A ojos vistas: la biblioteca de ilusionismo

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En el barrio Salamanca, el “mรกs pijo” de Madrid, subo por un edificio blanco y curvo que resume, en seis pisos y un Chillida en la puerta, cรณmo imaginรกbamos el futuro en los aรฑos setenta. Es la sede de la fundaciรณn Juan March. En el segundo piso, el elevador hace ping. Avanzo sobre una alfombra verde pasto –siempre hay alguien aspirรกndola– hasta leer, junto a una humilde puerta de madera oscura: Biblioteca Espaรฑola de Mรบsica y Teatro Contemporรกneos. La de ilusionismo no tiene letrero propio.

Detrรกs de la puerta, una sala de lectura. Sofรกs, escritorios, obras de referencia, revistas, el catรกlogo en computadoras, fichas de papel y un pequeรฑo mostrador en el que uno intercambia su ficha por el libro deseado.

Me pregunto si, asรญ como un escritor aprende a desconfiar de la palabra inspiraciรณn, un mago prefiera, para referirse al fruto de su esfuerzo, el mรกs escolar “ilusionismo”. Pero Paz Fernรกndez, directora de la biblioteca, me asegura que son sinรณnimos: los usuarios se presentan como magos, y a su oficio como magia. Oficio que, como todos, se ha ido especializando. Adivinaciรณn, brujerรญa, escapismo, hipnotismo, grandes ilusiones, magia con animales; huevos, cuerdas, monedas, falso pulgar, varitas y un largo etcรฉtera de objetos son solo una muestra de las diversas categorรญas en la biblioteca. Ademรกs, por supuesto, de la magia con naipes, que ocupa gran parte de los estantes.

Hablar de naipes (cartomagia, close up o magia de cerca) es hablar del gran Tamariz. Y si bien su legado es internacional (su baraja mnemรณnica y la de Aronson son las mรกs usadas en el mundo), Juan Tamariz naciรณ en Madrid, en 1942, y creciรณ entre estos libros. De adolescente, conociรณ a su mentor: Josรฉ Puchol de Montรญs, ingeniero de caminos, coleccionista, mago y encuadernador. Puchol tenรญa casi mil libros sobre magia, y sabรญa compartir. Tanto que, en 1988, los donรณ a la March: asรญ naciรณ la biblioteca.

Cada aรฑo, asesorada por Rafael Benatar y Ramรณn Riobรณo (ganadores del premio Arturo Ascanio para magos de cerca) la fundaciรณn compra mรกs libros. Sobre todo en inglรฉs, porque es como mรกs se publican. A ratos, esto genera un spanglish particular. Por ejemplo, de un boletรญn de la Asociaciรณn Mรกgica Aragonesa, 1974: “Saque las cartas del bolsillo de manera que yendo de top a bottom estarรกn asรญ: tres de picas, carta fake.” Los hoy casi dos mil libros estรกn accesibles al pรบblico, pero se consultan in situ. Mientras en las mesas de otras bibliotecas se apilan libretas y marcadores, aquรญ bailan las cartas.

El tesoro de la biblioteca es un libro de 1733, de Pablo Minguet e Irรณl, llamado Engaรฑos a ojos vistas, y diversiรณn de trabajos mundanos, fundada en lรญcitos juegos de manos, que contiene todas las diferencias de los cubiletes, y otras habilidades muy curiosas, demostradas con diferentes lรกminas, para que los pueda hacer fรกcilmente cualquier entretenido. “El Minguet”, para sus amigos. Celia Martรญnez, la bibliotecaria, lo extrae de una caja, que a su vez extrae de un sobre, para mostrรกrmelo. Con la cubierta de piel marrรณn curtida por los siglos, y las hermosas ilustraciones del propio autor, la reliquia produce el encantamiento de las momias o los barcos hundidos. No me atrevo a tocarlo. Este fue el primer libro sobre magia que se publicรณ en espaรฑol. Y no hace falta pisar Madrid para conocerlo, basta con googlear “biblioteca Sim Sala Bim”, porque, con generosos escaneos de alta definiciรณn, la biblioteca va digitalizando lo que entra al dominio pรบblico.

Tambiรฉn hay revistas, viejas y actuales. Puchol encuadernaba las suyas, los tomos son una belleza. Empiezan en 1905, con Le journal de la prestidigitation. Luego se suman otros tรญtulos (Abracadabra, Genii, Le Magicien) y, pasado el lapso de las guerras, los tomos llegan a los ochenta. Las revistas siempre hablan de la รฉpoca que las pariรณ. Abro una de 1954 y veo juegos que hoy serรญan considerados peligrosos (“Mezclar diez centรญmetros cรบbicos de รกcido sulfรบrico con doce de รกcido nรญtrico y agitar bien”) o รฑoรฑos: “Cรณmo cortar un plรกtano sin pelarlo.” Este รบltimo, por cierto, lo intentรฉ y no me saliรณ. Cualquier mago me dirรญa: vuelve a intentarlo. Repetir un truco ad infinรญtum es una de sus normas. La otra, me confรญa Celia, es nunca repetirlo frente al pรบblico, menos si este insiste.

En 1971, siete magos, entre ellos Tamariz y Puchol, preocupados por el estado “pobre, triste y bastante poco apreciado” del ilusionismo en Espaรฑa, por la falta de teorรญa y de metodologรญas, firmaron el Manifiesto de la Escuela Mรกgica de Madrid. Tenรญan dos objetivos: mejorar la magia y hacerla mรกs adulta. Lo lograron. En diciembre de 2013, en la ciudad de Mรฉxico se presentรณ un gran espectรกculo de magia, en Parรญs fueron 25 y en Madrid 54. Y esta sabidurรญa local, de abrirle espacios al arte de la magia, se nota tambiรฉn en que pueden estudiarse cursos en escuelas como la de Ana Tamariz, o incluso la carrera en ilusionismo en el Real Centro Universitario Escorial-Marรญa Cristina.

Al salir de la biblioteca noto, en el rellano verde pasto con seรฑora aspirando, unas vitrinas. Exhiben Rayuela en todos los idiomas posibles. Y es que, ademรกs de la magia, la mรบsica y el teatro, el March tiene –รบltimo as bajo la manga– la biblioteca personal de Julio Cortรกzar. ~

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(ciudad de Mรฉxico, 1983) es narradora. Umami, su primera novela, saldrรก en Literatura Random House en febrero 2015.


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