Como se sabe, Chile es un paรญs telรบrico. Desde que tenemos registros histรณricos, terremotos y tsunamis se han hecho presentes en nuestra geografรญa y en nuestros procesos polรญticos y sociales. Lo vivido el pasado 4 de septiembre de 2022 es un sismo de magnitud 9 en la escala que se elija para observarlo o analizarlo. Con la participaciรณn de 87% de nuestro padrรณn electoral, la mayor registrada hasta hoy, un 62% de los votantes optรณ por rechazar la propuesta constitucional elaborada por la Convenciรณn Constituyente, por la cual se jugaron el todo por el todo la coaliciรณn de gobierno y el mismรญsimo presidente Gabriel Boric.
Las placas tectรณnicas que colisionaron tardarรกn en asentarse, por lo que habrรก que esperar para poder analizar lo ocurrido con la profundidad y perspectiva que da el tiempo. Pero una lectura inicial permite establecer tres factores estructurales que ayudan a explicar el momento que Chile estรก atravesando.
En primer lugar, la pรฉrdida de la amistad cรญvica: a golpe de vista, el resultado del llamado plebiscito de salida constitucional se contrapone en forma dramรกtica con el plebiscito de entrada de octubre de 2020, en el que participรณ un 50% de los ciudadanos con derecho a voto y en el que la opciรณn de redactar una nueva Constituciรณn obtuvo un sรณlido 78%.
Pero la verdad es que se trata de dos preguntas y escenarios distintos: en la primera se consultaba si se querรญa una nueva Carta Magna y en la segunda se evaluรณ el texto propuesto. La victoria del Rechazo es, en buena medida, el triunfo de la demanda de mayor diรกlogo y consenso social por sobre la altanerรญa, la soberbia, la exclusiรณn, el maximalismo y el populismo con que la mayor parte de los constituyentes actuaron durante el รบltimo aรฑo. Es la derrota de lo que algunos llamaron el โoctubrismoโ, en referencia al estallido social de ese mes en 2019.
El Frente Amplio, Convergencia Social y el Partido Comunista, con la complicidad explรญcita o tรกcita de los partidos Socialista, Por la Democracia y de sectores de la Democracia Cristiana y Radicales, intentaron establecer a travรฉs del texto elaborado un proyecto polรญtico, un rรฉgimen ideolรณgico si se quiere, antes que redactar una Carta Magna con una visiรณn verdaderamente republicana.
Y es que, aunque en muchos aspectos la Constituciรณn propuesta abarcaba temas profundamente anhelados por la mayorรญa ciudadana, convergentes hacia una nociรณn de Estado social y democrรกtico de derecho, tambiรฉn poseรญa fallas estructurales graves. El rรฉgimen polรญtico, el sistema jurรญdico, la plurinacionalidad y las herramientas de seguridad pรบblica, entre otras materias propuestas, adolecรญan indistintamente de congruencia o tendรญan a una fragmentaciรณn social y cultural.
Un segundo factor es el desconocimiento o desdรฉn de la mayorรญa de los constituyentes y de la coaliciรณn gobernante hacia la idea de progreso social, meritocracia e individuaciรณn que desde hace dรฉcadas existe en la clase media chilena. La derrota cultural del Apruebo es el fracaso de la lectura antojadiza que vio en el estallido social de 2019 un anhelo comunitario cercano al socialismo, antes de lo que en verdad fue: una โRevoluciรณn del malestarโ de, indistintamente, consumidores de democracia, utopรญas, religiones y mercado. Y es que Chile ha sufrido los โdolores del crecimientoโ tan propios de los paรญses que, al borde del desarrollo, postergan su despegue mรกs allรก de lo que la โdemocraciaโ de las redes sociales estรก dispuesta a tolerar. Con todo, a no engaรฑarse: asรญ como lo ocurrido en dicho aรฑo no fue la victoria de la izquierda, lo acontecido en las รบltimas horas no es el de la derecha.
Llegamos al tercer factor que ayuda a explicar lo ocurrido: Chile es un paรญs amarillo, moderado. El โamarillismoโ โcomo muchas veces, en forma peyorativa, se denota aquรญ a quienes optan por posiciones de centroโ ha alzado su voz con fuerza avasalladora en este plebiscito constitucional.
Comparada con las grandes naciones-continente del planeta (India, China, Mรฉxico, Rusia, Estados Unidos o Brasil), nuestra patria, con sus veinte millones de habitantes, parece ser mรกs bien una gran metrรณpoli con alma de ciudad de mediados del siglo pasado. Pero la verdad es que definirnos no es tan sencillo. Somos una suma de regiones, o territorios como se les llama ahora, disgregados en nuestra โloca geografรญaโ, pero que responde a ciertas caracterรญsticas locales fuertemente arraigadas, con, al menos, cinco zonas bien delimitadas: Norte, Centro, Sur, Patagonia austral e Islas del Pacรญfico. En cada una de ellas, las lรณgicas del progreso, desarrollo y meritocracia responden a rasgos propios de sus comunidades, tradiciones y vinculaciรณn con el paisaje.
Pero con todas las diferencias que caracterizan nuestros interminables 4,270 kilรณmetros de tierra y 6,435 kilรณmetros de borde costero, hay aspectos sociolรณgicos y psicolรณgicos que nos hermanan fuertemente. Asรญ como hemos desarrollado una enorme resiliencia psรญquica y un profundo sentido de solidaridad para sobreponernos a los desastres naturales que asolan al paรญs de tanto en tanto, la mayor parte de los chilenos se sienten de clase media.
Mรกs allรก de los coeficientes de Gini o las tablas de ingreso per cรกpita, el grueso de nuestra ciudadanรญa aspira o defiende con fervor la posibilidad de ubicarse en ese lugar. La clase media chilena, desde hace dรฉcadas, con sus mรบltiples aristas y bordes, es esencialmente meritocrรกtica, progresista en lo valรณrico y amante de las posibilidades que el menรบ del capitalismo otorga. Estas caracterรญsticas, tan difรญciles de entender para quienes siguen analizando a nuestro paรญs en la lรณgica del gobierno de Salvador Allende o la dictadura de Augusto Pinochet, explican, en buena medida, tanto el estallido social de 2019, como se describiรณ en el libro La revoluciรณn del malestar, como el reciente triunfo del Rechazo.
En el mes de octubre de hace tres aรฑos, la consigna fue โChile despertรณโ. Este lunes 5 de septiembre de 2022, al terminar este artรญculo y constatar que una vez mรกs la gran ganadora ha sido nuestra democracia, quienes pertenecemos a los movimientos que agruparon la โCentroizquierda por el rechazoโ podemos decir, al igual que todos quienes habitan este rincรณn del mundo, que Chile ha tenido un despertar amarillo.
es psicรณlogo, lingรผista y artista visual. Sus libros mรกs recientes son La revoluciรณn del malestar (2020) y En defensa del optimismo (2021). Es vicepresidente de Amarillos por Chile.