Chilpancingazo
Los normalistas llegaron a Chilpancingo el 12 de diciembre de 2011 y cerraron la autopista “para protestar contra el gobierno estatal por no responder a un pliego petitorio”, dijeron las noticias.
Se inició la gresca con la policía, murieron por bala dos personas (Jorge Alexis Herrera y Gabriel Echeverría), hubo heridos y detenidos. Los normalistas prendieron fuego a una bomba despachadora de gasolina; el fuego alcanzó al empleado Gonzalo Rivas Cámara, que logró cerrar válvulas y conductos, agonizó diecinueve días y murió el primero de enero de 2012.
El 3 de enero los normalistas tomaron varias estaciones de radio en Chilpancingo, se deslindaron de la muerte de Rivas Cámara, y transmitieron su exigencia de juzgar al gobernador Aguirre. Los apoyaron normalistas de Chihuahua, Saltillo y Oaxaca que pertenecen a la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM).
El 11 de febrero, en la Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero (APPG) ante el palacio de gobierno en Chilpancingo, el líder Pablo Sandoval Cruz denunció que los normalistas se habían dejado infiltrar.
Esta acusación llevó a los normalistas a romper relaciones con la APPG.
“Mala táctica y estrategia”
El señor Sandoval Cruz (un “laureado luchador social”) juzgó además que los normalistas “están siendo mal asesorados por otras organizaciones sociales”; que la acción en Chilpancingo el 12 de diciembre “no tenía razón de ser, pues era día de asueto”; que cerrar la autopista fue para causarle un problema al gobernador Aguirre y que el problema “se cometió por una mala táctica y estrategia”.
Del análisis del líder de la APPG se infiere que los normalistas son infiltrables y manipulables por “organizaciones sociales”, externas a su Normal y que, además, les imponen “malas tácticas y estrategias”. (Desde luego, se deberá inferir que la APPG es organización social que sí sabe recomendar buenas tácticas y estrategias).
De hecho, Sandoval Cruz explica que el fatídico 12 de diciembre, la “comisión política de la APPG” tenía cita en la Normal con “la cúpula del comité estudiantil de Ayotzinapa”, y que al llegar ahí “nos dimos cuenta de que habían salido los estudiantes en autobuses sin explicarnos a dónde iban”.
Quizá de haber llegado diez minutos antes, en vez de ser infiltrados y malaconsejados los normalistas por malos estrategas, la APPG habría aconsejado buenas tácticas y estrategias que habrían salvado tres vidas y ahorrado tanto daño. Lamentablemente, el líder de la APPG no dijo cuáles son las organizaciones sociales que asesoran mal…
Preguntas
¿Por qué las organizaciones sociales se disputan entre sí aconsejar con estrategias y tácticas a una escuela Normal Rural?
¿Cuál es el objetivo de esas tácticas y estrategias?
¿Por qué las organizaciones sociales necesitan contar con los servicios de los estudiantes de una Normal Rural? ¿Qué clase de servicios pueden prestar esos estudiantes a las organizaciones sociales que las mismas organizaciones no pueden darse por su propia cuenta (y riesgo)?
¿Cómo escoge “la cúpula del comité estudiantil” de la Normal a cuál organización social escuchar y a cuál no, y por qué?
¿Dirán los normalistas cuál fue la organización social que los malaconsejó y explicarán por qué la prefirieron a otra organización social?
¿Lo dirá la APPG?
(Continuará…)
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.