I. Como forma la ostra en su interior
Como forma la ostra en su interior la perla
exacta, esta canción nacida desde un punto
que quema, y escondida, esta canción tensada
en ese ardor. Un íntimo relámpago, el fulgor
dándose forma luego de encendida crisálida
de nácar, pura herida, pura brasa encriptada,
oculta flor. La sílaba, su voz, dijo tu nombre,
metió a tu cuerpo –y quema y da placer– la encina
entera en una actual bellota. Está en tu cuerpo
ahora, no te asombre que así de dulce duela
componer su potencia precisa, su alta nota.
II. Así como la lluvia cae del cielo
Así como la lluvia cae del cielo y se filtra
fecunda y no regresa sin haber empapado
a fondo el suelo para que nazca trigo, harina
espesa y pan; así como la brasa viva
entre cenizas yace oculta y luego al dársele
por fin lugar se activa con creciente fulgor
y enciende el fuego; así como la savia tras
la espera del invierno por vasos diminutos
despierta a los sarmientos y genera con íntimo
cuidado flores, frutos… Así el verbo que sale
de su boca hace nuevas las cosas si las toca.
III Acá el fuego transforma la madera
Acá el fuego transforma la madera en más fuego.
Venía con premura su llama calentándola
por fuera y la incendió cuando la vio madura.
Y aunque sea fuego es agua verdadera, una fuente
que mana con dulzura. Y esta sed –que uno sacia
cuanto quiera en el agua– saciándose perdura.
Es fuego que al morderte te repara, corriente
enamorada de agua clara. Fuego feroz
de llama tierna: pira, manantial que renueva
al que lo mira. Es fuego, es agua el vivo amor,
ahora tiembla un dulce poder que me enamora. ~
(Buenos Aires, 1978) es el autor de Abejas (Bajo la Luna 2010) El tríptico que publicamos pertenece al libro Chesterton, que saldrá a la calle en marzo de este año.