Me alegra que el tenor David Lomelí haya tenido un buen debut en el Lincoln Center de Nueva York, cantando magníficamente el Nemorino de El elixir de amor, según dice aquí Zachary Wolffe, crítico del New York Times.
(Por la foto que acompaña el artículo, por cierto, se aprecia el traslado de la ópera a un ambiente moderno, endeudado con la estética de Edward Hopper, en el que el pobre Nemorino parece ser un despachador de gasolina. Qué gracioso.)
En fin, que como no sabía quién es este joven, hurgué en youtube, donde hay videos que lo muestran cantando arias esenciales del repertorio, sobre todo el “Nesum dorma” que, obviamente, es su pièce de résistance.
Prefiero, sin embargo, compartir uno en el que canta la “O soave fianculla” con una soprano muy buena, la peterburguesa Svetlana Ignatiovich que, a fe mía, es una hermosa muchacha.
No es un buen video, pero vale la pena por conocer a estas jóvenes voces promisorias, por escuchar ese dueto divino de La Bohemia y por celebrar (faltaba más) el beso violento y travieso, poco amargo y bastante dulzón que, al final, el compatriota “Rodolfo” le receta a “Mimí” que –casi puede escucharse—le dice el infaltable, ritual y picantón “¡ya estese…!”
(Fuente de la imagen)
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.
