semana que ha comenzado tiene todos los visos de convertir Twitter en un ring que ya hubieran querido para sรญ mismos los del espectรกculo de pressing-catch โy esto sรญ que era mรกs falso que una moneda de maderaโ. La madre de todas la batallas: las manifestaciones y huelga del prรณximo 8 de marzo. Entre medias, el feminismo o lo que cada cual entienda por este movimiento, porque ya no parece ni el de la primera, la segunda, la tercera o la cuarta ola, sino una serie de nociones instrumentalizadas por todos los partidos polรญticos. De todos los colores. Hay quien le llama a esto tambiรฉn ascuasardinismo. Y las elecciones generales estรกn demasiado cerca.
El PSOE, al contrario de lo que postulaba Hannah Arendt, quien decรญa que ninguna manifestaciรณn polรญtica debe ser instrumentalizada por la fuerza gubernamental โse pierde bastante el concepto de lucha contra el poder-, se ha lanzado al ruedo, con todas las instituciones del Gobierno, en apoyo de las manifestaciones feministas. No ha llamado a la huelga, pero parece que esto siempre se queda en la punta de la lengua de las dirigentes socialistas. El Gobierno, dicen, es el que va a conseguir acabar con la brecha salarial, va a conseguir la conciliaciรณn, va a sumar todas las fuerzas posibles contra la violencia de gรฉnero y va a paliar los efectos del techo de cristal. Son ellos quienes evitarรกn el machismo procedente de partidos como Vox.
Por su parte, desde la oposiciรณn tampoco se ha perdido el tren, como les pasรณ el aรฑo pasado a Ciudadanos y el PP, cuando al final tanto Albert Rivera como Mariano Rajoy tuvieron que ponerse, ya a posteriori, la chapa morada tras la manifestaciรณn del 8M. Cs ha lanzado su decรกlogo sobre feminismo liberal โliberal, esa palabra tan manoseada y que ya no se sabe bien quรฉ significaโ en el que explicitan la libertad de las mujeres en cuestiones como la gestaciรณn subrogada (o vientres de alquiler, puesto que la expresiรณn tambiรฉn se ha configurado como arma de guerra polรญtica: estamos en los tiempos en los que todo pasa por el lenguaje). Ahรญ han chocado con quienes observan que la libertad quizรก no es tal para mujeres que no gozan de privilegios econรณmicos. El PP, por su parte, continรบa con sus labores de explicaciรณn de lo que es el feminismo relacionรกndolo con el aborto y con que los niรฑos son niรฑos y las niรฑas son niรฑas, en esa locuciรณn tan encenagada que utiliza siempre Pablo Casado en estos casos. Y que nadie tiene derecho a decir a las mujeres del PP cรณmo tiene que ser una mujer. Creo que nadie lo ha dicho hasta la fecha.
Unidos Podemos o Unidas Podemos sigue pendiente del lenguaje inclusivo y perdido en cuanto a quiรฉn debe ser el sujeto del feminismo, si la mujer o los marcianos de Marte. O todos a la vez. O ya ninguno. Es lo que genera el conflicto de las identidades, que uno acaba perdiรฉndose. Vox, en su lรญnea habitual, tiende a ver a las mujeres malvadas โo unas radicales con las que es imposible dialogarโ que a la mรญnima te plantan una denuncia falsa en el juzgado. Y que no estรกn ni para manifestaciones ni para huelgas porque en este paรญs hay mucho jamรณn y mucho sol y se vive fenomenal.
Y todo esto es lo que ha confluido โy continuarรก estos dรญas- en Twitter. Mujeres con distintos puntos de vista polรญticos atacรกndose las unas a las otras. En un artรญculo publicado en Ctxt, Nรบria Alabao ya se preguntaba en septiembre del aรฑo pasado cรณmo construir el feminismo del 99%. Es decir, cรณmo conseguir que el movimiento, que propugna por los derechos de igualdad y que nos afectan a todas, sea transversal y comรบn, aunque obviamente haya propuestas diversas. Porque es obvio que no hay un solo feminismo, y que se puede entender desde varios prismas, pero sin unidad de izquierdas, derechas o centros, si funciona una lรณgica excluyente, los problemas que aรบn continรบan seguirรกn perviviendo. Si se toma el feminismo como un arma arrojadiza solo valdrรก para dar puntos de cara a las elecciones, pero el sujeto paciente โel que lo padeceโ seguirรก con el mismo diagnรณstico. O estamos todas o no estamos ninguna.
Y, desde luego, el espectรกculo que se estรก ofreciendo es bochornoso.
es periodista freelance en El Paรญs, El Confidencial y Jotdown.