En días recientes fallecieron dos personas cercanas a Letras Libres, Mariana Yampolsky y Jesús Díaz. Ambas noticias nos han llenado de consternación. De los dos amigos recibimos, como todos los que estuvieron en el ámbito de su fructífera labor —lo que es decir un área muy amplia y mucha gente— beneficios ilustres.
Mariana Yampolsky quiso y supo hacerse hondamente mexicana, y construir una obra fotográfica de inmenso valor humano y artístico. En las fotografías de Mariana palpita el ser de nuestro país y la verdad de los mexicanos con una elocuente sinceridad, sólo comparable con la que ella sabía poner en todo lo que hacía.
Jesús Díaz, el novelista, el narrador, el luchador político, el director, por largos años, de la revista Encuentro de la Cultura Cubana, supo acendrarse en su ideal democrático, y supo irradiarlo con tesón, contra viento y marea. Su ejemplo sostendrá ese designio con toda la fuerza que requiere, para bien de las sociedades latinoamericanas que tanto necesitamos ejercerlo.
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Pero la congoja tiene consuelos. Hans Magnus Enzensberger, el gran poeta, historiador y filósofo —y antiguo colaborador de Vuelta—, ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias. Una obra larga, de altísima calidad literaria y de valores igualmente elevados, recibe y a la vez honra una distinción prestigiosa en el dominio de la cultura en español. Felicitamos calurosamente a Hans Magnus Enzensberger, a quien agradecemos lo que ha escrito, cómo lo ha escrito, por qué y para qué. ~