No recuerdo bien quรฉ tenรญa en la cabeza cuando visitรฉ Ucrania, tras la Revoluciรณn Naranja (2004), salvo curiosidad. Fui sin ideas preconcebidas, ni filias ni fobias. Allรญ discutรญan el acercamiento a la Uniรณn Europea y la OTAN. Aรบn tengo grabada la primera impresiรณn de una ciudad tan singular y bella como Kyiv, el monasterio de San Miguel de las Cรบpulas Doradas iluminadas de noche, los bares de marcha y una noche en las barcazas del rรญo Dniรฉper.
Despuรฉs de la Revoluciรณn del Maidรกn, o Revoluciรณn de la Dignidad (2013-14), como la llaman muchos ucranianos, decidรญ volver por aquel criterio profesional de que un analista deberรญa ir al terreno para conocer los paรญses de los que habla, y de nuevo, por curiosidad. Me hastiaba el prisma geopolรญtico del debate espaรฑol y sus lugares comunes, hasta ayer muy influidos por la perspectiva rusa en su versiรณn mas chauvinista (Ucrania no es realmente un paรญs, OTAN, Rusia se quedarรญa โsoloโ con Crimea, etc.). Lo que iba a ser una visita de una semana se repitiรณ docenas de veces, con estancias mรกs largas y durante casi una dรฉcada, a menudo cuando el paรญs no salรญa en noticias. Los aรฑos tras el Maidรกn fueron de una gran efervescencia polรญtica y dinรกmica cultural, con sus luces y sombras, la guerra siempre de fondo, que es difรญcil de explicar. Casi como una droga.
Mรกs allรก de la intensa vida polรญtica de Kyiv, me dediquรฉ a recorrer el paรญs en sus trenes de รฉpoca โel traqueteo en largas noches de viaje a Jรกrkiv, Zaporizhia y el Donbรกs al este, Lviv y los Cรกrpatos al oeste, Chernivtsรญ al sudoeste u Odesa, la de los cuentos de Isaac Babel, a la orilla del Mar Negroโ. Conocรญ un paรญs en cambio constante que, a pesar de la guerra, la asfixiante presiรณn rusa y la polarizaciรณn, avanzaba y a veces retrocedรญa. Un paรญs de una gran idiosincrasia donde, junto a poderosos incapaces de trabajar por el bien comรบn, te encuentras gentes de una talla y dignidad singular. Ucrania vio su campesinado destruido en las hambrunas creadas por decisiones de Stalin (mรญnimo, tres millones de muertos) y su intelligentsia polรญtica y cultural ejecutada en los bosques de Karelia (Rusia) durante las purgas. Hoy tiene quizรก su mejor generaciรณn en dรฉcadas, a pesar del legado soviรฉtico y otros problemas. Quieren un paรญs mejor, un paรญs normal.
Sobre todo, Ucrania tiene agencia, es decir, tiene su propia opiniรณn de lo que es y quiere ser โ una opiniรณn no uniforme, como paรญs pluralista que es. Esto es algo que el chauvinismo ruso, profundamente irredentista y que puede verse en las cada vez mรกs demenciales diatribas de Putin, nunca ha entendido. Por eso, una y otra vez se da de bruces con Ucrania.
En febrero pasรฉ una semana en Kyiv visitando amigos y conocidos, tomando el pulso del ambiente ante la creciente y angustiosa sensaciรณn de que los peores escenarios se cumplirรญan. Estuve con Oleg Sentsov, premio Sรกjarov de la UE de 2018, el cineasta ruso-ucraniano que pasรณ cinco aรฑos en cรกrceles rusas (cuatro en Siberia) por oponerse a la anexiรณn de su Crimea natal, y que se habรญa traรญdo a Kyiv a su madre y dos hijos. Estrenaba su nueva pelรญcula, Rhino. Conocรญ a Stanislav Asรฉyev, periodista de Donรฉtsk, que pasรณ dos aรฑos y pico en โIsolationโ, un horrible centro de detenciรณn de los proxies de Rusia en la โRepรบblica Popularโ (no es ni lo uno ni lo otro). Le torturaron. Tras liberarle, se llevรณ a su familia a Kyiv, a empezar una nueva vida.
Este 24 de febrero Putin iniciรณ una guerra de agresiรณn y conquista de Ucrania, preparada desde hacรญa tiempo. Es una guerra de aniquilaciรณn de la Ucrania moderna. El Donbรกs siempre fue una excusa. Si Kyiv cae, el aparato opresor ruso destruirรก los vestigios del Maidรกn y de la identidad, crecientemente democrรกtica, ucraniana โuna de las principales fobias de Putin, como en su dรญa de Stalinโ. No tengo la menor duda de lo que les espera a muchos de mis amigos y conocidos si caen en manos de este sistema autoritario.
Putin libra, en todo ello, una guerra de irrealidad o contra la realidad en la que el lenguaje es un instrumento de agresiรณn: habla de โdesnazificarโ Ucrania y del โespacio de seguridadโ ruso a la par que sigue la estela de Hitler bombardeando ciudades rusรณfonas como Kyiv o Jรกrkiv y busca derribar a un presidente rusรณfono y de origen judรญo, elegido democrรกticamente, como es Volodรญmir Zelenski. Durante demasiado tiempo gran parte de la clase polรญtica y diplomรกtica occidental no ha querido ver los hechos ni saber leer a este โยฟpodemos decirlo ya o seguimos hablando de โgran estrategaโ?โ gran criminal de guerra que ha perdido casi todo contacto con la realidad. Hubo que pararle aรฑos atrรกs โse avisรณโ pero pensarlo es melancolรญa inรบtil.
Ucrania, por su parte, libra una nueva guerra de independencia de incierto resultado, salvo que, como concluye cualquiera que conozca la historia del pueblo ucraniano, resistirรกn. Intuyo que Ucrania como proyecto nacional saldrรก adelante. Cada nuevo hรฉroe lo reforzarรก. Es, mal que le pese, el primer frente del gran choque entre autocracias y democracias que, con la crisis ecolรณgica y la tecnologรญa, representa una nueva era. Hay que ayudarles al mรกximo. Sentsov, Asรฉyev y muchos amigos hoy se unen a las brigadas de defensa territorial para defender su paรญs. Esta tragedia no ha hecho sino empezar y temo que podrรญa perder a buenos amigos y amigas. Kyiv, para mรญ, es como Madrid. Con cada bombardeo y muerte, algo se rompe dentro. La guerra son millones de sueรฑos rotos. Nunca puedes volver a ser feliz con la misma ligereza. Tanto se destruirรก que habrรก que reconstruir y empezar de nuevo. Me consuela algo el mensaje en espaรฑol de Denis, un amigo allรญ: โyo bien y el paรญs tambiรฉn por ahora, parece que estos hijos de puta no son capaces de evaluar nuestras capacidades, espรญritu y deseo de vivir vida dignaโ.
Borja Lasheras es Senior Fellow del Center for European Policy Analysis (CEPA).