Llegó la hora de bordar fino, de depurar el torrente de información que se generó el último turbulento mes para distinguir las verdaderas de la alarmas; para planear cómo enfrentar los peligros reales, y sobre todo, tener claridad sobre el peligro que corre el futuro de la relación diplomática de México y Estados Unidos.
De nada sirve ahora intentar confrontar al gobierno estadounidense con actitudes infantiles que se pronuncian contra el diálogo. La respuesta firme a los insultos debió darse hace tiempo, cuando todavía no se consumaba la elección presidencial. Hoy que la presidencia de Donald Trump es un fait accompli lo que hay qué hacer es encontrar las maneras más efectivas para contener sus embates.
“En el corto plazo”, me dice Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, “las opciones de México son limitadas. Su economía está tan ligada a la de Estados Unidos que el gobierno de México debe aprovechar la visita del Secretario de Estado Rex Tillerson y del secretario de Seguridad Nacional John Kelly para negociar un curso futuro moderado y pragmático”.
Las observaciones de Shifter no son infundadas. México está en enorme desventaja frente a EUA y debe cultivar una buena relación con los moderados dentro del gabinete de Trump. A un mes de la toma de posesión de Trump es evidente que hay dos bandos que luchan por determinar su rumbo. De un lado están los duros, los ideólogos casi-fascistas encabezados por el asesor presidencial Steve Bannon, el nuevo Procurador de Justicia, Jeff Sessions y el asesor en temas migratorios Kris Kobach; y del otro los pragmáticos moderados como Kelly Tillerson y el Secretario de Defensa, el General James Mattis.
“Es poco probable que en esta visita Kelly y Tillerson empiecen negociaciones específicas sobre temas como migración, seguridad o comercio, pero lo importante ahora es reducir tensiones y reencaminar la relación hacia la moderación. Aunque reconozco que la tarea no es fácil dada la desafortunada retórica y los feroces ataques del presidente Trump a México”.
A favor del argumento de Shifter está la comparecencia de Kelly durante la audiencia de confirmación de su cargo en la que desestimó la importancia del muro en la frontera argumentando que “una barrera física en sí no hará el trabajo,” y añadió que el problema real de la frontera no es la inmigración ilegal sino el flujo de drogas, armas y de posibles terroristas. También dijo que la cooperación de México es esencial para lograr los objetivos de seguridad nacional. Muchos expertos en el tema piensan que el temple moderado y la experiencia internacional de Tillerson podrían mitigar los primitivos impulsos de Trump.
Y mientras en Los Pinos y la Casa Blanca se negocian los nuevos términos de la relación, a los medios de comunicación, sobre todo a los mexicanos, les corresponde revisar sus sistemas de difusión de noticias para reportar con serenidad y profesionalismo.
Las informaciones alarmistas sobre las deportaciones
Es evidente que la agresiva retórica de Trump sobre la deportación de indocumentados ha generado un justificable miedo en las comunidades de inmigrantes en México y en otros países de América Latina, pero hasta ahora los procesos de arresto y deportación de indocumentados no son atribuibles a la nueva administración. A mediados de mes oí a la presentadora de un noticiero de televisión mexicano reportar que empezaba en EUA “la cacería de inmigrantes” deportando a “millones de personas”. En realidad, la nota fue sobre una redada en la que se arrestó a aproximadamente 680 indocumentados en doce estados. Una operación que, desafortunadamente, ha sido rutinaria desde que George W. Bush era presidente. Durante el primer año de gobierno de Obama se arrestó en promedio a 675 inmigrantes a la semana, y las cifras de arrestados se mantuvieron a niveles semejantes desde 2007 hasta 2011, con Obama, cuando la cifra subió a 771 arrestos semanales. ¿Podría aumentar la cifra? Sí. Por eso hay que proteger a los migrantes con asistencia legal.
Revisiones en puertos de entrada
Otra noticia que falsamente se le ha atribuido a la actual administración es la implementación del derecho de los agentes fronterizos a revisar el contenido de celulares, tabletas y computadoras portátiles de los extranjeros que entran al país. No hay evidencia de que esta práctica, que lleva varios años en vigor, se haya extendido durante el último mes aunque es posible que se incremente como parte de las nuevas medidas de seguridad anti terroristas que en este caso no se centran en los mexicanos.
Los “dreamers”
También hace dos semanas los noticieros mexicanos dieron a entender que empezaba la deportación de los “dreamers” reportando falsamente que por primera vez un joven protegido por el DACA había sido arrestado y sería deportado. Lamentablemente antes del arresto de Daniel Ramírez Medina ya se habían dado 1,500 casos de deportaciones de “dreamers” acusados de cometer actos criminales pero salvo este caso, ninguno en el último mes. DACA no protege a los jóvenes que cometen delitos. El caso de Ramírez sigue pendiente porque los agentes de migración le acusan de pertenecer a una pandilla pero él y sus abogados lo niegan .
Los peligros reales
Según datos del Migration Policy Institute, de los once millones de indocumentados que viven en el país 820,000 tienen antecedentes criminales: 300,000 por delitos mayores, usualmente violentos, y 390,000 por delitos menores. Entre 2003 y 2013, el Servicio de Inmigración deportó 3.7 millones de convictos, 91% de ellos de México y el triángulo norte de América Central. ¿Qué va a hacer con ellos el gobierno mexicano?
La pregunta no es ociosa, este dato podría explicar, aunque parcialmente, la escalada de violencia en México. Las redadas de pandillas salvadoreñas en Los Angeles durante la década de los noventa incrementaron considerablemente el problema de inseguridad en El Salvador, como lo relata Salvador Samayoa, ex comandante guerrillero y ex presidente del extinto Consejo Nacional de Seguridad Pública en una entrevista con El Faro Digital. “Entre todos los factores de índole diversa que configuran el problema (de las pandillas en El Salvador) creo que el más determinante fueron las deportaciones masivas de criminales a finales de los noventa desde Estados Unidos. No hay país en el mundo que resista una inyección así en un período tan corto”.
Así las cosas, insisto en que en vez de confrontar a Kelly y Tillerson, las autoridades mexicanas tienen la obligación de dialogar con ellos para buscar mitigar los arrebatos viscerales de Trump.
Escribe sobre temas políticos en varios periódicos en las Américas.