A lo largo de esta campaña hemos escuchado a los candidatos coquetear con los jóvenes: José Antonio Meade propuso mejorar el espacio de emprendimiento para los jóvenes; Ricardo Anaya arrancó con un hackatón de doce horas para reunir propuestas en los tres ejes fundamentales de su proyecto y para resolver problemas del país; López Obrador se ha comprometido en más de una ocasión a dar a los jóvenes estudio y trabajo. Los jóvenes son, por supuesto, un apartado obligado en las plataformas electorales. En la del Coalición por México al Frente la palabra jóvenes aparece en seis ocasiones; en la de Juntos Haremos Historia los jóvenes se mencionan ocho veces; en la de Todos Por México ¡cincuenta y dos! (Cabe mencionar que, como quedó claro en la reunión de Meade con la CTM, se puede mencionar muchas veces la palabra “jóvenes”, pero si tus aliados son otros, hay poco por hacer).
Tantas alusiones a la juventud se fundan en un dato que hace salivar a todos los candidatos: 29.3% del electorado total son jóvenes entre 18 y 29 años. Aunque otros datos matizan el peso de este sector: dejando de lado a los jóvenes de 18 y 19 años, que participan más por ser su primera votación, la constante en los cuatro estudios que han hecho el IFE y el INE con base en las listas nominales usadas en las elecciones de 2003, 2009, 2012 y 2015 confirman que son los jóvenes de entre 20 y 29 años quienes menos participan. En cuanto a sexo, los hombres son los más abstencionistas, así como quienes están en áreas urbanas. Hasta ahí el entusiasmo juvenil.
¿Pero qué piensan los jóvenes de estas elecciones? ¿Tienen pensado salir a votar? De acuerdo con la Tercera Encuesta Panel de Defoe, un alentador 24% de los jóvenes de la franja entre 18 y 23 años están muy seguros de que saldrán a votar por el partido que mencionaron en nuestra encuesta.
Y en esta ocasión, porcentajes muy altos de encuestados de todas las edades saben cuándo son las elecciones.
Una cuarta parte de los jóvenes que están muy seguros de salir a votar el 1 de julio, se sienten identificados con Morena.
Hace poco más de un mes, el diario El País señalaba ya esté fenómeno: “los simpatizantes del aspirante presidencial de Morena menores de 30 años lo ven como un agente de cambio” y aunque cuestionan algunas de sus decisiones, “la pérdida de la fe en los partidos políticos” hace que su estilo anti establishment resulte muy atractivo. Aunque el análisis del El País es muy atinado, llama la atención que los datos de nuestra encuesta arrojan que para los dos segmentos más jóvenes de la población es más importante el partido que el candidato. Quizá eso permite a los jóvenes lidiar con las contradicciones de AMLO: la creencia de que el partido, en el fondo, tendrá la capacidad de moderarlas.
¿Qué preocupa a los jóvenes?
De acuerdo con nuestra encuesta, la principal preocupación en los dos segmentos más jóvenes es la “crisis económica”; una preocupación entendible si recordamos que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, en el primer trimestre de 2017 se encontraban ocupados 15 millones de jóvenes de 15 a 29 años; 60.6% (9 millones) de ellos lo estaban en el sector informal.
Los jóvenes son históricamente el gran convidado de piedra en los procesos electorales, pero también los olvidados de siempre a la hora de conformar gobiernos y tomar decisiones. En 2016 Ollin, Jóvenes en Movimiento publicó su último Índice Nacional de Participación Juvenil, una investigación que tiene por propósito medir el grado de involucramiento de los jóvenes en México en espacios de incidencia y temas clave de la agenda nacional. Los resultados en todos los sectores, pero más acusadamente en los partidos políticos, eran lamentables.
Los jóvenes deben ser incluidos en la práctica de empresas, partidos y gobiernos; no quedar reducidos a ocho menciones en cualquier plataforma electoral.
Politólogo apasionado, creyente de la metodología por encuestas. Director General de la firma de opinión pública Defoe