Hay una parte de la autoflagelaciรณn de la prensa con la victoria de Trump que es simple narcisismo. A los periodistas nos encanta psicoanalizarnos. ยฟQuรฉ ha pasado? Hemos sido nosotros, los periodistas, seguro, yo, yo, vamos a debatirlo, tenemos que reflexionar: nuestra arrogancia, no hemos bajado a la calle lo suficiente, no hemos comprendido el movimiento Trumpโฆ No perdemos una oportunidad de autocuestionarnos y debatir sobre el futuro de la prensa.
Hay periodistas que estรกn pidiendo perdรณn. El periodista del Washington Post Erik Wemple, que escribe un blog sobre medios y comunicaciรณn, ha pedido disculpas a Michel Cohen, el abogado de Trump, por medio mofarse de รฉl. Cohen se hizo famoso en agosto por responder con arrogancia y mala educaciรณn a una periodista de la CNN cuando esta le preguntรณ sobre las encuestas, que no beneficiaban a Trump. โยฟQuiรฉn lo dice [que Trump va perdiendo]?โ, preguntaba todo el rato Cohen. โLas encuestasโ, respondรญa la periodista. Cohen dice ahora que sus encuestas siempre demostraron que Trump ganarรญa, pero el equipo del presidente se sorprendiรณ tras su victoria. No tenรญan una bola de cristal, no hace falta pedir disculpas.
Las cosas que dijo Trump no cambian por haber ganado. No le hace mejor persona tener 59 millones de votos, y la prensa no ha de pedir perdรณn por criticar con dureza al presidente mรกs inepto y despreciable de la historia reciente de Estados Unidos. La culpa de que los votantes se crean noticias falsas en Facebook no es de los medios de comunicaciรณn serios, que no han podido convencerles, sino del votante que se ha creรญdo lo que ha reafirmado sus prejuicios aunque fuera falso.
Es posible que el establishment, tanto republicano como demรณcrata, haya fracasado al no prever el descontento de una parte de la poblaciรณn. Su funciรณn es persuadir y recuperar al votante; a veces incluso โsobornarloโ. La de la prensa no. La prensa no tiene que buscar nuevos enfoques para que la verdad le resulte mรกs tolerable a un votante cabreado y resentido. No debe adaptarse a nuestros sesgos y prejuicios. Criticar a Trump no es criticar a sus millones de votantes. Obama hace bien en dar una imagen de moderaciรณn, de transiciรณn pacรญfica del poder y en confiar en la buena fe de Trump, porque sigue siendo el presidente. El trabajo de la prensa no es ese.
Sin embargo, los medios han caรญdo a veces en la falsa equivalencia y dibujado a Clinton y Trump en tรฉrminos similares. En un artรญculo en Vox, Matthew Yglesias escribe por quรฉ esta actitud no ha sido tanto por falta de profesionalidad, sino de dinรกmicas periodรญsticas: โel hecho de que no existan muchos รกngulos negativos sobre Clinton ha tenido como consecuencia que la historia de los emails se ha sobredimensionado. Si tienes periodistas asignados a cubrir a Clinton, necesitan publicar artรญculos. Y querrรกn publicar artรญculos incisivos. Y si el รบnico tema para hacer artรญculos incisivos es los emails, tendrรกs que hacer muchos artรญculos sobre emails.โ Segรบn una encuesta de Gallup, que preguntรณ a votantes quรฉ habรญan oรญdo sobre cada candidato en los dos dรญas anteriores, โsobre Clinton, habรญan oรญdo hablar mucho sobre emails. Sobre Trump, no habรญan oรญdo hablar sobre nada en particular [la encuesta es previa a las grabaciones en las que Trump admite acosar sexualmente a mujeres]โ.
Muchos votantes de Trump, cuando critican la correcciรณn polรญtica, dicen que โlos hechos no tienen en cuenta tus sentimientosโ. Normalmente โhechosโ en ese caso significa โmis prejuiciosโ, pero es una frase que irรณnicamente podrรญa aplicarse a todos los que han criticado la cobertura de medios como el New York Times o el Washington Post: la verdad duele. Es una actitud infantil (ยฟQuรฉ es la verdad? ยฟTu verdad?), pero con el caso Trump las cosas son mรกs sencillas. Trump es lo que es, y no es una cuestiรณn a debate. La realidad de la victoria de Trump tambiรฉn duele, pueden alegar los trumpistas. Pero ha estado basada en mentiras.
Comprar el discurso de que la prensa ha fallado es igual que caer en la simpleza de considerar que un votante de Trump no es responsable de su voto. Es muy posible que los sesenta millones de votantes de Trump no sean racistas. Pero eso ahora da igual. Han votado a un racista. La manera de hablar en democracia es esa. Quizรก no seas racista, pero has votado a alguien racista para que hable por ti.
Normalizar a Trump es peligroso. Nunca antes un presidente electo, tras ganar las elecciones, ha criticado a la prensa de esta manera. Que Trump se ofenda con los periodistas no convierte a los periodistas en menos profesionales. La prensa a veces ha caรญdo en el error de considerar que la existencia de un ofendido significa que hay una ofensa: viaja en busca de los votantes resentidos, les da voz. Pero existen machistas y racistas, y eso no significa que la incorporaciรณn de las mujeres al trabajo o un presidente negro (principal causa del llamado โresentimiento blancoโ que ha motivado el voto a Trump) sean una ofensa. La prensa no es culpable de la victoria de Trump, sino, obviamente, sus votantes. Y los millones de abstencionistas.
Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacciรณn de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemรกn' (Libros del Asteroide, 2023).