En veinticuatro horas, entre el domingo 9 y el lunes 10 de mayo del desmayo (por el calor) y del desmadre (por la fiesta de las madres), aquí en la colonia Florida ha habido un festival de apagones: por lo menos cinco apagones certificados durante nuestra vigilia y quién sabe cuántos durante las de dormir. Uno de ellos duró más de una hora y quince minutos. Y he aquí que, cuando lográbamos comunicarnos por teléfono con los locutores de la compañía surtidora de oscuridad y de algunos momentos de luz (sí, esto es una exageración, pero atribúyase a la natural irritación de un consumidor que paga puntualmente el recibo a cambio de este vicioso servicio), los susodichos solían responder que “se han dado algunos problemas en la zona” y esto ocurría porque (según uno oía o imaginaba) el viento tiró un árbol, porque la lluvia mojó quién sabe qué cables, porque se dio un chisporroteo en un poste de las cercanías, porque así dejaron las cosas los del SME, o, en fin, porque así es la vida, qué quiere usted, pero ya merito componemos el desperfecto. Y el que escribe estas líneas, en esas ocasiones en que es tantas veces apagoneado e interrumpido en su lucha con la insaciable laptop, se deprime y piensa en ir al Zócalo a apoyar a los protestatarios del SME que valientemente han emprendido una huelga de hambre, pero luego recuerda que cuando los del SME tenían la sartén por el mango (horrible y gastada alegoría culinaria, admitámoslo) los apagones en esta zona se daban igualmente y al mismo ritmo desde hace veinte años. Las cosas, pues, han cambiado para seguir igual o para superarse en lo peor. Sea con o sin viento o lluvia, sea con los del SME o con los técnicos de ahora, la empresa sigue regalándonos festivales de apagones a los colonos de la colonia Florida. Y que se joda el consumidor… pero que pague puntualmente los recibos que llegan con su gentil indicación de fecha límite de pago. La compañía está organizada, cómo que no, y el pendejo consumidor debe ser responsable y puntualmente pagar, queniqué.
Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.