Cinco reflexiones sobre el debate de anoche entre Hillary Clinton y Donald Trump.
1.- EPN goza de altos índices de aprobación… por parte de Donald Trump. Nuestro país y el presidente Peña Nieto salieron a relucir en el tercer debate. Cuando Trump comenzó a hablar de su propuesta estrella –el muro en la frontera con México– Hillary Clinton le recordó (y nos recordó) que vino a nuestro país a entrevistarse con el presidente Peña Nieto y que ni siquiera le mencionó el muro en público porque le dio miedo mencionarlo (“he chocked”). “Después se enfrascó en una guerra de tuits con el presidente mexicano”, le dijo. “Un hombre muy agradable” dijo el demagogo sobre Peña Nieto. No estoy seguro de que caerle bien a Trump abone a la popularidad presidencial.
2.- Las mujeres son la kriptonita de Trump. Una vez más, se demuestra que Trump no tiene el autocontrol necesario como para dejar que sus cortos dedos estén cerca del botón nuclear. En un punto del debate, defendiéndose de las acusaciones de que es un misógino y un acosador sexual, dijo que “nadie tiene más respeto por las mujeres que yo”. Unos minutos más tarde le espetó un “¡Qué mujer tan desagradable!” lleno de desprecio a Hillary Clinton, en el punto más agresivo y bajo de la noche.
3.- La transparencia es la kriptonita de Hillary. Trump tuvo uno de sus mejores momentos al ataque, cuando le cuestionó a Hillary la transparencia de los fondos de la Clinton Foundation y el hecho de que ha aceptado dinero de naciones con historia de violaciones a los derechos humanos de minorías, como Qatar y Arabia Saudita. “La Fundación Clinton es una organización criminal. ¿Por qué no regresas el dinero de países que tratan a ciertos grupos de forma tan horrible? Sería un gran gesto. ¿Por qué no lo regresas?” Hillary no contestó más que con una sonrisa fingida y un contraataque a la Fundación Trump.
4.- Hillary ahora sí estudió el ataque y el contraataque. La tercera es la vencida y en varios momentos Clinton le puso buenos ganchos a Trump. Le llamó títere de Vladimir Putin, le restregó en la cara que es un bufón de televisión y ella una estadista (“Cuando yo estaba en la sala de situación de la Casa Blanca siguiendo el operativo contra Osama Bin Laden, Trump estaba conduciendo el reality show Celebrity Apprentice.”) y le dijo que su fundación solo era una fachada para mandarse a hacer retratos “¿Quién hace eso? Es increíble” dijo una Clinton más echada para adelante que en los otros dos debates.
5.- La nota de la noche: Trump no está dispuesto a aceptar los resultados si pierde. En México llevamos diez años viviendo con un candidato presidencial eterno, cuya mente no acepta la derrota y por eso se auto-proclamó “presidente legítimo”. Pero en Estados Unidos se toman más en serio esto de aceptar las reglas de la democracia. Por eso, que Trump dijera “Les diré en su momento. Los mantendré en suspenso” cuando le preguntaron si aceptará los resultados comunica dos cosas. Una, la obvia, su profundo autoritarismo y desprecio por el pueblo al que quiere gobernar. Y dos, que se siente internamente derrotado y ya está pensando en la protesta. Un candidato que se siente ganador hubiera contestado de inmediato “Sí, aceptaré los resultados porque además estoy seguro de que voy a ganar”. Un candidato que va dando la lucha también aceptaría los resultados. Pero Trump ya se da por vencido, y se visualiza encabezando un conflicto post-electoral, comenzando una nueva vida como presentador de “Trump TV”, repitiendo a diario su relato de cómo “la mafia en el poder” le robó la presidencia. Tal vez debemos ir pensando en enviarle a uno de nuestros “bad hombres” favoritos como su asesor en protestas post-electorales. “Vote by vote, poll by poll” podría funcionar en inglés…
Especialista en discurso político y manejo de crisis.