Foto: Benjamín Flores / Procesofoto

Ombudsperson a la medida

El turbio proceso con que se eligió a la nueva titular de la CNDH amenaza la autonomía del organismo defensor de los derechos humanos.
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En medio de una nebulosa elección, el Senado votó el pasado 7 de noviembre a Rosario Piedra Ibarra como la nueva titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Dos días antes, Piedra recibió el espaldarazo de López Obrador, quien manifestó que el organismo autónomo debería de estar en manos de las víctimas de violaciones de derechos humanos y no de académicos porque “han guardado un silencio cómplice durante mucho tiempo”. De probarse que se cometió un fraude en su elección o que el presidente ejerció presión para que ella, quien es militante de Morena, se quedara en el cargo, la CNDH perdería la confianza que por años mantuvo. El organismo responsable de proteger los derechos humanos de los ciudadanos quedaría en manos de alguien afín al gobierno y que llegó ahí gracias a una simulación, dejando su autonomía en entredicho.

Piedra es hija de la activista Rosario Ibarra de Piedra, quien hace una semanas fue distinguida con la medalla Belisario Domínguez por el trabajo de búsqueda de desaparecidos que ha realizado con el Comité Eureka. Es psicóloga de formación y no tiene experiencia en cortes internacionales. Dentro de su trayectoria política, Piedra fue secretaria de Derechos Humanos del Comité Ejecutivo Nacional de Morena y en tres ocasiones candidata a diputada del Distrito X por el mismo partido. En más de una ocasión, Piedra ha usado sus redes sociales para manifestar su apoyo a López Obrador y el proyecto político que encabeza. No ha considerado renunciar a su militancia, pero en entrevista afirmó que no permitirá que esta influya en sus actividades y que criticará a todo aquel que viole los derechos humanos, sin importar si provienen del presidente, la oposición o el partido en el poder.

Piedra fue elegida en la tercera ronda de votaciones con 76 votos, después de que en las dos primeras ningún candidato obtuviera las dos terceras partes de los votos. Arturo Peimbert, abogado y hasta mayo de este año titular de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, obtuvo 24 votos y José de Jesús Orozco, abogado, integrante del Consejo Consultivo de la CNDH y por dos años presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, solo tuvo ocho. Se registraron seis abstenciones.

La polémica se desató después de que en redes sociales se difundió un video que parece mostrar a Ricardo Monreal depositando dos boletas en vez de una dentro de la urna. Monreal aclaró que la boleta se desdobló y no hizo trampa. Sin embargo, senadores del PAN denunciaron que fueron 116 los senadores que votaron, pero solo se contabilizaron 114 votos. Uno de los votos fue a favor de Orozco, pero la senadora por Morena Martha Sánchez Moreno no lo contó y el resto de los escrutadores no lo registró. El otro voto hasta el momento sigue sin aparecer. De tal manera que Piedra no alcanza los 76 votos necesarios para este martes tomar posesión como titular de la CNDH.

Además de la falta de certeza en el resultado de la elección, el senador Emilio Álvarez Icaza señaló que el proceso de renovación del titular de la CNDH ha estado lleno de inconsistencias. No se respetaron los términos de la convocatoria que el propio Senado aprobó ni los mecanismos de votación que marca la ley. Por todo esto, el proceso tendría que realizarse de nueva cuenta para no afectar la confianza ciudadana en el organismo. La bancada del PAN en el Senado pidió que no se cite a Piedra para rendir protesta, que se reponga el procedimiento de elección con tablero abierto y fedatario público y que se dé vista a la Contraloría Interna del Senado y al Ministerio Público, con el fin de deslindar responsabilidades. Por su parte, Marko Cortés, presidente del PAN, solicitó que se presente una nueva terna por tratarse de un “proceso fraudulento y tramposo”. Pero la presidenta del Senado, Mónica Fernández, descartó repetir la votación porque “hay que respetar la ley”. Así, Piedra estará al frente del organismo durante cinco años.

El presidente ha respaldado el resultado de la elección y dijo que está contento porque la llegada de Piedra abre la posibilidad de que la CNDH “deje de ser una pantalla, un organismo alcahuete del régimen y se profundice en las investigaciones y se acabe con la impunidad, y se le dé una respuesta a los familiares de las víctimas”. En esa afirmación, el presidente olvida que por casi tres décadas la CNDH se ha dedicado a investigar y pedir a las autoridades responsables reparar los daños en contra de las víctimas. No ha mantenido una actitud sumisa y no ha ignorado las acciones de los gobiernos anteriores. Desde su creación en 1990 ha emitido un total de 2,803 recomendaciones ordinarias y de 2011 a junio de este año ha presentado 24 por violaciones graves a los derechos humanos. Al afirmar que la CNDH no ha hecho suficiente para atender a las víctimas, el presidente manifiesta su desconocimiento en cuanto a las funciones y limitaciones del organismo. Su función no es sancionar, sino investigar, observar, defender y promover los derechos humanos.

México es un país donde se vive una grave crisis de derechos humanos debido al clima de violencia y extrema inseguridad. De acuerdo con el último informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Organización de los Estados Americanos, las comunidades indígenas, los periodistas, las mujeres trans y miembros de la comunidad LGBT y los defensores de los derechos humanos son los más vulnerables a sufrir violaciones de sus derechos. La nueva titular de la CNDH tiene ante sí un desafío de proporciones enormes, pero su cercanía con el presidente podría convertir al organismo en el brazo que necesitaba para evitar las críticas.

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