Las creencias de lujo son reales

Hay una clase especial de malas ideas y polรญticas que proliferan en buena parte porque quienes las sostienen, al estar aislados de sus efectos, nunca han pensado seriamente en las consecuencias que se derivarรญan de su aplicaciรณn.
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En sus excelentes memorias, Troubled, el psicรณlogo Rob Henderson relata las experiencias alienantes que viviรณ cuando era un estudiante maduro de origen humilde en la Universidad de Yale. Una compaรฑera de clase le dijo que estaba irremediablemente pasado de moda que la gente que quiere criar hijos prefiera la monogamia. Henderson, que pasรณ gran parte de su infancia en el sistema de acogida, se quedรณ perplejo. Recordando el caos y la angustia de su propia infancia, se preguntรณ cรณmo era posible que la chica no comprendiera lo importante que es una estructura familiar estable para el desarrollo humano. Presionรณ a la compaรฑera, que habรญa crecido en una familia intacta, para que le contara sus planes de vida. Personalmente, respondiรณ, pensaba contraer un matrimonio monรณgamo.

Henderson no tardรณ en encontrarse con ideas polรญticas que afectaban a distintos รกmbitos de la vida social pero que, en su opiniรณn, eran igualmente performativas. Alumnos procedentes de barrios extremadamente seguros defendรญan la aboliciรณn de la policรญa. Compaรฑeros a los que les encantaba hablar de lo mucho que odiaban el capitalismo desarrollaron mรกs tarde carreras estelares en J. P. Morgan o Goldman Sachs.

Todas estas ideas y posturas diferentes, concluyรณ Henderson, son โ€œcreencias de lujoโ€. Como explicรณ en mi podcast hace unos meses,

las creencias de lujo son ideas ideas y opiniones que confieren estatus a los ricos, mientras que a menudo infligen costes a las clases mรกs bajas. Y una caracterรญstica central de una creencia de lujo es que el creyente estรก protegido de las consecuencias de su creencia. Existe un elemento de duplicidad, sea de manera consciente o no.

Segรบn Henderson, hubo un tiempo en que las clases altas seรฑalaban su estatus comprando bienes materiales caros. Pero como los tipos de bienes que estaban reservados a los miembros de las clases altas han pasado a estar al alcance de un estrato mucho mรกs amplio de la sociedad, las personas acomodadas y con un nivel educativo alto han recurrido a diferentes sรญmbolos de estatus para seรฑalar su posiciรณn superior. Por eso, las creencias de lujo โ€“eslรณganes polรญticos de jerga que reivindican posiciones muy impopulares entre la poblaciรณn generalโ€“ han sustituido a los artรญculos de lujo.

El concepto de creencias de lujo logrรณ una hazaรฑa compartida por pocos neologismos: entrรณ en โ€œel discursoโ€. Ahora se invoca con frecuencia en las redes sociales. Apareciรณ en un discurso clave de un Ministro del Interior britรกnico. Tiene una entrada en Wikipedia.

Pero las โ€œcreencias de lujoโ€ tambiรฉn se han convertido en vรญctimas de su propio รฉxito. Como han argumentado una serie de crรญticos, desde Noah Smith a W. David Marx, la popularidad del concepto ha hecho que la acusaciรณn de que algo es una โ€œcreencia de lujoโ€ se convierta en un epรญteto polivalente, que los usuarios de las redes sociales aplican a todo tipo de opiniones que les desagradan1. Y esto se debe, al menos en parte, a que hay algo en la definiciรณn original que no parece encajar.

Hay dos problemas principales con la definiciรณn de Henderson, en particular su รฉnfasis en el estatus social. En primer lugar, no estรก claro hasta quรฉ punto estas creencias son realmente eficaces para seรฑalar un estatus social superior. Ruxandra Teslo, la crรญtica mรกs mordaz del concepto, por ejemplo, nos desafรญa a imaginarnos un cรณctel:

Un tipo empieza a soltar indirectas sobre que ha enviado a sus hijos a un exclusivo colegio privado al que todo el mundo sabe que solo tienen acceso los superricos. Otro empieza a hablar de cรณmo quiere retirar la financiaciรณn a la policรญa. ยฟA quiรฉn atribuirรก mรกs estatus la gente corriente?

La respuesta, sugiere, es obvia: al que tiene acceso a bienes de lujo, no al que habla de creencias extravagantes vinculadas al lujo. (Aunque la mejor descripciรณn de la situaciรณn, como argumento mรกs adelante, es un poco mรกs sutil de lo que sugieren Henderson o Teslo.)  

En segundo lugar, el รฉnfasis en el estatus social atribuye implรญcitamente motivaciones nefastas a las personas que abrazan creencias de lujo. En ocasiones, incluso parece empujar a Henderson a insinuar que quienes profesan determinadas creencias de lujo mienten conscientemente sobre lo que creen. En sus memorias, Henderson afirma que al menos algunos de sus compaรฑeros de clase, que criticaban el capitalismo solo para acabar trabajando en el mundo de las finanzas, โ€œtransmitรญan la creencia de que esas empresas eran malvadas con el fin de socavar a sus rivales. Si conseguรญan convencerte de que una determinada ocupaciรณn es corrupta y, por tanto, debe evitarse, entonces era un competidor menos que tenรญan en su afรกn por ser contratadosโ€. Pero muchas personas que adoptan creencias de lujo parecen ser perfectamente sinceras al respecto; e incluso si algunas no lo son, un concepto que nos exige hacer un diagnรณstico psicolรณgico de sillรณn de la motivaciรณn subyacente de una persona antes de poder utilizarlo perderรญa gran parte de su utilidad.

Estos dos problemas plantean un serio desafรญo al concepto de creencias de lujo. Para que sea vรกlido, no puede hacer suposiciones sociolรณgicamente dudosas sobre el papel que desempeรฑan esas posiciones polรญticas en la adquisiciรณn de estatus en la sociedad. Tampoco puede hacer suposiciones psicolรณgicamente dudosas sobre las verdaderas motivaciones que impulsan a quienes sostienen creencias de lujo.

ยฟEs, como dice tajantemente Teslo, hora de โ€œdejar de hablar de las creencias de lujoโ€?

No.

Una mejor definiciรณn de las creencias de lujo

Hay una buena razรณn por la que el concepto de creencias de lujo se ha hecho tan popular en poco tiempo, y va mรกs allรก del hecho de que Henderson sea un escritor persuasivo: Realmente capta algo importante sobre la polรญtica. Hay todo tipo de ideas y polรญticas que tendrรญan malos efectos si se aplican. Pero hay una clase especial de malas ideas y polรญticas que proliferan en buena parte porque quienes las sostienen, al estar aislados de sus efectos, nunca han pensado seriamente en las consecuencias que se derivarรญan de su aplicaciรณn. La razรณn por la que el concepto de creencias de lujo ha tenido tanto recorrido es que da nombre a personas que tratan como un juego de salรณn cuestiones que potencialmente tienen consecuencias muy graves, solo que no para ellas mismas. En otras palabras, estas creencias son un lujo no porque sean costosas de adquirir o sirvan predominantemente para acumular estatus social, sino porque quienes las sostienen se permiten el lujo de adoptarlas sin exponerse a sus consecuencias en la vida real.

Los ejemplos de Henderson proceden principalmente de las guerras culturales estadounidenses que mรกs le interesan, por razones comprensibles. Pero la utilidad potencial del concepto va mucho mรกs allรก. De hecho, es fรกcil pensar en ejemplos de creencias de lujo extraรญdas de diferentes contextos geogrรกficos o ideolรณgicos:

-Ecologistas occidentales que hacen campaรฑa para impedir que las naciones africanas pobres cultiven alimentos modificados genรฉticamente, en parte porque nadie que ellos conozcan sufre desnutriciรณn potencialmente mortal o deficiencias vitamรญnicas que provoquen ceguera.

-Conservadores acomodados que se oponen a la idea de que el Estado tiene la responsabilidad de ayudar a los ciudadanos a acceder a la atenciรณn mรฉdica, en parte porque ni a ellos ni a sus seres queridos les ha resultado jamรกs imposible ir al mรฉdico por motivos econรณmicos.

-Pacifistas europeos que odian a Estados Unidos por la โ€œcultura militaristaโ€ del paรญs, en parte porque la garantรญa de seguridad que proporciona el Tรญo Sam ha absuelto durante mucho tiempo a sus propios paรญses de la necesidad de defenderse.

Gran parte de lo que hace que estos ejemplos sean tan irritantes es que comparten un fuerte tufillo a hipocresรญa. Frente a una determinada creencia de lujo, su crรญtico quiere gritar: โ€œTe crees una gran persona porque te aferras a esos puntos de vista radicales tuyos y, sin embargo, ni siquiera te has tomado la molestia de pensar quรฉ pasarรญa de verdad si los adoptรกramosโ€. 

Asรญ que para rescatar el concepto de creencias de lujo, tenemos que captar el nรบcleo de la intuiciรณn que lo ha hecho tan popular, circunnavegando al mismo tiempo los problemas de su definiciรณn actual. A continuaciรณn propongo una definiciรณn de las creencias de lujo que cumpla ambos objetivos:

Las creencias de lujo son ideas profesadas por personas que serรญan mucho menos propensas a sostenerlas si no estuvieran aisladas de sus efectos negativos y, por tanto, no los hubieran considerado seriamente.

Quรฉ son (y quรฉ no son) las creencias de lujo

Cuando se intenta definir un concepto de forma rigurosa, es importante distinguir entre lo que constituye su esencia y lo que es meramente tรญpico de รฉl. 

Los Ferrari, por poner un ejemplo sencillo, son tรญpicamente rojos. Cualquiera que quiera entender las connotaciones culturales del automรณvil necesita saberlo. Asรญ que no es de extraรฑar que, cuando pedรญ a Dall-E una imagen de un โ€œFerrari en el campus de Yaleโ€, todas las opciones que generรณ eran de un coche rojo. Pero si propusiera una definiciรณn de lo que hace que un coche sea un Ferrari que estipulara que debe ser rojo, mi error serรญa obvio. Si comprara un Ferrari rojo y lo pintara de azul, nadie en su sano juicio dirรญa que ha dejado de ser un Ferrari2.

Lo mismo ocurre con muchos de los elementos que Henderson ha incluido errรณneamente en la definiciรณn de las creencias de lujo. En los Estados Unidos de hoy, puede que sea tรญpico que las creencias de lujo estรกn muy extendidas entre la รฉlite y que muchos de los que las profesan participen en juegos de estatus. Pero si queremos que la idea de las creencias de lujo perdure mรกs allรก del momento actual y del contexto geogrรกfico, debemos resistirnos a la tentaciรณn de incorporar esas caracterรญsticas a la definiciรณn bรกsica del concepto. En este sentido, he aquรญ algunas observaciones sobre lo que implica y lo que no implica mi propia definiciรณn de las creencias de lujo.

  1. La รฉlite

Las creencias en el lujo son un rasgo caracterรญstico de la รฉlite estadounidense contemporรกnea, o al menos de cierto segmento de ella. Pero esto no significa que haya que ser de la รฉlite para adoptar una creencia de lujo.

Supongamos, por ejemplo, que los licenciados en Filologรญa Inglesa de Yale son especialmente propensos a abrazar la creencia de que es bueno retirar la financiaciรณn a la policรญa, y que tambiรฉn es probable que disfruten de una vida acomodada e influyente. Aunque pueden elegir vivir en un barrio โ€œconflictivoโ€ al graduarse, tienen dinero y conexiones sociales para mudarse a un lugar mรกs seguro si lo prefieren, y normalmente lo hacen cuando son un poco mayores. Es evidente que tienen una creencia de lujo.

Ahora imaginemos a una profesora de inglรฉs de secundaria en Kansas. Se licenciรณ en una universidad local, gana un sueldo medio y vive en un barrio razonablemente seguro, aunque poco distinguido. Pero como lee novelas literarias, estรก suscrita a revistas de izquierdas y escucha cierto tipo de podcasts intelectuales, tambiรฉn cree que deberรญamos retirar la financiaciรณn de la policรญa. Aunque puede que ella no sea un ejemplo tan caracterรญstico del fenรณmeno โ€“no todos los Ferraris son rojos, recordemosโ€“, sin duda es cierto que ella tambiรฉn tiene una creencia de lujo. Este elemento tan obvio es algo que tendrรญamos que negar si insistiรฉramos en hacer del estatus de รฉlite parte de la definiciรณn misma de una creencia de lujo; y precisamente por eso el estatus de รฉlite de quienes abrazan creencias de lujo no deberรญa formar parte de la definiciรณn central del concepto.

  1. La bรบsqueda de estatus

Segรบn Henderson, la funciรณn de seรฑalizaciรณn social de las creencias de lujo forma parte de su naturaleza. Todo su sentido, dice, es que โ€œconfieren estatus a los acaudaladosโ€.

Creo que Henderson tiene razรณn al afirmar que las creencias de lujo suelen conferir estatus social a quienes las tienen. De hecho, algunos de sus crรญticos mรกs astutos se obstinan en pasar por alto la fuerza de esa observaciรณn. Tomemos el ejemplo de Teslo de la fiesta de cรณctel, que hemos considerado antes. Sin duda, tiene razรณn en que la profesiรณn de creencias de lujo no puede compensar las grandes diferencias de estatus social. Pero precisamente por eso desempeรฑan el papel mรกs importante entre las personas que tienen un nivel similar de รฉxito material o profesional. El abogado que envรญa a sus hijos a un lujoso colegio privado no necesita creencias de lujo para sentirse superior al cartero que envรญa a sus hijos al colegio pรบblico local; las necesita para competir con el mรฉdico cuyos hijos asisten al mismo colegio privado que los suyos3.

Asรญ que las creencias de lujo suelen conferir estatus social a quienes las tienen. Pero eso no significa que su tendencia a hacerlo deba considerarse parte de su definiciรณn bรกsica. Algunas personas que adoptan esas creencias pueden ser muy conscientes de su estatus y conseguir elevar su posiciรณn social gracias a la adopciรณn de esas opiniones. Pero otras pueden ser simplemente ingenuas sobre el mundo y seguir el consenso de sus iguales sin pensar demasiado en ello. Incluso pueden cometer un error de cรกlculo, profesando sus creencias ante un pรบblico que se rรญe de ellos en respuesta.

Una vez que queda claro que quienes sostienen creencias de lujo no tienen por quรฉ estar comprometidos โ€“o, si lo estรกn, no tienen por quรฉ tener รฉxitoโ€“ en la bรบsqueda de estatus, el concepto pierde el trasfondo conspirativo que comprensiblemente ha preocupado a sus crรญticos. Entendido correctamente, el concepto de creencias de lujo sigue siendo agnรณstico sobre las motivaciones subyacentes de quienes las sostienen. Algunos pueden ser nefastos, pero, como Teslo, sospecho que la mayorรญa son ingenuos o poco serios desde el punto de vista moral.

  1. No es solo un problema de izquierdas

Una crรญtica comรบn al concepto de creencias de lujo es que se ha convertido en una forma perezosa de los conservadores de machacar a los liberales y progresistas. Como lamenta W. David Marx, casi todos los ejemplos de creencias de lujo citados por Henderson โ€œse asocian con liberales de campus universitarios o profesionales de zonas urbanas costerasโ€. Y sin embargo, opina, โ€œlas ideas asociadas a los conservadores ultrarricos, no a los jรณvenes liberales, son las que infligen los mayores costes a los pobresโ€. 

Crรญticos como Marx tienen razรณn en que el concepto de creencias de lujo ha sido asumido en gran medida por los conservadores. Y seguramente tambiรฉn es cierto que algunas posiciones polรญticas conservadoras podrรญan clasificarse igualmente como creencias de lujo. Los conservadores que se oponen a una mayor financiaciรณn pรบblica de la salud mental, por ejemplo, no suelen vivir en los barrios que tienen que lidiar con un gran nรบmero de enfermos mentales deambulando por las calles.

Aun asรญ, el hecho de que el concepto de creencias de lujo pueda emplearse de forma fructรญfera en muchos contextos ideolรณgicos diferentes no es motivo para dudar de su utilidad. Al contrario, es una razรณn para que mรกs liberales y progresistas lo utilicen para sus propios fines.

El tipo correcto de desacuerdo sobre las creencias de lujo

Algunos conceptos, como la libertad o la democracia, son โ€œesencialmente discutiblesโ€. Dado que tienen una connotaciรณn positiva, las personas con una visiรณn particular de la polรญtica siempre intentarรกn ponerla al servicio de sus propios fines. Y puesto que nunca nos pondremos de acuerdo sobre nuestra visiรณn definitiva de la polรญtica, tambiรฉn es probable que sigamos discrepando sobre cรณmo definir esos tรฉrminos.

El concepto de creencias de lujo pertenece a una categorรญa similar, pero sutilmente distinta. Creo que podemos llegar a una definiciรณn coherente del concepto que sea aceptable para personas con predilecciones ideolรณgicas muy diversas; he intentado hacerlo en este ensayo. Pero incluso una vez que nos pongamos de acuerdo sobre la definiciรณn mรกs coherente del tรฉrmino, es probable que, debido a su naturaleza intrรญnsecamente evaluativa, sigamos discrepando sobre la mejor forma de aplicarlo.

Todos deberรญamos ser capaces de reconocer que el concepto de creencias de lujo es intelectualmente รบtil y, si se define con un poco de cuidado, coherente. Pero como seguiremos teniendo desacuerdos persistentes sobre la naturaleza del mundo social, seguiremos discrepando sobre, por ejemplo, si una creencia especรญfica como โ€œla gente no necesita casarse si tiene hijosโ€ constituye una creencia de lujo.

El concepto de creencias de lujo, en otras palabras, no es esencialmente discutible. Pero, por acuรฑar una nueva expresiรณn, es probable que sus aplicaciones se cuestionen de forma persistente. Y eso, me parece, es una caracterรญstica mรกs que un defecto: llamar a una idea creencia de lujo es levantar cierto tipo de sospecha sobre su naturaleza, una sospecha que deberรญa profundizar โ€“en lugar de cerrarโ€“ al debate sobre ella. 

Publicado originalmente en el Substack del autor.

Traducciรณn del inglรฉs de Daniel Gascรณn.

  1. Ruxandra Teslo y otros crรญticos tienen razรณn en que el concepto se utiliza de forma demasiado amplia en las redes sociales; pero eso, por supuesto, es una caracterรญstica de las redes sociales mucho mรกs de lo que es una caracterรญstica de este concepto en particular. Si juzgรกramos la coherencia o la utilidad de una amplia variedad de conceptos โ€“desde el socialismo al fascismo, y desde la libertad a la justiciaโ€“ por la forma en que la gente los utiliza en las redes sociales, acabarรญamos descartando todos ellos tambiรฉn. La respuesta correcta al uso inflacionista de tales conceptos en el debate polรญtico no es expulsarlos de nuestro vocabulario; es que aquellos de nosotros que intentamos pensar seriamente sobre el mundo seamos mรกs juiciosos a la hora de utilizarlos. โ†ฉ๏ธŽ
  2. Lo mismo ocurre con las definiciones de fenรณmenos sociales mรกs complejos. Muchos populistas, por ejemplo, gozan de un apoyo desproporcionado entre los votantes de clase media baja; pero aunque el fuerte rendimiento electoral entre ese segmento de la poblaciรณn es caracterรญstico del populismo, no debe considerarse parte de su definiciรณn. โ†ฉ๏ธŽ
  3. Esto, junto con su relativa escasez de experiencia vital, ayuda a explicar por quรฉ las creencias de lujo desempeรฑan un papel tan importante entre los estudiantes universitarios y de posgrado. Dado que, en comparaciรณn con sus compaรฑeros del mismo centro, tienen pocos indicadores externos de logros que seรฑalar, su necesidad de demostrar su estatus social de formas menos tangibles es especialmente alta.
    โ†ฉ๏ธŽ
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Yascha Mounk es director de Persuasion.


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