www.slate.com

Trump sin riendas

Cada vez hay menos personas que puedan embridar a Donald Trump.
Aร‘ADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

Cuando Donald Trump asuma el cargo serรก el presidente mรกs odiado en la historia contemporรกnea de Estados Unidos. Sin embargo, tendrรก mรกs espacio para maniobrar que ninguno de sus recientes predecesores. Y eso es precisamente lo que inquieta a tanta gente: no hay manera de predecir quรฉ harรก o dirรก Trump en los prรณximos meses.

Normalmente, uno esperarรญa que un candidato exitoso a la presidencia estรฉ al menos consciente de los intereses de sus aliados polรญticos, incluidos los de sus donantes. Mitt Romney probablemente hubiera llevado una campaรฑa muy distinta en el 2012 si no hubiera dependido del apoyo de donantes acaudalados. Trump no se enfrentรณ a un brete similar. En un principio, su รฉxito fue impulsado por una saturaciรณn en la cobertura mediรกtica, generada por su retรณrica.

La diferencia queda clara en el total de dinero recaudado por Trump. Hasta mediados de octubre, su comitรฉ de campaรฑa habรญa gastado mรกs o menos la mitad de lo que Clinton habรญa gastado. Y, mientras que Romney atrajo cientos de millones de dรณlares de apoyo de los Super PACยดs, los aliados Super PAC de Trump recaudaron una suma infinitamente menor. Muchos donantes que habรญan apoyado con entusiasmo a los anteriores candidatos republicanos en elecciones recientes, y quienes apoyaron a los rivales de Trump durante la campaรฑa para nominar al candidato del GOP, favorecieron a Clinton y no a Trump. Esto fue particularmente evidente con los donantes que contribuyeron a la campaรฑa de Jeb Bush, John Kasich y Marco Rubio, tres candidatos a los que se les percibรญa, correcta o incorrectamente, como respetuosos de los intereses del sector financiero.

Si Trump no serรก embridado por donantes poderosos, ยฟpodrรญa acotarlo el partido republicano? Probablemente no.

A diferencia de los partidos polรญticos disciplinados y centralizados que dominan la polรญtica en muchas otras democracias, los dos partidos principales de Estados Unidos son coaliciones laxas. La regulaciรณn en el financiamiento de campaรฑas ha vaciado las organizaciones al centro de los partidos y el poder se ha inclinado hacia los candidatos, sus organismos para recaudar fondos y la acumulaciรณn de Super PACs y grupos de presiรณn. El partido que controla la presidencia tiene la ventaja de tener a una figura muy visible quien estรก hasta arriba de la pirรกmide partidista. Sin esa figura, estas coaliciones se inclinan hacia la anarquรญa. Eso es bรกsicamente lo que le ocurriรณ al GOP durante la presidencia de Obama.

Pero ahora el GOP tiene a esa figura, y no es Reince Priebus, el presidente del Comitรฉ Nacional Republicano, o Paul Ryan, el portavoz de la casa (hasta ahora). Es Donald Trump. Y en vez de que los republicanos acoten a Trump, serรก รฉl quien sea central para definir lo que significa ser republicano.

Hasta hace poco, los republicanos jรณvenes y ambiciosos sabรญan exactamente quรฉ hacer para avanzar dentro del partido: invocar la memoria de Ronald Reagan en cada momento, aunque fueras un niรฑo cuando Reagan estaba en la Casa Blanca, y asegurarte que todos en el partido supieran que eras un conservador entre conservadores, dedicado al conservadurismo conservador. Observen las carreras de Ted Cruz y Marco Rubio, dos cuarentones con perspectivas diferentes en temas polรญticos y con estilos contrastantes. No obstante, ambos lograron convencer a sus compaรฑeros republicanos, y a los donantes, que son los herederos latinos de la tradiciรณn de Reagan. La victoria de Trump seguramente acabarรก con la era de rendirle culto a Reagan.

Si los donantes no guiarรกn al prรณximo presidente, y el partido tampoco podrรก restringirlo, ยฟquiรฉn lo aconsejarรก? Ivanka Trump y Jared Kushner, su esposo, tendrรกn una gran responsabilidad. Tambiรฉn los que ocupen los roles mรกs importantes en su gabinete.

A lo largo de su coqueteo con la polรญtica nacional, Trump ha sido consistente en su escepticismo respecto al libre comercio y su compromiso con el nacionalismo econรณmico. En casi todo lo demรกs, materias tan diversas como impuestos, seguros mรฉdicos, intervenciones militares e inmigraciรณn (su tema favorito durante la campaรฑa), las posturas de Trump han variado. En la gran mayorรญa de estos temas, salvo en el de inmigraciรณn, Trump es una hoja en blanco, al grado de que uno de sus temas recurrentes es que, a diferencia de los republicanos a los que venciรณ, รฉl no es ningรบn ideรณlogo. Lo que ha prometido es hacer lo necesario โ€œto make America great againโ€.

ยฟQuiรฉn estarรก junto a Trump durante su presidencia? Esperemos que sus seguidores mรกs entusiastas โ€“Newt Gingrich, Rudy Giuliani- obtengan puestos prominentes. Los porristas mรกs devotos de Trump no tuvieron miedo de daรฑar su reputaciรณn al apoyar al candidato porque creรญan en su causa o porque, en algunos casos, sintieron que tenรญan todo que ganar y nada que perder.

Si la lealtad es el criterio mรกs importante para contratar, Trump tendrรก problemas. Hay muchรญsimos puestos que deberรกn ocuparse en la Casa Blanca y en las agencias del poder ejecutivo, y la mayorรญa ofrecen mucho trabajo y poca gloria. Dado que su campaรฑa fue tan pequeรฑa y dado que alejรณ a tantos republicanos de elite, serรก difรญcil para el presidente Trump limitarse a gente leal a รฉl. Tendrรก que acercarse a algunos de los hombres y mujeres que se opusieron a รฉl.

Uno de los retos mรกs grandes a los que se enfrentarรกn los republicanos en esta era post-Reagan es que, conforme el partido se ha vuelto cada vez mรกs anti-elitista, los profesionales, educados a nivel universitario, han abandonado el GOP. Aunque el GOP ha compensado esta pรฉrdida en tรฉrminos electorales, ha contribuido a una asimetrรญa en el mundo de conocimiento polรญtico. Mientras que la campaรฑa presidencial de Hillary Clinton tenรญa un nรบmero inmenso de expertos en polรญtica al alcance de la mano, la campaรฑa de Trump tenรญa un diminuto y cerrado grupo de opositores quienes se movรญan al lado izquierdo cuando otros republicanos de su clase social se iban del derecho. Nada de esto es terrible cuando estรกs en guerra con la sabidurรญa popular, pero sรญ hace que encontrar gente para llenar puestos sea mucho mรกs difรญcil. La mayorรญa de la gente es conformista, no revolucionaria. Y, en cรญrculos intelectuales, incluyendo los cรญrculos conservadores intelectuales, el apoyo a Trump es minoritario.

En los prรณximos meses, muchos expertos en polรญtica enfrentarรกn otro dilema. ยฟEstรกn dispuestos a hacer a un lado sus dudas sobre Trump para formar parte de su gobierno? Hacerlo acarrearรก riesgos. Trump fue el candidato que mรกs polarizรณ a la opiniรณn pรบblica. Es fรกcil pensar que, como presidente, tambiรฉn tendrรก ese efecto. No se ha probado como servidor pรบblico, y no estรก claro si tiene la disciplina o la experiencia necesarias para ser el jefe del poder ejecutivo del paรญs.

Por eso es tan importante que quienes puedan formar parte del gobierno de Trump lo piensen largo y tendido, sin importar sus inclinaciones polรญticas. Esto es doblemente cierto para aquellos con experiencia en tรฉrminos de seguridad nacional, pero no solo limitado a ellos. Estados Unidos estรก entrando a un momento incierto, y su nuevo presidente necesitarรก voces de calma y manos firmes a su alrededor.

Publicado previamente en Slate

+ posts

Columnista para Slate.


    ×

    Selecciona el paรญs o regiรณn donde quieres recibir tu revista: