Vuela el tiempo. Hace unos días, el 15 de mayo, la Alianza por la Calidad Educativa (ACE) cumplió tres años. ¿Qué ha pasado con los objetivos que firmaron el Secretario General Ejecutivo del SNTE, Rafael Ochoa Guzmán, y los representantes del Gobierno Federal, Felipe Calderón y Josefina Vázquez Mota?
En 2008 la ACE se comprometió a evitar la venta y herencia de plazas en el magisterio implementando concursos nacionales públicos de oposición dictaminados de manera independiente. Con esto se pretendía poner fin al mercado negro de puestos de trabajo y evitar los “comentarios” sobre cómo con favores sexuales se lograban mejores plazas y largas carreras magisteriales.
Favores sexuales es, por supuesto, solo un eufemismo para hablar de acoso, hostigamiento y violación. ¿Por qué nadie denunció formalmente esto? ¿Hay alguien en la cárcel por haberse enriquecido con el mercado negro de plazas o por hostigamiento sexual? Nadie. La Alianza por la Calidad Educativa decidió fincarse en la impunidad y privilegiar el penoso “borrón y cuenta nueva” por encima de los valores y la legalidad.
A tres años de la ACE, solo se han concursado el 7% de las plazas y fuertes cuestionamientos se han cernido sobre la efectividad de un examen que selecciona maestros a través de pruebas de opción múltiple.
También se acordó arreglar la infraestructura de las escuelas. Manitas de gato, pintura para tapar grietas reportan algunos profesores, pero es imposible saberlo. Urge una entidad ciudadana que verifique el cumplimiento de estos compromisos. Es necesario muestrear las escuelas, ponderar los avances y transparentar los resultados; pero esta tarea debe hacerla una entidad independiente. Si Transparencia Mexicana lo hiciera, tal y como lo ha hecho antes con las estancias infantiles del IMSS (guarderías), podríamos apreciar, en su justa dimensión, el estado de las cosas. Mientras la SEP sea juez y parte de estas evaluaciones, hay lugar para todas las dudas.
La Alianza también pretendía dotar con equipo de cómputo a 155 mil escuelas (¿y el balance de Enciclomedia?), atender 37 mil escuelas en zonas de alta incidencia delictiva y reforzar el programa de Carrera Magisterial. El avance de todas estas actividades programadas es difícil de conocer si, como afirma la Coalición Ciudadana por la Educación (CCE), no hay participación y vigilancia ciudadana para supervisar las nuevas reglas y promover la mejora de la calidad en la educación.
En las circunstancias actuales, ni los padres ni los maestros tienen la posibilidad de intervenir en las escuelas por el control que ejerce el SNTE. Los mismos Consejos para la Participación Social, dirigidos desde el centro y con agendas idénticas, no contribuyen a la participación efectiva ni de padres de familia ni de grupos ciudadanos que consideran que la educación es el principal activo de este país. La CCE ha denunciando, en distintas ocasiones, la cerrazón de nuestro sistema educativo. Pero no basta con la denuncia. La Coalición podría, por mencionar dos ejemplos, convocar a una revisión de la infraestructura de las escuelas y desarrollar mecanismos que vigilen que la plaza se otorgue al concursante que resultó mejor evaluado.
Importa mucho la educación como para no intentar, con creatividad, cambiar el escenario en el que, por ahora, solo interactúan dos actores (SNTE y SEP). Es tiempo de pasar de nuestras cómodas butacas a modificar la trama, la escenografía y las luces del sistema educativo mexicano.
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