Mariusz Kubik

Adonis: Mi paĆ­s es mi lengua

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Adonis es el gran reformador de la poesĆ­a Ć”rabe. Suave y beligerante a la vez, su poesĆ­a expresa convicciones fuertes con un ritmo de letanĆ­a –y a veces rompe con la razĆ³n y se dispara, libĆ©rrima, al infinito–. Autor de mĆ”s de veinte libros, entre los que destacan Canciones de Mihyar el de Damasco y Este es mi nombre, Adonis es tambiĆ©n ensayista, traductor, crĆ­tico literario, periodista y un provocador analista del mundo Ć”rabe y su relaciĆ³n con Occidente. RisueƱo y sencillo, Adonis, de 82 aƱos de edad, ha vivido una vida intensa y plena, no exenta de sufrimiento, que Ć©l ubica en tres coordenadas neurĆ”lgicas: Damasco, Beirut y ParĆ­s (la tradiciĆ³n, la polĆ­tica y la cultura). Adonis llegĆ³ al LĆ­bano en 1956, cansado de Damasco, y ahĆ­, en Beirut, se forjĆ³ a sĆ­ mismo y se entregĆ³ a la literatura. PadeciĆ³ el terror de la guerra civil y, ante la intervenciĆ³n israelĆ­ de 1982, estableciĆ³ su residencia en ParĆ­s hasta el dĆ­a de hoy. Su poesĆ­a, que originalmente fue concebida como una fĆ©rrea, combativa voluntad de romper con la tradiciĆ³n Ć”rabe, ha ido madurando y ganando en complejidad pero tambiĆ©n en soltura: hoy es un discurso sin amarras que aspira ni mĆ”s ni menos que a la totalidad.

En su pasada visita a MĆ©xico con motivo del Festival Internacional de PoesĆ­a y Prosa que se llevĆ³ a cabo en la Ciudadela, fui a buscar a Adonis a un hotel de la Condesa con casi una hora de retraso… A pesar de ello, Adonis me recibiĆ³ de muy buen humor y tejiendo un chiste tras otro. Me hizo el honor de tirarme el cafĆ© encima entre risas y mĆ”s chistes. Nuestra conversaciĆ³n se desarrollĆ³ de manera agradable pero no ligera: estĆ”bamos entrando en temas de misticismo cuando tuvimos que interrumpir debido a la hora y a que el poeta tenĆ­a otros compromisos. De cualquier forma, aquĆ­ hay un poco de su vida, de su poesĆ­a y de sus ideas. AderecĆ© sus respuestas con fragmentos de su obra poĆ©tica.

 

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CuƩnteme de su infancia en Siria.

NacĆ­ en 1930 en QasabĆ­n, un pueblo de campesinos, muy pobre y aislado, al norte de Siria. No conocĆ­ la electricidad, el agua corriente, el telĆ©fono ni los automĆ³viles hasta que cumplĆ­ diez aƱos. No fui a la escuela porque no habĆ­a escuelas: fue mi padre quien me enseĆ±Ć³ a escribir y a leer. Lo que sĆ­ habĆ­a eran centros primitivos, de pueblo, donde se aprendĆ­a de todo bajo un gran Ć”rbol. Finalmente, en 1943 pude entrar a un colegio por azares del destino que no vale la pena contar. Desde que dejĆ© el pueblo y fui a la ciudad de Damasco, comencĆ© verdaderamente a estudiar y aprender. AhĆ­ participĆ© en varias manifestaciones contra el rĆ©gimen y a favor del laicismo, contra el fundamentalismo religioso y contra el despotismo polĆ­tico. QuerĆ­amos fundar una nueva sociedad justa, libre y democrĆ”tica: no lo conseguimos. Tuve muchos problemas para sobrevivir y en 1956 me fui de Siria, pero me lo llevĆ© todo conmigo: siempre me siguen mi infancia y mi historia, y aunque puedo cambiar de domicilio, habito siempre ese lugar y ese lugar habita en mi poesĆ­a.

Todavƭa voy detrƔs del niƱo

que sigue andando por mis entraƱas–

Ahora se detiene en la cima de una escalera de luz

buscando un rincĆ³n donde descansar

y leer de nuevo el rostro de la noche.

(Del libro Homenajes, 1995.)

 

¿Por quĆ© adoptĆ³ el pseudĆ³nimo Adonis?

Yo nacĆ­ poeta y escritor. En el campo todos son poetas. Me dediquĆ© a escribir textos sobre la vida cotidiana y los firmaba con mi nombre: Ali Ahmad Said Esber, pero ningĆŗn periĆ³dico ni revista me publicaban, asĆ­ que comencĆ© a sentirme un extranjero. Un dĆ­a leĆ­ la leyenda de Adonis, el dios de la belleza y del amor que celebraron los fenicios y, luego, los griegos. LeĆ­ que, un dĆ­a, Adonis saliĆ³ a cazar un jabalĆ­ pero fue el jabalĆ­ el que lo matĆ³ a Ć©l, y su sangre se transformĆ³ en una flor roja que es la anĆ©mona, conocida hasta hoy como la flor de Adonis. Hay en LĆ­bano un rĆ­o que se llama “la flor de Adonis” porque su agua, todos los aƱos, se tiƱe de rojo. Todo ello me impresionĆ³ mucho y decidĆ­ tomar el pseudĆ³nimo de Adonis con la idea de que los periĆ³dicos y las revistas que me habĆ­an rechazado eran el jabalĆ­ de la leyenda. Entonces escribĆ­ un artĆ­culo firmado “Adonis”, lo enviĆ© a un periĆ³dico que nunca habĆ­a publicado mis textos y lo aceptaron. Tras la publicaciĆ³n de un segundo artĆ­culo recibĆ­ una carta en la que le pedĆ­an a Adonis que se presentara en el periĆ³dico: me presentĆ©, muy joven, muy mal vestido, y no creyeron que yo fuera Ć©l; me llevaron con el jefe de redacciĆ³n para que diera fe de mi identidad y, tras mucha incredulidad, me aceptaron. Hoy, incluso mi madre me llama Adonis.

He inventado los espejos,

obsesionado en abrazar los soles

y sus inmensidades siderales.

(De El teatro y los espejos, 1988.)

 

CuĆ©nteme de su experiencia en la revista de poesĆ­a Shiir.

En 1956, cuando vivĆ­a en Beirut, entrĆ© en contacto con Yusuf Al Khal, que vivĆ­a en Nueva York trabajando para la onu y me leĆ­a en los periĆ³dicos y revistas Ć”rabes. Yusuf me escribiĆ³ anunciĆ”ndome que pasarĆ­a por Beirut y que querĆ­a fundar una revista de poesĆ­a. Ɖl tenĆ­a contactos con la revista estadounidense Poetry y conocĆ­a la poesĆ­a de Ezra Pound y su cĆ­rculo, ademĆ”s de ser poeta Ć©l mismo. Decidimos, pues, fundar la revista Shiir [PoesĆ­a] y de inmediato tuvimos muchas dificultades, pues fuimos acusados de querer destruir la tradiciĆ³n de la poesĆ­a Ć”rabe. Hoy se puede decir que hay una poesĆ­a Ć”rabe anterior a Shiir y una poesĆ­a Ć”rabe posterior a Shiir: histĆ³ricamente fue el inicio, el elemento esencial de la revoluciĆ³n poĆ©tica Ć”rabe.

 

¿Considera que su propia poesĆ­a es revolucionaria en el contexto de la tradiciĆ³n Ć”rabe?

No me gusta hablar de mi poesƭa, pero le dirƩ que la revista sƭ fue creada para provocar una vanguardia.

 

Y si los atacaron es que algo estaban haciendo bien…

Hasta la fecha me atacan, pero yo tambiĆ©n ataco. Volviendo a la revista: el primer nĆŗmero lo publicamos en 1957 y tras cuatro aƱos Shiir ya habĆ­a generado una gran influencia y era reconocida en Francia y Estados Unidos. PublicĆ”bamos muchos inĆ©ditos y traducciones.

Desciende conmigo por el tragaluz de las tinieblas

al lugar

donde habita el tiempo roto

para que el lenguaje sea

un poema que se viste con el rostro del mar.

 (De El teatro y los espejos.)

 

Hablemos de su mudanza a ParĆ­s y de lo que ha significado su convivencia con la lengua francesa.

En 1960 el gobierno francĆ©s me invitĆ³ a pasar un aƱo en ParĆ­s con una beca de escritor. Mi intenciĆ³n era perfeccionar mi francĆ©s en alguna escuela, pero en lugar de eso decidĆ­ frecuentar el medio literario de esa ciudad, y asĆ­ conocĆ­ a los poetas mĆ”s importantes de entonces, como Henri Michaux, Pierre Jean Jouve, RenĆ© Char, Yves Bonnefoy y Alain Jouffroy, amigo de Breton. TambiĆ©n conocĆ­ a un poeta generoso y extraordinario: Alain Bosquet. Y en ParĆ­s me encontrĆ© por primera vez con Octavio Paz. De lejos, tenĆ­a una idea de lo que era la cultura francesa, pero estando ahĆ­ mi percepciĆ³n se modificĆ³ hacia un asombro mayor: ParĆ­s era (y es, grosso modo) un incomparable centro de acogida cultural. Desde entonces no dejĆ© de ir a esa ciudad a ver a mis amigos: desde 1960 y hasta hoy, estoy siempre en ParĆ­s de una u otra forma. SentĆ­a que tenĆ­a que tomar todo de Francia, pero para tomar hay que dar, y una forma mĆ­a de dar fue haciendo la crĆ­tica de la cultura y la poesĆ­a francesas: asĆ­ se generĆ³ un diĆ”logo, un intercambio y una influencia, de tal forma que los franceses comenzaron a conocer mejor la poesĆ­a Ć”rabe y a apreciarla. No son ellos el primer mundo y nosotros el tercero: en arte no hay un primer mundo ni un tercero, solo hay un mundo.

He dejado,

viajero,

mi rostro sobre el vidrio de mi lƔmpara.

Mi mapa es una tierra sin creador.

la negaciĆ³n de todo, mi evangelio.

(De Canciones de Mihyar el de Damasco, 1961.)

 

¿DirĆ­a que tiene tres patrias?

Yo tuve tres nacimientos: el primero, el natural, sobre el cual no hay elecciĆ³n, fue Siria y su antigua civilizaciĆ³n, cuyo centro es Damasco. El segundo nacimiento fue en Beirut, que comparte la misma civilizaciĆ³n con Siria pero estĆ” dividido por la polĆ­tica. Mi tercer nacimiento fue en ParĆ­s, capital cultural que no dejĆ© de visitar desde 1960 y hasta 1982, aƱo en que, por la invasiĆ³n de Israel al LĆ­bano, dejĆ© Beirut y me instalĆ© definitivamente en ParĆ­s. Los tres nacimientos se unen y encarnan en una sola lengua: la de la creaciĆ³n. El ser humano no es su geografĆ­a ni su economĆ­a ni su polĆ­tica: su identidad es su creatividad, y la creatividad del poeta encarna en su lengua. Mi paĆ­s, mi identidad, es mi lengua.

En mi paĆ­s,

que se ilumina con mis palabras,

vivo como si llevara

la cabeza bajo el brazo…

(De Homenajes.)

 

Frost dijo que la poesĆ­a es lo que se pierde en la traducciĆ³n. ¿QuĆ© opina de eso?

Tiene que perderse: sin esa pĆ©rdida no hay traducciĆ³n, pero el problema no es dicha pĆ©rdida sino cĆ³mo el traductor puede elevarse al nivel del texto en el que trabaja. No hay que hablar de que la poesĆ­a se pierde: es imposible, absurdo, que una frase en espaƱol pase tal cual al Ć”rabe; hay que hablar del nivel de la lengua de acogida. La poesĆ­a Ć”rabe tiene buenas traducciones al francĆ©s y al inglĆ©s, pero siempre es poco: puedo hablar de buenas versiones de la obra de Mahmud Darwish y de mi propia obra, aunque de Darwish se ha traducido mĆ”s la parte polĆ­tica. Tal vez el lector extranjero pueda encontrar, a travĆ©s de estos dos ejemplos, algo que descubrir de la poesĆ­a Ć”rabe, siempre y cuando separe a la poesĆ­a de la polĆ­tica, porque, desgraciadamente, Occidente no ve en el mundo Ć”rabe mĆ”s que a sus regĆ­menes, y si se hace la identificaciĆ³n entre el rĆ©gimen y el paĆ­s se deforma todo y no se entiende nada.

 

¿SegĆŗn usted, cĆ³mo ve Occidente el mundo Ć”rabe?

Occidente no entiende nada de la realidad del mundo Ć”rabe, sobre todo Estados Unidos. En los planos de la polĆ­tica y la cultura, la polĆ­tica estadounidense es extremadamente tonta. Solo ven a travĆ©s de sus intereses estratĆ©gicos y desprecian absolutamente los derechos humanos, que para ellos son un eslogan, un pretexto y un camuflaje. Si realmente les interesaran los derechos humanos, tendrĆ­an que comenzar por su propia casa. En Estados Unidos no ven la podredumbre de los paĆ­ses del Golfo, al contrario: son sus aliados. Desgraciadamente, los poetas y escritores de Occidente no estĆ”n haciendo esa crĆ­tica. La crisis de Occidente no es solamente econĆ³mica ni polĆ­tica, es una crisis del pensamiento y la civilizaciĆ³n: deben cuestionar su propia cultura y su polĆ­tica.

 

Usted se denomina a sĆ­ mismo un poeta pagano.

SĆ­. Soy arreligioso. El aire que respiro es la libertad: respeto enormemente la libertad de los otros para creer en lo que quieran, pero que sus creencias religiosas solo les incumban a ellos. Hay que liberar a la sociedad como instituciĆ³n de la religiĆ³n y separar totalmente lo religioso de lo cultural, de lo polĆ­tico y de lo econĆ³mico. La religiĆ³n de la sociedad debe ser el hombre y su libertad: ni la mezquita ni la iglesia ni los templos. AdemĆ”s creo que el monoteĆ­smo, en sus tres variantes, estĆ” rebasado. HistĆ³ricamente hablando, el monoteĆ­smo no hizo mĆ”s que inventar las guerras.

Una vez

Dios dijo a los beduinos que fueran junto a Ɖl

y vio

a unas criaturas de hierro y arena

portando sobre su calavera

su tierra musulmana.

(De El asedio de Beirut, 1985.)

 

¿Es realista pensar en regĆ­menes laicos en el mundo Ć”rabe?

Todo lo que es esencial no es realista, pero eso no quiere decir que no debamos intentar conseguirlo. El hombre estƔ para realizar lo imposible. El mundo Ɣrabe era pagano; nada dice que no pueda cambiar ahora.

 

Usted ha hablado mucho de la relaciĆ³n entre el sufismo y el surrealismo. Dijo que el poeta que cree que escribe al dictado de la divinidad es una especie de surrealista.

Es una larga historia. En mi diĆ”logo con la cultura occidental, sobre todo con la francesa, y en mi lectura de Rimbaud y de otros poetas posteriores influido por el surrealismo (y tambiĆ©n en mis lecturas del aspecto teĆ³rico del surrealismo), me di cuenta de que el “yo soy otro” ya lo habĆ­a leĆ­do, pero al revĆ©s, no sĆ© dĆ³nde, en lengua Ć”rabe, pero en un contexto religioso. El problema es que en Occidente solo se ve al Ć”rabe bajo la bandera de la religiĆ³n islĆ”mica, sin saber que toda la historia de nuestra creatividad es antirreligiosa. AsĆ­ que me dije que habĆ­a que releer la mĆ­stica y la tradiciĆ³n Ć”rabe desde un nuevo punto de vista: al comenzar a hacer esa relectura descubrĆ­ que el surrealismo es una variaciĆ³n del sufismo, a condiciĆ³n de que el sufismo sea leĆ­do fuera de la religiĆ³n. El sufismo cambiĆ³ radicalmente la concepciĆ³n de Dios en el islam. En el islam Dios es una fuerza abstracta, como en la Biblia; estĆ” fuera del mundo pero rige el mundo. El sufismo dijo: no, Dios estĆ” en nosotros, es inmanente al mundo y puede devenir persona, hombre, y el hombre puede devenir Dios. Hay que leer el sufismo fuera del islam tradicional. El sufismo dice que la realidad no es aquello que uno toca o ve: la realidad es total, lo que llamamos visible forma parte de lo invisible y no se puede entender lo visible sin hacerlo parte de lo invisible. Hay que ver lo visible a travĆ©s de lo invisible, y viceversa. Lo surreal es el lugar de la realidad total. El sufismo tambiĆ©n dice que la identidad, que hoy entendemos como prefabricada, es una creaciĆ³n permanente, una apertura permanente al infinito: el ser humano crea su identidad al crear su obra. Y, por Ćŗltimo, el sufismo habla de la relaciĆ³n con el otro: ya que la identidad es una apertura y una creaciĆ³n, el otro es aquello hacia lo que nos abrimos. El otro, ya sea persona, civilizaciĆ³n o cosmos. AsĆ­ pues, el yo no puede existir solo: el otro es un elemento constitutivo del yo. El otro soy yo, y no “yo soy el otro”. Si me dirijo hacia mĆ­ mismo, debo pasar por el otro.

Yo tengo mis secretos.ā€Ø

Para poder andar sobre la telaraƱa.ā€Ø

Yo tengo mis secretos.ā€Ø

Para poder vivir bajo los pƔrpados

de un dios que nunca muere.

(De Canciones de Mihyar el de Damasco.) ~

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(ciudad de MƩxico, 1969) es poeta. Es autor, entre otros tƭtulos, de 'Bipolar' (Pre-Textos, 2008), 'PitecƔntropo' (Almadƭa, 2009) y 'Ex profeso' (Taller Ditoria, 2010).


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