Lo público y lo privado

El caso de la sentencia a la revista TVNotas es ilustrativo porque muestra el conflicto de conceptos como la privacidad o lo privado frente al “interés público” que justifica una invasión ilegítima a la intimidad de la persona.
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Hace ya algunos años, Mario Vargas Llosa escribió de “la civilización del espectáculo”, es decir, la banalización de la cultura, la generalización de la frivolidad, y, en el campo específico de la información, la proliferación del periodismo irresponsable que se alimenta de la chismografía y el escándalo.

Para el escritor, no existe forma más eficaz de entretener y divertir que alimentando las bajas pasiones del común de los mortales; de ahí que hoy experimentemos un empobrecimiento de las ideas como fuerza motor de la vida cultural. Incluso el erotismo ha desaparecido, se le ha vulgarizado y se le ha convertido en pornografía, su forma más barata, procaz y canalla.

En enero de este año, por orden de los magistrados que integran la Sexta Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, la revista TVNotas publicó una portada en fondo negro en la que informaba a sus lectores, de manera inusitada, de una derrota en tribunales, después de seis años, luego de enfrentar una demanda por daño moral e invasión a la privacidad por parte de un actor de televisión.

Las autoridades condenaron a los editores a publicar la sentencia en el mismo medio y formato en que se difundió la información periodística que afectó el “patrimonio moral” del demandante, lo cual implicó reproducir la resolución judicial en siete páginas de su edición del pasado 31 de enero.

El caso es ilustrativo porque muestra el conflicto de conceptos como la privacidad o lo privado frente al “interés público” que justifica una invasión ilegítima a la intimidad de la persona. Es decir, que el factor decisivo entre la protección de la vida privada y la libertad de expresión depende de que lo publicado contribuya a un debate de interés general.

Las figuras públicas, de acuerdo con la Suprema Corte de Justicia de la Nación son aquellas que, por circunstancias sociales, familiares, artísticas, deportivas, o bien, porque ellas mismas lo han decidido, buscan proyección o notoriedad. Dado que se someten voluntariamente a que diversos aspectos de su vida privada sean objeto de difusión, también deben soportar un mayor nivel de injerencia en su intimidad, a diferencia de los particulares, pues se genera un interés legítimo de la sociedad en la información sobre estos personajes.

Sin embargo, la noción de interés público, no es sinónimo de interés del público. No se trata de curiosidad morbosa, sino de la relevancia pública de lo informado para la vida comunitaria. Es decir, que debe tratarse de asuntos de interés general, por lo que no puede exigirse a una figura pública que soporte pasivamente la difusión periodística de datos relevantes sobre su vida íntima, cuando su conocimiento es trivial e indiferente para el interés o debate público.

El hecho demandado a TVNotas por el actor estaba vinculado con la publicación en portada y en páginas interiores de cuestiones inherentes a su vida privada y relativas a su vida sexual. Si bien hay numerosos aspectos de la vida privada de los integrantes de la farándula que pueden resultar relevantes,  la información también puede lesionar el derecho a la intimidad, pues todas las personas tienen derecho a gozar de un espacio reservado de la mirada de los demás, en el que nadie pueda inmiscuirse sin su expreso consentimiento. Todos los individuos cuentan con un patrimonio moral, tienen derechos no cuantificables económicamente que en conjunto construyen su dignidad humana.

TVNotas trató de trasladar la responsabilidad de lo hecho al actor, amparándose en la advertencia de que “los artículos y el contenido editorial son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el punto de vista de la publicación, ni de la editorial”; no obstante, fue incapaz de demostrar que los reporteros existían.

Notmusa, la editorial responsable, ha tratado de mostrar que se enorgullece del empobrecimiento de la profesión periodística por el que se le juzgó, alegando que a 23 millones de lectores no se les puede engañar. Los magistrados determinaron que TVNotas se extralimitó en su ejercicio de la libertad de expresión al publicar un escrito invasivo de la vida privada de otros, pero lo más importante es que considera que poco o nada hace la publicación por el derecho a la información, que incide en aspectos cruciales del desarrollo de las sociedades democráticas, pues nada en sus páginas contribuye a elevar el debate público. ~

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Periodista. Autor de Los voceros del fin del mundo (Libros de la Araucaria).


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