Casi todo el tiempo, la polรญtica se asemeja a un desorden de piezas de rompecabezas. En un dรญa cualquiera hay cientos de noticias, algunas auspiciosas, otras ominosas.
En este momento, parece que la polรญtica estadounidense es un rompecabezas sencillo de cinco piezas. Cada pieza ha sido discutida ampliamente, pero es fรกcil perder de vista cรณmo embonan entre ellas. Sin embargo, una vez que se logra, emerge una imagen muy desoladora.
La primera pieza de este rompecabezas: las palabras y los actos de Donald Trump demuestran que รฉl representa un grave peligro para la democracia. La segunda: si Trump consigue un nuevo periodo como mandatario, es probable que haga daรฑos mรกs graves que en su primer periodo. La tercera: salvo que los demรณcratas consigan una victoria rotunda en 2024, el paรญs se hallarรก en una profunda crisis constitucional. La cuarta: Joe Biden, el presidente en turno, estรก viejo, dรฉbil y es profundamente impopular. Y la quinta: Kamala Harris, quien probablemente se convierta en la candidata demรณcrata a la presidencia si su jefe no busca la reelecciรณn, tiene mucho menos posibilidades de derrotar a Trump.
Es muy pronto para hacer predicciones firmes. Pero en este momento, el escenario mรกs probable verรญa a un Trump envalentonado, o a uno de sus aliados cercanos, ocupar la Casa Blanca. Salvo que Estados Unidos cambie de rumbo, se dirige al desastre.
1) Trump es antidemocrรกtico
Despuรฉs de aรฑos de cubrir a Trump, pensaba que las audiencias en torno al ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021 no iban a escandalizarme.
Ya en el otoรฑo de 2015 empecรฉ a seรฑalar que Donald Trump era un populista autoritario que representa un grave peligro a la democracia estadounidense. Desde entones, ha demostrado su desdรฉn por las reglas y normas mรกs elementales de la democracia liberal de maneras incontables, desde sus repetidas promesas de encarcelar a su oponente polรญtico, hasta su negativa a aceptar el resultado de la elecciรณn de 2020. Quien quisiera ver a Trump como lo que es, ya tenรญa toda la evidencia necesaria.
Y sin embargo, debo admitir que las revelaciones de las รบltimas semanas me han dejado perplejo. Es evidente desde hace tiempo que Trump no se quiere distanciar de ninguno de sus partidarios, no importa lo desagradables que sean, y que estรก buscando desesperadamente maneras para quedarse en el poder, sin importar lo antidemocrรกticas que sean. Pero no era claro entonces que en privado habรญa celebrado el asalto al Capitolio ni que habรญa intentado dirigir a la masa en persona. Yo estaba convencido de que Trump habรญa perdido toda capacidad para escandalizarme, porque creรญa que ya sabรญamos todo lo que tenรญamos que saber sobre su carรกcter. Me equivoquรฉ.
2) Un segundo periodo de Trump como presidente serรญa mรกs peligroso que el primero
Quizรก sea tentador solazarse con el hecho de que Estados Unidos resistiรณ al primer periodo de Trump como presidente. Si la repรบblica estadounidense fue capaz de sobrevivir a su primera presidencia, puede parecernos suficientemente fuerte para sobrevivir a la segunda.
La primera presidencia de Trump sin duda demostrรณ que las instituciones de este paรญs son mรกs resilientes que las de muchas otras democracias en el mundo. Y por esto, no es un hecho que las instituciones estadounidenses sean incapaces de sobrevivir otros cuatro aรฑos de gobierno de Trump. Pero tambiรฉn es importante comentar que una segunda presidencia de los MAGA โya sea liderada por Donald Trump o por uno de sus muchos acรณlitos e imitadoresโ probablemente sea mรกs peligrosa que la primera.
Cuando Trump fue elegido en 2016, carecรญa de experiencia, de equipo y de la visiรณn necesaria para ejercer el poder de manera efectiva. Nunca habรญa ocupado un puesto de elecciรณn popular a ningรบn nivel. Carecรญa de una comprensiรณn detallada ni sofisticada sobre el funcionamiento de la burocracia federal. Apenas si tenรญa algunos seguidores leales en Washington. Muchos de los funcionarios de alto nivel de su gobierno hicieron lo que estaba en sus posibilidades para impedir al gobierno realizar las acciones mรกs extremas y desagradables. Los republicanos en el Congreso, incluido el presidente de la Cรกmara de Representantes, lo miraban con gran escepticismo. Y aunque รฉl creรญa ser el รบnico representante legรญtimo de la gente, no tenรญa un plan consciente para minar los controles y contrapesos; en los primeros aรฑos de su presidencia, los conflictos con las instituciones independientes surgieron poco a poco, cada vez que alguien le dijo que no tenรญa la autoridad para hacer lo que quisiera.
Si Trump regresa al poder en 2024, no estarรก constreรฑido de la misma manera. Ahora ha tenido cuatro aรฑos de experiencia gobernando al paรญs. Tiene mayor entendimiento de lo que hace falta para traducir sus deseos en realidad. Ha confeccionado un amplio grupo de seguidores leales que tambiรฉn tienen experiencia importante en el ejecutivo. Ahora, sus designados de mayor nivel no van a vacilar al emprender acciones inmorales o incluso inconstitucionales. Casi todos los miembros republicanos del Congreso que estaban dispuesto a desafiar a Trump se han retirado o perdieron sus elecciones primarias. Y consolidar su poder probablemente sea el pendiente nรบmero uno en la agenda de Trump para su primer dรญa en el poder.
Hay mรกs razones que en el pasado para creer que Trump tiene la voluntad y la habilidad para subvertir la democracia estadounidense. Lo que da mรกs miedo es que hay buenas razones para temer que probablemente tenga su oportunidad para hacerlo โquizรกs incluso si pierde por un margen estrecho en 2024.
3) La integridad de la elecciรณn de 2024 estรก bajo amenaza
La conjura para subvertir el resultado de las elecciones de 2020 fue caรณtica e incompetente. Aunque Trump hizo lo que pudo para socavar su legitimidad, no tenรญa un plan concreto o accionable para impedir que Joe Biden asumiera como presidente. Eso no serรก asรญ dentro de dos aรฑos. Porque desde hace meses, importantes y poderosos sectores del partido Republicano han creado un plan mucho mรกs sofisticado para llevar a Trump a la Casa Blanca.
En 2020, la decisiรณn final de a quiรฉn enviar al Colegio Electoral recaรญa en una serie de funcionarios clave que habรญan jurado gestionar las elecciones de manera apartidista. Aunque algunos de ellos, como el secretario de Estado en Georgia, Brad Raffensperger, eran republicanos que habรญan llegado a su puesto por medio de una elecciรณn competitiva, la naturaleza del puesto les entregaba un deber explรญcito de contar los votos e investigar cualquier reporte de actividades ilรญcitas sin amedrentarse y sin favoritismos. Y hay que reconocerles enormemente que asรญ lo hicieron.
Pero en los รบltimos aรฑos, las legislaturas republicanas en varios estados han considerado cambiar la ley para politizar el proceso. En estados cruciales como Arizona, los legisladores y los gobernadores pronto tendrรกn mucha mayor libertad para realizar sus propias determinaciones sobre quiรฉn debe ser el legรญtimo vencedor. Esto abre la posibilidad de que polรญticos partidistas sin ningรบn tipo de deber especial de gestionar las elecciones de manera neutral puedan descartar miles de votos y enviar electores a favor de Donald Trump al Colegio Electoral, aรบn si Joe Biden (o cualquier otro demรณcrata) gana la mayorรญa de los votos en su estado.
Lo que ocurra despuรฉs solo lo podemos suponer. Dado que histรณricamente los estados han gozado de gran amplitud para gestionar sus elecciones como ellos consideren, no es claro si la Suprema Corte estarรญa dispuesta a frenar los abusos mรกs descarados en el proceso de certificaciรณn estatal. Mientras tanto, a nivel federal, la ley que define cรณmo debe certificar el Congreso el resultado de la elecciรณn es arcaica y enormemente confusa. Serรญa ingenuo excluir la posibilidad de que Trump tome el control de la Casa Blanca subvirtiendo el voto popular en un estado bisagra clave. Y aunque este escenario es altamente improbable, se puede imaginar que los funcionarios y generales del ejรฉrcito con poder quizรก lleguen a conclusiones distintas sobre quiรฉn es el legรญtimo comandante en jefe el 20 de enero de 2025, lo que plantearรญa la posibilidad de enfrentamientos violentos entre distintas facciones al interior del gobierno de Estados Unidos.
La repรบblica estadounidense enfrenta ahora dos peligros graves. El primero es que Donald Trump gane la elecciรณn de 2024 de manera clara y legal. El segundo es que intente subvertir el resultado de la elecciรณn de 2024, y con ello provoque una crisis constitucional peligrosa y posiblemente incluso regrese a la Casa Blanca aunque la aplicaciรณn justa de las reglas indique que รฉl es el perdedor. Para evitar este resultado, los demรณcratas necesitan ir en busca de una victoria contundente. Pero dada la impopularidad de Joe Biden, y el hecho de que Kamala Harris parece estar en una posiciรณn aรบn mรกs dรฉbil, ese resultado en este momento es altamente improbable.
4) Joe Biden es muy dรฉbil
En 2020, Joe Biden salvรณ a Estados Unidos del abismo. Cuando declarรณ su candidatura, generรณ poco entusiasmo en su propio partido y burlas entre los expertos y estrategas electorales. Pero su propuesta fue perfecta para el momento. รl era uno de los รบnicos candidatos en las primarias que no suscribรญa ideas de moda pero profundamente impopulares, como la descriminalizaciรณn de los cruces fronterizos. Y fue capaz de ampliar la coaliciรณn demรณcrata al enfatizar la importancia de la decencia, y enmarcar la contienda electoral como una pelea por el alma del paรญs. Merece un gran crรฉdito por ayudar a garantizar que los ciudadanos estadounidenses lograran algo preocupantemente raro: sacar a un populista autoritario del poder por medio de una elecciรณn democrรกtica despuรฉs de un solo cuatrienio.
Pero a dieciocho meses de la presidencia de Biden, estรก claro que probablemente serรก un candidato muy dรฉbil para 2024. Sus niveles de aprobaciรณn actuales son extremadamente bajos. De acuerdo con el sitio FiveThirtyEight, 39% de los estadounidenses aprueban su labor, y 56% la desaprueban. Esto quiere decir que Biden es menos popular que los รบltimos doce presidentes, incluido Donald Trump, en el mismo momento de su presidencia.
Parte de la razรณn que explica la debilidad de Biden estรก fuera de su control. Cualquier presidente habrรญa sido culpado por los impactos que aรบn persisten despuรฉs de una pandemia que esperรกbamos haber dejado atrรกs hace mucho tiempo. Y cualquier presidente habrรญa sido responsabilizado por una acentuada alza en la inflaciรณn, aun si cuentan con herramientas limitadas, en el mejor de los casos, para controlarla.
Y sin embargo, gran parte de su debilidad es autoimpuesta. Las polรญticas de la Casa Blanca, como advirtieron algunos economistas de alto nivel en su momento, ayudaron a incrementar la inflaciรณn. La calamitosa salida de Afganistรกn hizo que Biden se viera dรฉbil e insensible. Y aunque prometiรณ gestionar acuerdos bipartidistas, su gobierno ni siquiera ha sido capaz de coordinarse efectivamente con los demรณcratas en el congreso; una y otra vez, la Casa Blanca parece recurrir a la presiรณn pรบblica para que los senadores dubitativos se alineen, en lugar de negociar con ellos de buena fe o buscar pasar las leyes de compromiso que estos รบltimos proponen.
En los primeros meses de su presidencia, la gente que apoyaba a Biden intentรณ promoverlo como la nueva encarnaciรณn de Franklin D. Roosevelt. Pero la ambiciรณn de aprobar legislaciones sociales a nivel del New Deal nunca compaginรณ ni con los deseos del electorado ni con la tenue influencia de Biden en el Congreso. Despuรฉs de dieciocho meses de gobierno, y con una dolorosa elecciรณn de medio tรฉrmino en el horizonte que tal vez lo prive del control de la Cรกmara de Representantes, Biden no ha logrado aprobar la mayorรญa de sus propuestas legislativas.
Las heridas autoinfligidas son mucho mรกs costosas en temas culturales. Biden fue electo como un moderado que se oponรญa apasionadamente a los desagradables prejuicios de Donald Trump sin hacer propias las variantes mรกs extremas del identitarianismo en la izquierda. Pero muchos votantes que consideraron que el partido Demรณcrata liderado por Joe Biden era el menor de los males en 2020 ahora estรกn alarmados por la influencia sostenida de ideologรญas extremas de izquierda. Aunque les horrorice el racismo de la extrema derecha, por ejemplo, no estรกn de acuerdo con que el gobierno haya intentado hacer que la entrega de importantes beneficios sociales dependiera del color de la piel de las personas solicitantes.
Por รบltimo, estรก la tirante cuestiรณn de la edad de Biden. Una creciente cantidad de votantes parece creer que es demasiado mayor para realizar las labores bรกsicas de su puesto. Eso es exagerado. Pero la presidencia es un trabajo demandante. E incluso si Biden fuera simplemente una persona de 79 aรฑos de edad con el nivel tรญpico de energรญa y agudeza mental para alguien de su edad, es lรญcito cuestionar su capacidad para sacar al paรญs de su crisis actual โy preocuparse por si serรก un portador efectivo del estandarte del partido Demรณcrata en unas elecciones importantรญsimas que todavรญa tardarรกn dos aรฑos en llegar.
5) Harris, el reemplazo mรกs probable de Biden, tiene menos oportunidades de derrotar a Trump
Si Joe Biden decide no buscar la reelecciรณn en 2024, Kamala Harris probablemente serรก la candidata de los demรณcratas.
En la polรญtica estadounidense, el vicepresidente en funciones es el presunto heredero. Al Gore y Joe Biden fueron considerados candidatos relativamente dรฉbiles, sin partidarios apasionados. Y sin embargo, ambos prevalecieron contra otros precandidatos animosos debido a la importancia inherente del puesto que ocuparon.
Este efecto probablemente sea mucho mรกs fuerte en el caso de Kamala Harris. Ya que se trata de la primera mujer negra en ocupar el puesto de vicepresidenta, cualquier intento por tirar a la presunta nominada podrรญa interpretarse como sexista o racista, y de esta manera el riesgo para la reputaciรณn de la mayorรญa de los polรญticos que consideren apuntarse en la contienda es muy alto.
Es por eso que preocupa mรกs que Harris probablemente sea una candidata mรกs dรฉbil que el presidente en turno. Biden es impopular a niveles histรณricos. Pero la aprobaciรณn neta de Kamala Harris es igualmente mala; de hecho, solo 36% de la poblaciรณn dice que estรก haciendo un buen trabajo.
Las razones para explicar su impopularidad quizรก no se desvanezcan pronto. Harris es una excelente fiscal que brillรณ cuando interrogaba testigos en el Comitรฉ Judicial del Senado. En sus mejores momentos, puede ser altamente carismรกtica y exudar calidez genuina en entornos menos formales como en los shows de televisiรณn.
El problema es que la mayorรญa de los votantes no saben quรฉ defiende Harris, y dudan de la autenticidad de sus perspectivas. Dadas las grandes transformaciones por las que ella ha pasado en su comparativamente corta carrera polรญtica โde Demรณcrata moderada a una de las senadoras mรกs progresistas en el Congresoโ, no es difรญcil culparlos.
Recuerdo haber comprado The truths we hold, el libro que acompaรฑรณ la candidatura presidencial 2020 de Harris. La mayor parte del libro parecรญa orientada a convencer a la extrema izquierda del partido Demรณcrata de que la senadora de California estaba a tono con los eslรณganes mรกs recientes que conquistaban Twitter. Pero lo primero que vi cuando le echรฉ una hojeada a sus pรกginas fue el mensaje apolรญtico del editor: โTambiรฉn de Kamala Harris: Smart on crime: A career prosecutorโs plan to make us saferโ.
La gente se mofรณ de Harris por declarar que escuchaba a Snoop y Tupac en la universidad (aรบn cuando ninguno de los dos artistas habรญa lanzado mรบsica para cuando ella se graduรณ), y por decir que fumรณ mariguana y que apoyaba la legalizaciรณn de la mariguana debido a sus orรญgenes jamaicanos (lo que hizo que su padre respondiera que โmis queridas abuelas fallecidasโฆ asรญ como mis padres muertos deben estar dando vueltas en la tumba al ver el nombre de su familia, la reputaciรณn y la orgullosa identidad jamaicana conectada, de cualquier manera, en broma o no, con el estereotipo fraudulento de los mariguanos alegresโ). Es verdad que todos los polรญticos de alto perfil cometen gazapos serios en algรบn momento, y estos tropiezos no son materia de acusaciones criminales. Pero los errores, incluso los moderados, se quedan en la mente de los votantes cuando parecen conectar con algo que los votantes ya creen sobre el o la candidata โy dadas las amplias fluctuaciones en convicciones polรญticas de Harris, se les puede perdonar por creer que no tiene un nรบcleo polรญtico claramente articulado.
Esa impresiรณn se profundizรณ en el que resultรณ ser uno de los momentos mรกs icรณnicos de su campaรฑa de precandidatura. En un intento cรญnico por socavar a Biden, lo atacรณ salvajemente por no haber estado a favor del busing (ofrecer transporte para que estudiantes de primarias segregadas se integraran a escuelas no segregadas) en los aรฑos setenta. Pero unos dรญas despuรฉs, se vio obligada a conceder que ella misma en el presente no estaba a favor de una polรญtica que habรญa seรฑalado que Biden no apoyรณ en el pasado. Mรกs tarde, cuando aceptรณ ser compaรฑera de fรณrmula de Biden, despreocupadamente desestimรณ una pregunta sobre cรณmo podรญa trabajar con un hombre cuya postura sobre temas raciales le parecรญa tan aborrecible hasta hacรญa muy poco.
Una contienda presidencial entre Trump y Harris en 2024 promete no tener precedentes en cuanto a crueldades se refiere. Y aunque es muy pronto para predecir el resultado con certeza, la probabilidad de que Trump emerja como el ganador es preocupantemente alta.
En polรญtica, nada sucede como se predecรญa. Aunque cada uno de ellos es improbable, hay muchos escenarios que podรญan ayudar a que Estados Unidos evite el desastre.
Quizรก la economรญa del paรญs estรฉ al alza para el otoรฑo de 2024, con la inflaciรณn finalmente bajo control, lo que colocarรญa a Biden o a Harris en una posiciรณn mucho mรกs fuerte para ganar la reelecciรณn. Quizรก Trump estรฉ demasiado enfermo o tenga tantos problemas legales que no podrรก postularse como candidato en 2024. Quizรกs un candidato que emule el estilo polรญtico de Trump, como Ron DeSantis, logre derrotar al expresidente en las precandidaturas, y luego resulte ser mรกs respetuoso de las instituciones bรกsicas de la democracia. Quizรกs un republicano moderado logre hacerse de algรบn modo con la nominaciรณn de su partido en 2024. Tal vez un contendiente ambicioso, como el gobernador de Colorado, Jared Polis, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, o el senador de Georgia, Raphael Warnock, se conviertan en el candidato demรณcrata 2024 y logren derrotar a Trump. Quizรกs una celebridad como Dwayne โLa Rocaโ Johnson o Mark Cuban se conviertan en los primeros estadounidenses desde George Washington en ganar la presidencia como independientes. O quizรก Biden simplemente logre una victoria cerrada contra Trump en una revancha peleada entre dos candidatos altamente impopulares.
Hay muchas maneras en las que el paรญs y sus instituciones podrรญan evitar el peor destino posible. Y sin embargo, el escenario mรกs probable โlo que los cientรญficos sociales gustan llamar โel valor esperadoโโ es profundamente preocupante. En este momento es mucho mรกs sencillo imaginar cรณmo Trump lograrรญa volver a la Casa Blanca y provocar daรฑos profundos a la repรบblica estadounidense de lo que es imaginar un resultado distinto.
Cualquiera que se preocupe por la supervivencia de la repรบblica estadounidense debe comenzar a pensar en algรบn plan para evitar el desastre. Idear un plan realista es extremadamente difรญcil, y las distintas personas tendrรญan roles distintos que desempeรฑar. Pero por lo menos hay algunos pasos que los demรณcratas deben realizar si quieren estar en una mejor posiciรณn para encarar a Trump:
- Los demรณcratas deben priorizar legislaciones federales que clarifiquen cรณmo debe el Congreso certificar el resultado de las elecciones futuras y minimizar la intromisiรณn partidista en el proceso.
- Deben regresar a las corrientes centrales culturales. Aunque deben defender con todo los derechos de las minorรญas, los lรญderes del partido deben distanciarse de los excesos de la izquierda identitaria.
- Tambiรฉn deben demostrarles a los estadounidenses que escuchan sus preocupaciones sobre la inflaciรณn y el alza en crรญmenes violentos. Y aunque las herramientas que la Casa Blanca tiene a su disposiciรณn para encarar ambas crisis son limitadas, Biden debe emplearlas tan bien como pueda para ponerse en una posiciรณn de asumir el crรฉdito si es que hay mejoras genuinas para 2024.
- Los demรณcratas deben aprobar legislaciones imperfectas para las que tienen los votos en lugar de esperarse a lograr esos acuerdos mรกs ambiciosos que han resultado elusivos. Si la Casa Blanca estaba dispuesta a negociar con los moderados en temas como Build Back Better, el gobierno tendrรญa algunos logros genuinos que presumir.
- Por รบltimo, los demรณcratas que tienen una mejor posibilidad de derrotar a Donald Trump en 2024 ademรกs de Joe Biden y Kamala Harris deberรญan explorar una precandidatura y hacerlo rรกpido. Para protegerse contra ataques de mala fe, los candidatos que quieran ganar probablemente deberรญan anunciar que tienen intenciones de postularse antes de que Biden deje en claro cuรกles son sus intenciones.
Este plan es solo el inicio. Muchas personas estarรกn en desacuerdo, es razonable, sobre si cada uno de los pasos ayuda o perjudica. Pero una cosa, como nos enseรฑa la sabidurรญa de los memes, es cierta: cuando la habitaciรณn estรก incendiรกndose, el peor curso de acciรณn es quedarse sentado en la silla y decir โEsto estรก bienโ.
Traducciรณn de Pablo Duarte.
Publicado originalmente en Persuasion y reproducido con autorizaciรณn.
Yascha Mounk es director de Persuasion.