Democracia en crisis

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Hay en Europa y Amรฉrica Latina muchos ciudadanos desesperados por el mal funcionamiento de la democracia. Ello ha ocasionado que surjan y se fortalezcan alternativas populistas de derecha y de izquierda. Tambiรฉn estimula la marginaciรณn de muchos, que rechazan en bloque la polรญtica por considerarla esencialmente corrupta o maligna. La democracia parece estar siempre acosada por la crisis. Es despreciada por ser incapaz de solucionar los grandes problemas que nos aquejan, por carecer en sรญ misma de propรณsitos a largo plazo, por estar sujeta a los vaivenes de una opiniรณn pรบblica inestable, por cobijar escรกndalos y por ser incapaz de escapar de los efectos perversos que generan polรญticos volubles con escasos mรฉritos. Asรญ, ciertamente, pode- mos observar que las sociedades democrรกticas parecen estar sometidas a una crรณnica inestabilidad, dominadas por la confusiรณn. Predominan el inmediatismo y las acciones precipitadas, y se vive una constante alternancia entre momentos crรญticos y parรกlisis, entre la excitaciรณn y la inercia. Los medios masivos de comunicaciรณn e informaciรณn, arropados por la libertad de expresiรณn, contribuyen a desorientar o a manipular a la ciudadanรญa.

Ante esta condiciรณn, al parecer inherente a los sistemas democrรกticos, los regรญmenes dictatoriales les parecen a muchos una soluciรณn adecuada. Una autocracia parece mรกs eficiente, ya que puede mantener en forma estable a tecnocracias y burocracias entrenadas para dirigir las finanzas y la economรญa por buen camino. Ademรกs, son capaces de controlar los medios de comunicaciรณn. El hecho de que los experimentos comunistas hayan fracasado no parece desanimar a quienes apoyan las soluciones chinas y rusas o aprecian los autoritarismos populistas al estilo venezolano, que supuestamente se encaminan hacia una “verdadera democracia”.

A quienes se desesperan por la confusiรณn que parece extenderse en las sociedades democrรกticas, les harรญa bien leer el libro de David Runciman, profesor de ciencia polรญtica en la Universidad de Cambridge, dedicado a analizar el comportamiento errรกtico y crรญtico de las democracias en los paรญses desarrollados durante el siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI (The confidence trap: A history of democracy in crisis from World War I to the present, Princenton University Press, 2013). Runciman reconoce todos los defectos del sistema democrรกtico. Analiza siete momentos crรญticos en la historia de las democracias occidentales: hace una disecciรณn de los errores y desconciertos que caracterizaron la รฉpoca en que Alemania es derrotada en la Gran Guerra (1918), la crisis econรณmica y el auge del fascismo (1933), la terrible posguerra (1947), la amenaza de los misiles soviรฉticos en Cuba (1962), la desilusiรณn masiva (1974), la caรญda del mundo bipolar (1989) y los desastres econรณmicos (2008). ¿Cรณmo logra escapar la democracia de las crisis que permanentemente la acosan?

La respuesta de Runciman es sencilla: la democracia en realidad no escapa de las crisis. Pero no se trata de una tragedia en la que el modo de vida democrรกtico estรก condenado a enfrentar dilemas irresolubles con la certeza de que no habrรก un final feliz. Incluso observa que la situaciรณn tiene visos cรณmicos. En realidad, dice, estamos en una trampa; no estamos condenados, estamos encerrados: “La gente debe creer en la democracia para que esta funcione. Cuando mejor funcione, mรกs se cree en ella. Pero cuando mรกs se cree en ella, es menos probable que la gente se dรฉ cuenta de que algo estรก mal.”

Para escapar de esta jaula se ha dicho que es necesario darle un contenido ideolรณgico a la democracia. Desde luego, es el ideario liberal el que mรกs se suele asociar a ella. Pero hay que advertir que los valores liberales y los derechos que los protegen, que se asocian a la economรญa capitalista, no son inherentes al sistema democrรกtico. Tampoco lo que hoy llamamos neoliberalismo es un ingrediente indispensable de un rรฉgimen democrรกtico. Las ideas socialdemรณcratas que se expandieron despuรฉs de la Segunda Guerra Mundial tampoco forman parte indisoluble de la democracia. Y mucho menos los regรญmenes despรณticos poscomunistas, sean en su versiรณn cleptocrรกtica (Rusia) o como capitalismo de Estado (China), logran convertirse en encarnaciones vรกlidas de una democracia ideologizada de nuevo tipo.

Los contenidos ideolรณgicos de los sistemas democrรกticos corresponden a los idearios de los partidos polรญticos. La democracia deja de operar cuando uno de ellos se establece como รบnica opciรณn. Runciman observa que parece haber un umbral mรกs allรก del cual las democracias ya no recaen en una condiciรณn autocrรกtica. Pero es solo una constataciรณn empรญrica: ningรบn paรญs con un pib per cรกpita de mรกs de siete mil dรณlares ha sufrido una reversiรณn (Mรฉxico atravesรณ este umbral en 2004). Hay que agregar otro hecho: las democracias no se hacen la guerra entre ellas, pero parecen requerir de rivales o de amenazas para legitimarse.

Acaso la democracia estรก encerrada, como cree Runciman, pero la puerta de la jaula estรก abierta: es la esperanza de poder escapar, pero tambiรฉn el peligro de que entren nuevas amenazas… ~

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Es doctor en sociologรญa por La Sorbona y se formรณ en Mรฉxico como etnรณlogo en la Escuela Nacional de Antropologรญa e Historia.


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