El arte de la renuncia

Casi a todos nos pueden echar, pero pocos sabemos renunciar.
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Casi a todos nos pueden echar, pero pocos sabemos renunciar. Parafraseo una de las grandes reflexiones del Prรญncipe de la Canciรณn porque de verdad no deja de sorprenderme lo alรฉrgica que es nuestra clase polรญtica a la renuncia, especialmente cuando esta se vuelve inevitable para resolver una crisis. No me gusta hacer leรฑa del รกrbol caรญdo, pero el caso del ahora ex gobernador รngel Aguirre Rivero es un ejemplo claro de todo lo que no se debe hacer en polรญtica, incluyendo cรณmo no renunciar. 

Viendo el video del discurso de renuncia de Aguirre Rivero, echรฉ de menos varias cosas. Desde luego, que tardara tanto en tomar la decisiรณn. Pero ya que la renuncia llegรณ, al menos el discurso pudo haber sido mรญnimamente bueno. ¿Cรณmo? Con una explicaciรณn creรญble de quรฉ demonios pasรณ en Iguala en los รบltimos aรฑos, un recuento somero de por quรฉ tomรณ o dejรณ de tomar algunas decisiones, alguna reflexiรณn sobre cรณmo podrรญamos comenzar a sacar a Guerrero de esta pesadilla, una manifestaciรณn sincera de solidaridad con las vรญctimas y sus familias. En fin, la sociedad merecรญa un acto, asรญ fuera muy bรกsico, de rendiciรณn de cuentas. Se requerรญa mรกs humildad y respeto por el puesto que se deja y por la gente a la que se defrauda. No fue asรญ. Escuchamos mรกs que a un polรญtico que renuncia por convicciรณn y dignidad, a uno dolido por ser sacado del puesto como un chivo expiatorio, vรญctima de un complot urdido en la capital del paรญs.

Ahora bien, ¿por quรฉ importa la renuncia en polรญtica y la manera en la que se comunica?

Primero, porque renunciar bien es una manera de decirle a la gente que uno entiende la responsabilidad que implica un cargo pรบblico. Esta responsabilidad no solo se deriva de lo que la ley marca como las obligaciones del funcionario. Es tambiรฉn una responsabilidad polรญtica, รฉtica y moral de liderazgo. Es una promesa de que, cuando pegue la adversidad, serรกs el primero en dar un paso al frente para enfrentarla. Como lo dijo el General Colin Powell: “El liderazgo es resolver problemas. El dรญa que los soldados dejan de decirte sus problemas es el dรญa que dejaste de ser su lรญder. Significa que ya no tienen confianza en que los vas a ayudar o que piensan que ya no te importa. En cualquier caso, es una falla de liderazgo”. Creo que ninguna persona deberรญa buscar o aceptar un cargo pรบblico sin estar dispuesta a renunciar cuando su liderazgo fallรฉ o cuando se da cuenta de que nadie le pide nada, porque todos lo ven como omiso, incompetente o indolente.

Segundo, porque renunciar bien a un cargo polรญtico es una manera de defender el interรฉs colectivo por encima del interรฉs personal. Es una forma de volverse parte de la soluciรณn y dejar de ser parte del problema. En uno de los discursos de renuncia mรกs famosos, el presidente de Estados Unidos Richard Nixon lo explica muy claro: comienza seรฑalando que ha perdido el apoyo polรญtico de su partido en el Congreso, con lo que gobernar se torna imposible y plantea que si se queda en el poder, la batalla polรญtica entre la Presidencia y el Congreso consumirรญa a ambos a tal grado que los asuntos nacionales prioritarios, como la guerra de Vietnam y la economรญa, quedarรญan en segundo plano: “Estados Unidos necesita un Presidente de tiempo completo y un Congreso de tiempo completo”. Nixon era un verdadero rufiรกn y tambiรฉn se tardรณ en renunciar, pero al menos al final supo entender y explicar que su salida de la Casa Blanca era necesaria para salvaguardar el bien colectivo.

Tercero, porque a veces las crisis son tan profundas que la renuncia a tiempo y con dignidad se vuelve una manera de marcar un antes y un despuรฉs para reducir la tensiรณn y facilitar su soluciรณn. Exactamente lo contrario de lo que hizo el gobernador Aguirre. ร‰l prefiriรณ lanzarse en una cruzada no para ayudar a resolver la crisis, sino para salvar el puesto. Y no estuvo solo. Sus camaradas de partido reaccionaron igual y comenzaron a defender lo indefendible, dando inicio a una lenta hemorragia de dignidad y credibilidad que, mรกs allรก de las personas, comenzรณ a daรฑar a las instituciones. Daรฑรณ al gobierno estatal, que en medio de una horrible tragedia humana apareciรณ insensible y aislado en una realidad paralela. Y  daรฑรณ tambiรฉn al Partido de la Revoluciรณn Democrรกtica, que se tornรณ irreconocible al asumir una postura absolutamente contraria a sus principios y a su origen como fuerza de izquierda que ha sufrido el embate violento del autoritarismo en otras รฉpocas.

El caso del ex gobernador Aguirre arroja varias lecciones. Dejo una como conclusiรณn de este artรญculo. El caso de Michoacรกn, y ahora el de Guerrero, pueden leerse como un claro llamado de atenciรณn a los gobiernos locales sobre cรณmo los mรกrgenes de maniobra que permitieron que la corrupciรณn y la impunidad echaran hondas raรญces se estรกn reduciendo ante la gravedad de la crisis institucional y social que vive Mรฉxico y que se estรก manifestando de manera trรกgica e indignante. El mensaje que manda la sociedad a sus polรญticos es contundente: el cargo no es eterno y una crisis mal manejada y mal comunicada puede precipitar su caรญda, porque el horno ya no estรก para bollos. Por eso, cuando pega la catรกstrofe hay que actuar con sensibilidad, transparencia y oportunidad. Y si la renuncia es inevitable, ahรญ tambiรฉn puede y debe actuarse con un mรญnimo de รฉtica pรบblica. El gobernador que hoy estรฉ libre del riesgo de sufrir un Ayotzinapa en su estado, que arroje el primer discurso.

 

 

 

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Especialista en discurso polรญtico y manejo de crisis.


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