Contra la honra

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El Diccionario de autoridades define a la “honra” como: “reverencia, acatamiento y veneraciรณn que se hace a la virtud, autoridad o mayorรญa de alguna persona. Significa tambiรฉn pundonor, estimaciรณn y buena fama que se halla en el sujeto y se debe conservar. Se toma tambiรฉn por la integridad virginal de las mujeres”.

A primera vista podrรญa parecer que el concepto de honra es inofensivo, pero no lo es tanto. Para empezar es un concepto sutil. ¿Tienes honor? ¿Podrรญas explicar quรฉ es eso que tienes? Una cosa es saber usar un concepto, otra diferente es dilucidar quรฉ es lo que el concepto dice.

Salta a la vista que la voz honra tiene que ver con la apreciaciรณn que nosotros tenemos de nosotros mismos y con el sartriano ser para otros, id est, la apreciaciรณn que suponemos, que creemos, que los demรกs tienen de nosotros.

Cuando alguien pierde la honra queda deshonrado, ofendido, infamado, sobajado, humillado, afrentado, denigrado, es decir, en la olla. De alguna manera excluido de la fraternidad de los demรกs. La opiniรณn del prรณjimo parece ser constitutiva de nosotros. Nos eleva a la autoidolatrรญa o nos deja caer en la vergรผenza.

Eso es en nuestro tiempo, mas en los Siglos de Oro, el honor, la honra, fue obsesiรณn semipatolรณgica que penetrรณ de mil formas en la vida espaรฑola. Sin esa actitud ultraquisquillosa en puntos de honor, sin estas ansias de honra, no se habrรญan dado, por ejemplo, las comedias de capa y espada, que son mรกs de doscientas, supongo, que escribiรณ Lope de Vega.

Teresa de รvila criticรณ la nociรณn de honra con furia. En el capรญtulo XX de su Vida: “Entiende que la verdadera honra no es mentirosa, sino verdadera, teniendo en algo lo que es algo, y lo que no es nada tenerlo en nonada, pues todo es nada, y menos que nada lo que se acaba y no contenta a Dios.”

Mรกs clara es esta notable irritaciรณn en esta noticia que divulgรณ el padre Graciรกn, gran amigo de la santa: “habiendo yo averiguado en รvila el linaje […] [del que Teresa] descendรญa, que era de los mรกs nobles de la ciudad, se enojรณ mucho conmigo porque trataba de esto, diciendo que le bastaba con ser hija de la Iglesia catรณlica, y que mรกs le pesaba de haber hecho un pecado venial, que fuera descendiente de los mรกs viles y bajos villanos y confesos de todo el mundo”.

A veces Teresa se rรญe de la honra: “rรญese entre sรญ algunas veces de personas graves de oraciรณn y religiรณn que hacen mucho caso de los puntos de honra que esta alma tiene ya debajo de los pies”.

Otra de las lรญneas de ataque que se usa para combatir la nociรณn de honra es alegar que la alcanzan solo los que tienen rentas o dineros. “Honrado, si es que puede el pobre ser honrado”, observa don Quijote. Y Teresa observa del mismo punto: “Tengo para mรญ que honras y dineros casi siempre andan juntos, y que quien quiere honra no aborrece dineros, y que quien los aborrece que se le da poco de honra. Entiรฉndase bien esto, que me parece que esto de honra siempre trae consigo algรบn interรฉs de rentas o dineros.”

¿Por quรฉ Teresa sentรญa furia hacia la honra? ¿Serรก por el componente de vanagloria que tienen los puntos de honor? En parte, pero sobre todo por el enojo que despiertan en la santa las personas de dinero y poder. ¿Por quรฉ?

La vida de Teresa da comienzo en un drama histรณrico. Teresa es de origen judรญo, por tanto, era tenida como conversa, cristiana nueva, no cristiana vieja. No tenรญa limpieza de sangre y consecuentemente los cristianos nuevos, como ella, sufrรญan toda clase de discriminaciones, desconfianzas, postergaciones, imposibilidades de desarrollo.

Para los nazis bastaba un abuelo judรญo para considerar judรญa a una persona, perseguirla y, de ser posible, asesinarla. Igual en la Espaรฑa renacentista. Teresa provenรญa de comerciantes de buena posiciรณn afincados en Toledo. Pero el abuelo, comerciante en lanas y sedas, fue procesado por la Inquisiciรณn de judaizar, esto es, de ser un marrano que, en secreto, volvรญa a la religiรณn de sus padres, la judรญa. Y fue condenado a llevar durante siete viernes el sambenito, que era un gorro cรณnico, un capirote amarillo. El alto capirote era infamante en grado extremo, cosa insoportable en aquellos tiempos en que el honor era todo. No solo llevaba el abuelo el capuz en la cabeza durante sietes viernes, sino colgaban el sambenito oprobioso en la iglesia parroquial con el nombre del condenado y quedaba ahรญ signo de infamia pรบblica que caรญa sobre los hijos y los hijos de los hijos, pues el tiempo del deshonor no tenรญa lรญmites.

Dada esta vergรผenza, la familia resolviรณ huir de la persecuciรณn y se trasladรณ a รvila, donde los llamaron los Toledanos.

No lo confiesa nunca, “esto no es para el papel”, como ella decรญa, pero sus escritos muestran que guardรณ resentimiento personal y familiar por estas humillaciones. Y repitamos la apreciaciรณn ya clรกsica de Mรกrquez Villanueva: desconocer toda la problemรกtica vital de Santa Teresa equivale estrictamente a no saber de quรฉ estรก hablando en una gran parte de su obra. ~

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(Ciudad de Mรฉxico, 1942) es un escritor, articulista, dramaturgo y acadรฉmico, autor de algunas de las pรกginas mรกs luminosas de la literatura mexicana.


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