Militares y banqueros: sus discursos frente a AMLO

Militares y banqueros: sus discursos frente a AMLO

La tragedia de México no es que no valoremos el liberalismo. La tragedia es que no tenemos élites comprometidas con la creación de instituciones fuertes para garantizar la igualdad.
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Si hay dos sectores que han sido insultados y denigrados por el discurso de Andrés Manuel López Obrador son los banqueros y los militares. A unos les ha dicho reiteradamente “ladrones”, “saqueadores” y “cómplices” del “mayor fraude a la nación”: el rescate bancario de 1995 conocido como el FOBAPROA. Pero en privado no duda en acercarse a ellos, a fin de calmar sus temores sobre su radicalismo económico. A los militares, AMLO les ha dicho en público “asesinos”, “autores de masacres” y “represores del pueblo”. Aunque en privado, ha asegurado que los usaría en el combate al narcotráfico y el crimen organizado porque “son la institución menos afectada por la corrupción”.

La semana pasada, militares y banqueros pronunciaron discursos sobre las posturas públicas de López Obrador. Los militares eligieron a su Director General de Derechos Humanos como vocero para responder a las acusaciones sobre la supuesta responsabilidad de soldados en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, y otros “actos de represión”:

“Se han mencionado estas supuestas responsabilidades sin la más mínima evidencia, por hechos investigados no sólo por autoridades judiciales nacionales, sino por grupos de expertos que han presentado conclusiones que desvinculan al personal militar de los hechos delictivos que fueron materia de su análisis. Inclusive se ha difamado sobre hechos represivos que ofenden al Instituto Armado y también a la sociedad. Ante esto, se responde que hemos dado muestras de tolerancia y prudencia en un sinnúmero de ocasiones, desde agresiones físicas a instalaciones militares, a integrantes del Ejército y Fuerza Aérea, hasta injurias y ofensas provocadas.”

Que el lenguaje jurídico-militar rebuscado no nos deje duda: los militares están llamando mentiroso, difamador e injuriante a quien hoy tiene la posibilidad de ser su Comandante Supremo. Esto no se ve todos los días.

¿Cuál fue la respuesta de López Obrador? Uno, duplicar la apuesta (AMLO se mantuvo en su dicho durante varios días). Dos, ofrecer dinero al ofendido (aumento de sueldo a militares). Y tres, concluir por su cuenta que no pasó nada y que él y la institución que insultó siempre han sido amigos (“los soldados son pueblo uniformado y siempre votan por mi”). Por cierto, ¿qué otro político usa exactamente la misma técnica? ¿Quién dice “Mexicans are rapists” y luego “I love the Mexican people”?

Por su parte, los banqueros no han merecido una respuesta de AMLO, a pesar de que ellos organizaron un magno evento en Acapulco para hablar de él. Baste ver el título del tema de la 80ª Convención Nacional Bancaria “El dilema global: Liberalismo vs. Populismo” para darnos cuenta quién era la quinceañera en ese vals.

El mensaje de Luis Robles Miaja, presidente de la Asociación de Bancos de México, era la oportunidad para definir cómo espera que su gremio resuelva ese dilema. Comenzó haciendo una exposición del “liberalismo” en México, afirmando sus virtudes: democracia, derechos humanos, estabilidad económica y creación de la clase media, entre otras. Después, reconoció brevemente que el modelo mexicano tiene sus taras: “Tenemos que resolver la violencia del crimen organizado que priva en algunas regiones, la falta de vigencia plena del Estado de Derecho, la corrupción y la impunidad, así como la desigualdad.”

Ahora, veamos la definición de populismo del líder de los banqueros:

“Un cuestionamiento profundo a los partidos convencionales, y a las instituciones, encarnándose en líderes carismáticos. […] Pretenden representar, entre comillas, al pueblo olvidado por los políticos convencionales. [Y] proponen soluciones fáciles de vender, que generalmente son falsas…”

La respuesta retórica ante este desafío político debía estar a la altura de los problemas descritos en el discurso. Pero en su cierre, Luis Robles Miaja llamó a:

  • Mantenernos unidos
  • Estar orgullosos del país que formamos.
  • Tener una visión clara de lo que hemos logrado
  • Ser críticos y agentes del cambio de los retos que enfrentamos
  • No dejar de ver, valorar y defender lo que hemos construido bien.
  • Recordar que construir toma muchos años, y destruir muy pocos.
  • Valorar los beneficios que nos ha dado la estabilidad económica

Una conclusión de discurso totalmente fuera de foco y tono. ¿Qué debió haber dicho? Debió haber construido su discurso a partir de las fallas descritas del modelo (corrupción, impunidad, desigualdad) y lo que debemos hacer para arreglarlas. Debió comunicar un sentido de urgencia claro y convincente y debió decir qué va a hacer la banca para combatir los males del modelo. Imagino ovaciones de pie si, por ejemplo, hubiera anunciado que la banca privada ya no va a prestarle dinero a gobiernos estatales y municipales corruptos, y que en vez de eso va a ampliar el crédito a pequeños negocios con enfoque social.

La tragedia de México no es que no valoremos el liberalismo. La tragedia es que no tenemos élites comprometidas con la creación de instituciones fuertes para garantizar la igualdad y los derechos de todos (ricos y pobres) ante la justicia. Y lo que a la gente no le queda claro –o no le importa porque está enojada y quiere ver arder al sistema– es que el populismo no crea instituciones fuertes. Por eso no solo no es la solución, sino que es muy probable que agrave el problema.

De ahí que defender el liberalismo no signifique mejorar nuestra actitud, elevar nuestro orgullo nacional o estar agradecidos con el modelo liberal, como dice Luis Robles Miaja. La mejor defensa que podemos hacer del liberalismo es atacar con indignación, fuerza y voluntad a la injusticia, la impunidad y la corrupción y  defender con más vigor político, económico e intelectual la creación de instituciones sólidas al servicio de todos. Bien hicieron los militares en indignarse y defender a una institución que debe ser de todos y mal hicieron los banqueros en defender el liberalismo con un discurso tan poco persuasivo.

 

 

 

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Especialista en discurso político y manejo de crisis.


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