Todas las involuciones autoritarias necesitan un pretexto. La Turquรญa de Erdogan utilizรณ el intento de golpe de 2016, Mussolini el intento de magnicidio que realizรณ en 1926 un estudiante de 15 aรฑos, Hitler el incendio del Reichstag. En algunos casos los pretextos son claramente falsos, como en el caso de Hitler, en otros son claramente autรฉnticos, como en el del intento de asesinato de Mussolini, pero en todos, la reacciรณn emocional a un mal se utiliza para justificar algo que, al menos a largo plazo, es mucho peor.
Me parece que esto es lo que estรก ocurriendo en Estados Unidos ahora mismo. Lo que Trump hizo estรก mal. Deberรญa ser sometido a un impeachment. Este castigo puede llegar demasiado tarde como para provocar una diferencia, pero crea el precedente correcto. El Senado tambiรฉn deberรญa prohibir que se presente a un cargo pรบblico en el futuro, como estรก en su poder hacerlo. Sus acรณlitos deberรญan responder por los crรญmenes que cometieron, siguiendo el proceso adecuado. Esta es la forma constitucional adecuada para afrontar el problema.
Sus acciones sediciosas, sin embargo, revelan el poder polรญtico que disfruta TAGAF (Twitter, Amazon, Google, Apple, and Facebook). Facebook y Twitter han prohibido al presidente en sus respectivas plataformas. Apple y Amazon bloquearon la posibilidad de descargar Parler, la aplicaciรณn de la red social alternativa que preferรญan los conservadores, de sus respectivas App Stores y Amazon la expulsรณ de AWS [Amazon Web Services].
Mucha gente aplaudiรณ estas decisiones, que consideraba necesarias para detener el intento de golpe de Trump. A mรญ me parecen un precedente peligroso, que concentra el poder de manera irreversible en las manos de unas pocas empresas privadas. Todo el mundo, pero especialmente la gente de izquierdas, deberรญa preocuparse: pronto, este poder se usarรก en su contra.
Si Trump violรณ la ley con sus tuits, deberรญa ser perseguido de acuerdo a la ley. ยฟPor quรฉ Twitter y Facebook se toman la justicia por su mano como autodesignados vigilantes? Si sus tuits no violaron la ley, ยฟpor quรฉ lo echaron Twitter y Facebook?
Twitter y Facebook, dirรญan muchos, son compaรฑรญas privadas, que pueden crear sus propias normas de intervenciรณn. Eso es cierto. Pero estas normas deben ser consistentemente aplicadas y eso no es lo que ocurre aquรญ. Segรบn la propia declaraciรณn de Twitter, Trump fue permanentemente suspendido por los siguientes dos tuits, enviados el 8 de enero:
โLos 75.000 grandes Patriotas Estadounidenses que me votaron, AMERICA FIRST y MAKE AMERICA GREAT AGAIN, tendrรกn una VOZ GIGANTE en el futuro. ยกยกยกNo se les faltarรก al respeto ni se les tratarรก de manera irrespetuosa de ninguna manera!!!โ
โA todos los que han preguntado, no irรฉ a la Inauguraciรณn del 20 de enero.โ
โEsos dos tuisโ, escribe Twitter, โdeben leerse en el contexto de acontecimientos mรกs amplios en el paรญs y los modos en que las declaraciones del presidente pueden ser movilizadas por distintas audiencias, tambiรฉn para incitar a la violenciaโ. El contexto al que se refiere Twitter son los potenciales planes para un ataque posterior el 17 de enero, aunque los tuits de Trump no mencionaban esos planes.
Si Twitter fuera a aplicar esta interpretaciรณn extensiva de su cรณdigo a todo el mundo, habrรญa tenido que suspender a miles de personas mรกs. De hecho, habrรญa tenido que suspender al propio Trump varias veces antes de la elecciรณn y no lo hizo.
Habrรญa sido distinto si Twitter y Facebook hubieran dejado de promover los tuits y posts de Trump (como han hecho de forma sistemรกtica hasta ahora para atraer a mรกs clientes a sus plataformas). Eso entra en su discreciรณn editorial. Pero excluir a alguien del acceso a sus plataformas equivale a una compaรฑรญa telefรณnica que impide que un individuo acceda al telรฉfono. Es una limitaciรณn extraordinaria de su libertad personal, que solo puede imponer la autoridad polรญtica legรญtima tras un proceso adecuado, no empresas privadas. El ejemplo del telรฉfono no es accidental. Twitter y Facebook no son cualquier compaรฑรญa privada, representan (como el telรฉfono en el pasado) una infraestructura bรกsica de comunicaciรณn.
Sorprendentemente, la mayor parte de los medios tradicionales, que deberรญan fiscalizar al poder, aplauden las decisiones de TAGAF, en vez de oponerse a ellas. No estรก claro si los ciega su odio a Trump o si ya son parte integral del nuevo orden mundial. Despuรฉs de todo, algunos de ellos son propiedad de TAGAF (The Washington Post es de Bezos, The Atlantic de Laurene Powell Jobs, la viuda de Steve Jobs) y todos dependen de TAGAF para sobrevivir. Los acontecimientos de este fin de semana muestran que una acciรณn coordinada de TAGAF puede poner de rodillas a cualquier empresa. Una vez se ha mostrado la prueba del concepto, no hay necesidad de flexionar los mรบsculos. Como economistas, sabemos que la amenaza basta para obtener obediencia.
No disputo el derecho de las corporaciones a asumir una posiciรณn moral o polรญtica. De hecho, aconsejรฉ dar a los accionistas mรกs voz en asuntos sociales. Si a los accionistas de ViacomCBS (dueรฑa de Simon & Schuster) no les gusta la asociaciรณn con el senador Josh Hawley hasta tal punto que prefieren pagarle por daรฑos en vez de cumplir su obligaciรณn contractual, estรกn en su derecho de hacerlo. Su libertad no infringe la del senador Hawley. En un mercado competitivo, hay muchos editores dispuestos a imprimir el libro de Hawley, especialmente despuรฉs de recibir la publicidad gratuita que acaba de recibir. En un monopolio, sin embargo, esta libertad desaparece. En un oligopolio, se reduce enormemente, si no se elimina.
Este golpe silencioso no habrรญa sido posible sin la extrema concentraciรณn del sector digital. Facebook representa casi el 70% del uso de redes sociales en Estados Unidos mientras que Twitter domina el 10%. Apple y Google controlan el 90% del mercado de las aplicaciones y Amazon controla el 45% de los servicios de en la nube. La concentraciรณn favorece la coordinaciรณn y la colusiรณn.
La mayorรญa de los economistas –se puede ver, por ejemplo en mi discusiรณn con Tyler Cowen– consideran las medidas tradicionales de concentraciรณn irrelevantes, puesto que es la amenaza de entrada lo que limita el poder de los que estรกn dentro. A favor de Cowen hay que reconocer que mucha gente dejรณ Twitter e intentรณ pasarse a Parler. Las decisiones de Apple, Google y Amazon hacen que ese cambio sea prรกcticamente imposible.
Deberรญamos debatir cuรกl ha de ser la polรญtica de moderaciรณn correcta para las plataformas sociales, pero no pueden decidirlo cinco empresas privadas. Si actรบa de forma coordinada, TAGAF tiene el poder de poner a un individuo en lo que equivale a un arresto domiciliario (en medio de una pandemia, ยฟquรฉ diferencia hay entre el arresto domiciliario y la exclusiรณn de las redes sociales?). Asรญ, Cowen tenรญa razรณn en que la amenaza de entrada podรญa limitar el poder de las plataformas digitales, pero los acontecimientos del fin de semana pasado muestran que el Stigler Center Report tenรญa razรณn al preocuparse por que la concentraciรณn del sector digital es tan grande que puede desactivar la amenaza de entrada. TAGAF es un trust de poder. Aunque esto no vulnere el bienestar del consumidor, restringe la libertad ciudadana.
En muchas democracias jรณvenes, es imposible gobernar sin el apoyo del ejรฉrcito. Aunque los tanques no suelen recorrer las calles, la amenaza es tan presente que los representantes electos tienen que complacer cuidadosamente las consecuencias de la concentraciรณn del poder econรณmico en las plataformas digitales. Creo que ha llegado el momento de debatir sobre este asunto. Con este artรญculo, me gustarรญa abrir un debate [en ProMarket] sobre si TAGAF amenaza nuestra democracia. A diferencia de la mayorรญa de las publicaciones, nos gustan las opiniones discrepantes.
Este artรญculo apareciรณ originalmente en ProMarket.
Traducciรณn del inglรฉs de Daniel Gascรณn.
Es economista de la Chicago Booth School of Business.