Para mi madre
No –dijiste, sacudiendo la mano–, no el primero. Nunca
[hubo un primer abanico.
Un tirรณn a los pliegues desgastados revela un clichรฉ oriental:
un estanque, montaรฑas, รกrboles en la niebla,
juncos meciรฉndose en el viento.
Una cinta de gasa coloreada une las veinte varas delgadรญsimas
talladas en un sรกndalo inodoro.
En la base un anillo de marfil.
Y colgando del anillo, como
la borla de un birrete de graduado, una docena
de sedosas hebras, vestigio amarillento
de la coleta que me cosquilleara en busca de la brisa.
Me corriges desde tu cama de hospital,
un ave frรกgil apoyada en las almohadas. Presa
en el nido y mรกs allรก del esplendor,
con los recuerdos trabajando por la vida.
Como zapatos, siempre tuvimos abanicos.
De China,
no de Cuba.
Mi primer abanico, el que yo recuerdo, era tan largo
como mi brazo y sin dudar cubano,
una defensa adulta y femenina
contra el calor del trรณpico, que yo agitaba
con un severo aire flamenco que ocultaba
–o revelaba–
una sonrisa coqueta.
Hoy su reemplazo cabe en mi mano como un juguete.
Un paisaje banal sangra en su reverso,
lรญneas de ayer que no pueden leerse.
Te ayudo con cautela, cuido tu rรฉgimen,
te doblo y te desdoblo en tu cama de enferma.
Tus huesos crujen como ramas, se rehรบsan
a curvarse con la carga de la piel, una armadura
cansada de la forma que soporta. Respinga en su protesta,
luxa tus vรฉrtebras como probando su argumento. Uno,
dos cracs, luego la pelvis por si acaso.
Quiero ceder, quiero ayudarte en la รบltima ruptura.
Pero tu desganado corazรณn bate sus alas:
todavรญa no, todavรญa no,
como tu hermano Lelรฉn cuando volviรณ de aquel infarto
gritando al hombre de la funeraria:
¡Todavรญa no!
Se desovilla tu espina dorsal,
precaria como muda de serpiente,
sin apoyo; tan solo permanece la envoltura. Eso
y la tenacidad ambivalente.
Aun asรญ te curas.
En Cuba, una bifurcaciรณn en el camino
es un abanico, rayos abiertos como una baraja,
moviรฉndose hacia fuera y hacia dentro,
ida y vuelta,
senderos que convergen en un punto.
Havana fan,
abanico habanero,
habanera–
mamรก–
vieja coqueta, ajada seรฑorona,
antigua cola de pavo real,
aรฑoso adorno, te haces polvo en mi mano. ~
Versiรณn de Julio Trujillo
(San Tomรฉ, Venezuela, 1952) es poeta. Ha publicado los libros de poemas Hard Bread (2002) y Honey with Tobacco (2007). Es editora ejecutiva de Salmagundi.