El Antisemitismo facsimilar

Borges diferenciaba asรญ el antisemitismo alemรกn del argentino: โ€œHitler no hace otra cosa que exacerbar un odio preexistente; el antisemitismo argentino viene a ser un facsรญmil atolondrado que ignora lo รฉtnico y lo histรณricoโ€.
Aร‘ADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

 A Paco Calderรณn, Premio Moors Cabot

 

Ademรกs de su horrenda estela de muerte y las divisiones cada vez mรกs profundas y amargas que ha provocado, la guerra en Gaza ha despertado al dormido monstruo del antisemitismo europeo. En Amรฉrica Latina no ha ocurrido lo mismo, pero la criatura se mueve.

Algunos gobiernos han mostrado su rechazo a las acciones de Israel. Chile y Brasil llamaron a sus embajadores, Fidel Castro lo acusรณ de genocidio y los gobiernos cercanos a la Revoluciรณn Boliviariana lo han condenado pรบblicamente.

Si bien las posturas adversas a la polรญtica israelรญ no son antisemitas, algo nuevo estรก ocurriendo en las redes sociales en espaรฑol, donde la condena a Israel viene acompaรฑada a menudo de diatribas antisemitas. Esta regiรณn no es particularmente antisemita, pero corre el riesgo de serlo. 

Jorge Luis Borges definiรณ, en una lรญnea escrita en 1938, la diferencia entre el antisemitismo alemรกn y el argentino: “Hitler no hace otras cosa que exacerbar un odio preexistente; el antisemitismo argentino viene a ser un facsรญmil atolondrado que ignora lo รฉtnico y lo histรณrico”. Su reflexiรณn fue vรกlida entonces y lo es aรบn ahora, no solo para Alemania y Argentina sino para Europa e Iberoamรฉrica. Hasta hace unas dรฉcadas, el antisemitismo fue un derivado de dos odios importados: el antiguo prejuicio contra los judรญos proveniente de la tradiciรณn catรณlica espaรฑola y el racismo europeo del siglo XX. Pero en tiempos recientes, exacerbado por el conflicto palestino israelรญ, ha aparecido un tercer antisemitismo: un antisemitismo de izquierda.

Desde tiempos de la Conquista hasta mediados del siglo XVII, sucesivas olas de inmigrantes judรญos provenientes de Espaรฑa y Portugal (de donde habรญan sido expulsados) se avecindaron en la futura Amรฉrica Latina. Aquรญ practicaron secretamente su religiรณn y tejieron una red comercial y financiera que fue un presagio de la actual globalizaciรณn. A mediados del siglo XVII, estรก poblaciรณn muriรณ en las hogueras de la Inquisiciรณn o escapรณ hasta desvanecerse -en el espacio y el tiempo- dejando algunas huellas culturales mรกs allรก de los apellidos de “cepa judeoportuguesa”. Por eso mismo, no se generรณ un antisemitismo autรณctono.

A fines del siglo XIX, los paรญses independientes de Iberoamรฉrica acogieron nuevas oleadas de inmigrantes judรญos. El principal receptor fue Argentina. Como sus remotos antepasados, huรญan de la persecuciรณn, en su caso zarista. En las primeras dรฉcadas del siglo XX, con el ascenso del antisemitismo en Europa del Este, la corriente incluyรณ miles de judรญos polacos. En la mayorรญa de los paรญses de Amรฉrica Latina, estos inmigrantes encontraron una atmรณsfera general de tolerancia, solo interrumpida, por una dรฉcada, por efecto de otro odio exรณgeno: la propaganda nazi.

Al estallar la Segunda Guerra, un sector de la prensa y la opiniรณn pรบblica latinoamericana simpatizรณ con las potencias del Eje. Las publicaciones antisemitas  circularon profusamente, junto con obras (artรญculos, caricaturas, carteles, folletos) de autores locales.

En la postguerra, la conciencia del Holocausto y el prestigio de Israel abrieron una era de empatรญa hacia los judรญos. Pero en Argentina el nazismo mantuvo cierta influencia debido al asilo concedido por Perรณn a varios altos rangos hitlerianos que dejaron escuela y cuyo momento para ensayar sus prรกcticas genocidas llegรณ en los aรฑos setenta.

En 1976 dio inicio el caรณtico perรญodo en que los militares argentinos tomaron el poder y sometieron a los liberales y los izquierdistas a un rรฉgimen de exterminio. La tortura era la misma en el caso de judรญos y no judรญos, pero si se trataba, como Jacobo Timmerman, de un judรญo liberal, se acompaรฑaba de gritos de “judรญo” “judรญo” y ocurrรญa en un cuarto con un retrato de Hitler. Quizรก Timmerman salvรณ su vida gracias a que los torturadores lo creรญan miembro prominente de la conspiraciรณn consignada en los “Protocolos de los Sabios de Zion” y esperaban sacarle informaciรณn significativa.  

Aunque el terror cesรณ con el advenimiento de la democracia en 1983, los judรญos argentinos enfrentarรญan un nuevo hecho de sangre en 1994, cuando una bomba plantada por las autoridades iranรญes –con la complicidad oficial- destruyรณ el edificio de la comunidad israelita matando a 85 personas. Un tercer elemento exรณgeno, el incesante conflicto de Medio Oriente, habรญa llegado a Amรฉrica Latina.

En estos รบltimos veinte aรฑos, el justificado enojo de los รกmbitos liberales y la izquierda con la ocupaciรณn israelรญ de los territorios en Cisjordania y la Franja de Gaza se ha venido transformando en algo muy distinto: un antisemitismo de izquierda, especialmente duro en cรญrculos acadรฉmicos.

Dos factores adicionales le han dado impulso: el antisemitismo oficial del gobierno de Hugo Chรกvez y el crecimiento de las redes sociales. Ahora pueden leerse todos los lugares comunes del viejo antisemitismo de derecha sancionados por profesores de izquierda.

Los bombardeos a Gaza han intensificado estas reacciones. Una soluciรณn pacรญfica y justa en Medio Oriente puede reducir el creciente antisemitismo no solo en Amรฉrica Latina sino en todo el mundo. Las perspectivas no son alentadoras pero quizรก sean aรบn posibles.

 

(Reforma, 17 agosto 2014)

 

+ posts

Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.


    ×

    Selecciona el paรญs o regiรณn donde quieres recibir tu revista: