Hasta hace apenas unos meses, era conocido como “el calvo de los sorteos”. Hoy es el hombre más poderoso en el futbol mundial. Se trata de Gianni Infantino, el abogado suizo que el viernes fue electo como noveno presidente de la FIFA con la misión de limpiar la imagen del organismo tras los escándalos de corrupción que lo azotaron en 2015.
No será tarea sencilla: no todos los días una intervención judicial acaba con la carrera del hombre fuerte de uno de los organismos más poderosos del planeta y de su potencial sucesor, pero ese ha sido precisamente el resultado de las investigaciones del FBI y la Interpol en Estados Unidos y Suiza. A la caída de Joseph Blatter, quien anunció su renuncia a la presidencia apenas cinco días después de su quinta reelección al frente de la FIFA, le siguió la de Michel Platini, el presidente de la UEFA y quien sonaba como candidato más fuerte a sucederlo. Ambos están ahora inhabilitados para ejercer cualquier cargo en el futbol mundial por seis años.
Fue la sanción a Platini lo que abrió la puerta para la candidatura de Infantino, hasta entonces su mano derecha y desde 2009 secretario general de la UEFA, a la que había ingresado nueve años antes como asistente. En su paso por la organización europea fue pieza clave en desarrollar las estrategias de marketing que han triplicado sus ingresos en el último lustro, participó en la creación del sistema de Fair Play financiero y fue el principal enlace con la Asociación Europea de Clubes.
Es un perfil muy similar al de Blatter; incluso sus pueblos natales se encuentran a poco más de 10 kilómetros de distancia, aunque Infantino asume la presidencia con 45 años de edad, contra los 62 que tenía su predecesor al reemplazar a Joao Havelange en 1998. Esto, sumado a su cercanía con Platini, siembra la duda. ¿Será el hombre indicado para renovar la imagen de una FIFA manchada por la corrupción y los favoritismos del ex presidente?
Sin embargo, Infantino goza de una buena imagen pública, gracias en gran parte a su afable presencia como moderador en los sorteos de las competiciones europeas. Además, su nombre no ha sido mencionado en ninguna de las intervenciones judiciales contra otros altos cargos y fue notable que recibiera en la segunda vuelta de la elección prácticamente todos los votos antes destinados al francés Jerome Champagne y el príncipe jordano Ali Bin Al Hussein, considerado el más “progresista” de los aspirantes a dirigir la FIFA.
En contraste, diversas organizaciones de defensa de los derechos humanos habían protestado por la candidatura del jeque Salman bin Ebrahim Al Khalifa, miembro de la familia real de Bahrein, acusado de participar en la represión de protestas en 2011, lo que incluyó la investigación de 150 deportistas y la detención y tortura de tres jugadores de su selección nacional. Además, su candidatura era respaldada por la mayoría de asociaciones regularmente ligadas a Blatter y su círculo cercano.
La postura cínica sería señalar que en el peor de los casos, las asociaciones nacionales escogieron el menor de dos males. Sin embargo, a favor de Infantino habrá que señalar que su mandato comienza en una FIFA que ya es muy distinta a la que dejó Blatter. En el mismo congreso de la semana pasada se aprobaron diversas reformas a sus estatutos que incluyen la limitación de 12 años en los cargos, separación entre roles administrativos y “políticos”, mayor transparencia y apoyo al fútbol femenil, así como la inclusión de un compromiso con la defensa en los derechos humanos.
Por si esto no fuera suficiente, la vigilancia de las autoridades judiciales resulta un gran “incentivo” para dejar atrás la corrupción de la era Blatter. Hasta el momento todas las acciones del FBI y la Interpol han ido dirigidas contra sujetos específicos, sin afectar al ente rector del futbol mundial, que tiene ante sí la oportunidad de hacer un borrón y cuenta nueva. Tanto Infantino como sus colaboradores saben que caer en las mismas prácticas que sus predecesores tendrá consecuencias más serias para el organismo.
“Vamos a restaurar la imagen de la FIFA”, afirmó el suizo al asumir el cargo. Será una labor que llevará mucho tiempo, pero el futbol parece estar hoy en mejores manos que hace un año.
Periodista, egresado de la Universidad de las Américas Puebla, es editor adjunto de Goal España y head researcher de México para Football Manager.