La vida secreta de los justicieros sociales

La cultura woke predica una exigencia de buen comportamiento sexual que resulta muy radical. La dificultad de cumplir con sus predicados acabarรก provocando el surgimiento de vidas ocultas al estilo victoriano.
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Garcรญa Mรกrquez escribiรณ que todas las personas tienen una vida pรบblica, una vida privada y una vida secreta. En Estados Unidos y en los demรกs paรญses que conforman la anglosfera persiste desde hace tiempo el tropismo que rechaza la separaciรณn entre la vida pรบblica y la privada. El viejo eslogan feminista “lo personal es polรญtico” ejerciรณ tanta influencia en parte porque muchos estadounidenses, la mayorrรญa de los cuales se habrรญa calificado de antifeministas en la รฉpoca, ya lo creรญan. Ningรบn paรญs de Europa Occidental ni Canadรก, por supuesto, tiene un sistema electoral tan corrompido por el dinero como el de Estados Unidos. Pero, a la vez, ningรบn electorado de Europa Occidental o de Norteamรฉrica estรก tan obsesionado con lo que los estadounidenses llaman el “carรกcter” de sus candidatos. Por ejemplo, nunca se ha elegido como presidente de Estados Unidos a alguien que no profesase creer en Dios.

Y quien dude de que este rechazo a toda autรฉntica separaciรณn entre lo pรบblico y lo privado no es real solo debe asomarse a las universidades estadounidenses, las cuales se consideraron durante mucho tiempo obligadas a adoptar la doctrina (y se daba por supuesto que los padres de los alumnos lo aceptaban y obraban en consecuencia) de in loco parentis. Sin embargo, este planteamiento es tan ajeno a la educaciรณn superior en la mayor parte de la Europa continental como la idea de que el deporte universitario debe desempeรฑar una funciรณn central en la vida universitaria.

Llamo la atenciรณn sobre ello porque el hecho de que las universidades impongan a sus alumnos normas antirracistas al estilo del movimiento Woke y de las propuestas de Ibram X. Kendi y Robin DiAngelo o, al menos, cedan cuando se presentan reclamaciones de que se violan dichas normas, no es algo inusitado. Desde la perspectiva presentada por la derecha de Sinclair Radio y Fox News, lo Woke ha triunfado a causa del fanatismo de una รญnfima minorรญa de profesores que imparten, y de estudiantes que adoptan, los postulados de Marcuse y la teorรญa crรญtica. Su relato fundacional anti-Woke es el de un secuestro. Pero la realidad es que las universidades estadounidenses siempre han asumido que su funciรณn es, entre otras cosas, defender la moral y la cultura imperantes de la รฉpoca. Actualmente, lo Woke y el degradado antirracismo de Kendi y DiAngelo son los planteamientos morales convencionales, y los estudiantes deben, y que Foucault me perdone, ser adiestrados para aceptarlos y castigados cuando no lo hagan.

Repito, no hay nada nuevo en sostener que es moral y รฉticamente incorrecto distinguir entre lo personal y lo polรญtico y social. Piรฉnsese en la reificaciรณn de esta idea en las leyes suntuarias cristianas, y sobre todo, protestantes. La imposiciรณn del llamado lenguaje inclusivo, que ahora es mรกs bien la norma no solo, y esta vez que Dwight Eisenhower me perdone, en el Complejo Filantrรณpico/Acadรฉmico/Cultural, sino en Silicon Valley y en buena parte del resto del รกmbito corporativo estadounidense, es el equivalente contemporรกneo de un conminado comportamiento simbรณlico, al margen de las incontables diferencias sustanciales entre Palo Alto y la Ginebra de Calvino.

No hay razรณn para suponer que esto no habrรก de prosperar. Una capa del รกmbito acadรฉmico Woke plantea que lo Woke es un proyecto social tan radical y a su manera tan milenarista como el marxismo, y esa perspectiva ha influido en muchas personas que trabajan en la salud pรบblica. Pero basta la prontitud con la que el รกmbito corporativo estadounidense ha adoptado el boato de lo Woke para saberlo. Los beneficios corporativos inusitados de 2021 se cosecharon al mismo tiempo que una versiรณn domesticada de lo Woke se ha convertido en una caracterรญstica distintiva del capitalismo en la anglosfera. Y, quรฉ duda cabe, el “antirracismo” al estilo de Kendi-DiAngelo no solo no es anticapitalista, sino que es en sรญ mismo un negocio muy provechoso, bajo el aspecto de cursos, retiros, ampliaciรณn de los departamentos de Recursos Humanos y nuevos departamentos de Diversidad, Equidad e Inclusiรณn, absolutamente anclado en lo que algunos en la izquierda insisten en llamar Capitalismo Tardรญo, pero que no es, en realidad, sino Capitalismo Reciente.

Sin embargo, ยฟquรฉ serรญa del gusano sin su manzana? Y aquรญ hay que recordar la tercera categorรญa de Garcรญa Mรกrquez: la vida secreta, la que por supuesto se referรญa sobre todo a la vida sexual con los demรกs ยฟCรณmo se gestiona eso en las soleadas planicies de lo Woke? En la Ginebra de Calvino, la vida secreta fue reprimida con bastante eficiencia. En la Gran Bretaรฑa victoriana se reprimiรณ con mucho รฉxito en la clase media ascendente y, a pesar de su mojigaterรญa, predominรณ sobre la cultura en general. Pero no logrรณ domar ni la oscuridad de las vidas de los pobres (a pesar del metodismo, a pesar de la capilla) ni de las clases altas. Para los hombres (muy pocas mujeres participaban en la “vida secreta” por razones obvias) Londres era una ciudad de hipocresรญa sexual diurna y un enorme archipiรฉlago nocturno de burdeles.

Lo Woke se enfrenta a una situaciรณn parecida. Predica una exigencia de buen comportamiento sexual que resulta muy radical. Sobra decir que las personas pueden copular con quienes quieran; de hecho, uno de los supuestos fundamentales de lo Woke es que todos los binarios sexuales o estรกn equivocados o son, al menos, deficientes. Pero han de hacerlo de modo no solo consensuado, sino tambiรฉn contractual: estรก bien si haces esto, no estรก bien si haces aquello, etcรฉtera. No soy capaz de responder cรณmo se puede mantener semejante disciplina dado el consumo de alcohol y drogas que prevalece entre los estudiantes. Pero los nuevos cรณdigos sexuales preconizan la capacidad de organizar โ€“tambiรฉn podrรญa decirse que de burocratizarโ€“ el deseo, y me parece poco probable que prevalezca la eficacia de estas formas de la disciplina โ€“las รณrdenes desde el panรณptico de la rectitud sexual, por asรญ decirloโ€“ cuando se enfrentan al poder desinhibidor de la bebida, las drogas y la mรบsica popular, entre otras razones porque cuando llegan a la adolescencia la mayorรญa de los jรณvenes han visto literalmente miles de horas de pornografรญa dura en internet, cuyas imรกgenes, digamos, no cumplirรญan con los comportamientos y reticencias sexuales que se exigen a los alumnos en lugares como Oberlin College.

Si la analizamos en tรฉrminos crudos y observamos las horas que se dedican a visionarla, la pornografรญa constituye hoy dรญa una parte muy amplia de la vida sexual de la mayorรญa de los jรณvenes. Y lo que ven no los prepara para cumplir con las normas โ€“y perdรณn por el atrevimientoโ€“ del “sexo en Oberlin”. Al contrario, se inician en el รกmbito de la vida secreta de Garcรญa Mรกrquez. Entonces, ยฟcรณmo conciliar Oberlin y Tumblr? La respuesta, por lo pronto al menos, es que uno se debatirรก en sus relaciones sexuales pรบblicas, con su pareja o en esta รฉpoca de poliamor militante, con sus otras parejas, y harรก lo posible por ser รฉtico, respetuoso, etcรฉtera. Pero la vida secreta se desarrollarรก simplemente a travรฉs de Tinder, donde se pueden exponer sin rodeos las propias preferencias, por muy oscuras o irracionales que sean, y casi siempre se encuentra a alguien que comparte esos mismos gustos. Y como en los burdeles de la รฉpoca victoriana, uno no mantiene mรกs que una relaciรณn erรณtica con la persona con la que se enrolla, y es poco probable, salvo que uno se enamore, supongo, que vuelva a verla mรกs que unas cuantas veces a lo sumo, y a menudo solo una vez. 

Asรญ pues, ยฟquiรฉn es la persona creyente en lo Woke, antirracista comprometida y en general buena y, digamos, rellene usted el espacio en blanco si se atreve, aunque utilizarรฉ “ellos” por lo pronto, que escribirรก o rodarรก una pelรญcula equivalente a las memorias de Frank Harris sobre sus aventuras sexuales en el submundo sexual del Londres victoriano, cuyo tรญtulo, tan justo ahora como entonces, era sencillamente Mi vida secreta?

Traducciรณn del inglรฉs de Aurelio Major.Publicado originalmente en el Substack del autor, Desire and Fate.

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David Rieff es escritor. En 2022 Debate reeditรณ su libro 'Un mar de muerte: recuerdos de un hijo'.


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