El castrense paraíso castrista está reciclando el ayer tan citado lema gatopardiano de “Todo debe cambiar para que todo siga igual”, y así, mientras se supone que está soltando un poco las ataduras económicas, y, por ejemplo, ya permite a los cubanos adquirir teléfonos celulares y computadoras y hasta internet (siempre que los paguen en divisas… los que pueden tener divisas), mantiene ciertos principios sine qua non del ideal del socialismo marsijta-leninijta-ejtalinijta-cajtrijta. De modo que si la joven filóloga cubana Yoani Sánchez, autora de un blog critico y muy internacionalmente leído : Generación Y, ha sido galardonada con el premio Ortega y Gasset al Periodismo Digital por un jurado compuesto por celebridades culturales de España: la actriz Blanca Brasillach, los periodistas Angels Barceló, Antonio Franco y el director de periódico Juan Luis Cebrián, el filósofo Fernando Savater, etc., no ha sido encarcelada ni linchada por algún “espontáneo” bonche de pueblo revolucionario, ha de ser porque ese recurso algo extremo no sería ahora muy ilustrativo del new look de Castrolandia, pero, muy civilizadamente (reconozcámoslo), basta con negarle a Yoani el permiso de salir de la afortunada isla e impedirle así viajar a Madrid para recibir el premio. Al fin que eso de la libre circulación de las personas es otra de esas meras “libertades formales” tan despreciables como las de todas las caprichosas, vetustas e hipócritas democracias sobrevivientes pese a la estricta lógica de la Historia. (Y luego los Castro Brothers se llenan la boca protestando por el “bloqueo”.)
Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.
