El jinete

Aร‘ADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

Es medianoche en Llano Grande. Camino de Tuxcacuexco y Tonaya, entre Paso Real y Chachahuatlรกn, un jinete cabalga en solitario. Camino al alba, los cascos del caballo marcan el paso lento del deambular nocturno y las piedras resecas del sendero responden con rabia al asalto de la herradura. El jinete abre los ojos para mirar un cielo que sabe de memoria. Cuenta estrellas en lugar de pensamientos. Teme quedarse dormido. El sombrero lo lleva colgado hacia atrรกs, mรกs por hรกbito que por frรญo. Es noche de San Juan y las estrellas alborotan la capa oscura. El jinete regresa de llevar unas medicinas a una enferma. Algo de quรญmica contra el paludismo. Tras de รฉl, el peรณn de la hacienda lo acompaรฑa a paso furtivo y desmayado. En realidad lo viene esperando de a rato. Dicen de Don Cheno que es un patrรณn bueno y generoso. Lo piensa el peรณn. Lo sabe todo el pueblo. Aunque en estos tiempos de violencia y rencor no hay que fiarse ni de los amos de uno. En Apulco, las bandas alzadas de la Revoluciรณn saquearon y quemaron varias veces la hacienda. Como se volviรณ peligroso vivir allรญ, el hacendado Cheno se llevรณ a los niรฑos a Tonaya. Pero el jinete nocturno no teme a los bandoleros. Mรกs preocupado parece por este puro pellejo de vaca que es ahora el Llano cuando fue en otro tiempo tierra fรฉrtil baรฑada por el rรญo.
ย ย ย ย ย Sin detener el caballo, mueve el jinete la cabeza para hablar con el peรณn. Luego, lo piensa mejor y decide acompaรฑar la noche recordando en su mutismo la letra de un corrido. “Ay, los Altos de Jalisco…”
ย ย ย ย ย El peรณn parece dormitar en su cabalgadura. A ratos se dirรญa que habla solo. O acaso estรฉ soรฑando en voz alta, pues ya no sabrรก nunca si lo que sucediรณ fue cierto o bien soรฑado. A Don Cheno, su patrรณn, lo recuerda siempre montado a caballo como la noche del crimen. Jalisco es tierra de cabalgadura y hombrรญa y decirle a un hombre que no es hombre es la peor de las ofensas. Pero no fueron estas palabras las que en aquella noche aciaga, al poco de hacerse oscuro, intercambiรณ el patrรณn con Guadalupe Nava, Lupillo, cuando se encontrรณ con รฉl en los confines de Llano Grande. Las palabras de Don Cheno de veras fueron duras porque llevaba la razรณn de su parte. Cuatro palabras respetuosas y concisas fue las que le dijo a Lupillo Nava, el hijo del vecino cuando รฉste le saliรณ al paso al poco de comenzar la noche mientras el patrรณn abandonaba la hacienda para visitar a la enferma. El patrรณn aprovechรณ el encuentro fortuito con su vecino Lupillo, el hijo del presidente municipal de Tolimรกn, para recriminarlo por la incursiรณn del ganado en sus tierras.
ย ย ย ย ย El patrรณn, tal y como lo recuerda su peรณn y acompaรฑante, le pidiรณ a Nava que arreglara con el mayordomo esa cuestiรณn de la intromisiรณn del ganado en su hacienda, pues no era la primera vez que las reses de ellos se metรญan en el terreno labrado de San Pedro Toxรญn.
ย ย ย ย ย Lupillo Nava es un joven muy borracho y pendenciero. Flojo, para el patrรณn. Tal vez por eso, por su falsa hombrรญa, la recriminaciรณn del bueno de Don Cheno debiรณ parecerle dura y humillante. Sin embargo, pasada ya la medianoche, el patrรณn ha olvidado por completo la desagradable conversaciรณn que horas antes ha mantenido de pasada con el hijo de su vecino. El jinete medita sobre un asunto de estrellas cuando de regreso a la hacienda de San Pedro Toxรญn, despuรฉs de visitar a la enferma de paludismo, el joven Nava sale a buscarlo como por casualidad.
ย ย ย ย ย A Don Cheno, hombre pacรญfico y generoso, le parece buena idea que Lupillo Nava se ofrezca a acompaรฑarlo en el camino de regreso a la casa. Ni el patrรณn, que lleva bien puestos sus anteojos de montura dorada, ni tampoco el peรณn de la finca han podido adivinar un atisbo de rencor en Lupillo Nava, aunque es cierto que su caballo anda mรกs derecho que el jinete inoportuno. Todo como de costumbre, pues ya es un hรกbito que a la madrugada el muchacho ande algo bebido. Esta noche la excusa del borracho es doble. Segรบn supo mas tarde el peรณn, Nava, airado por las palabras de reproche de Don Cheno, se habรญa refugiado de inmediato en la cantina dispuesto a emborracharse con mezcal y armarse asรญ del valor que le permitiera enfrentarse con su antagonista.
ย ย ย ย ย Jinete y peรณn nada ven de extraรฑo en ese encuentro fortuito con su vecino. Es mรกs, intruso y patrรณn se disponen a conversar tranquilamente mientras sus caballos caminan directos a la hacienda.
ย ย ย ย ย Cuando llevan andados mรกs de quince minutos, un jinete tras otro, tal y como estรก mandado en caminos ariscos y pedregosos, luego de sobrepasar el arroyo llamado La Agรผita y aprovechando el intruso que el fiel peรณn se ha adelantado unos metros para abrir la puerta de San Pedro, sucede lo inesperado. Guadalupe Nava descarga con furor y por la espalda todos los tiros de que dispone el arma. Una bala le entra al jinete por la nuca y le sale por la nariz. Aun asรญ, Don Cheno sostiene el caballo como si el moribundo necesitara al animal para traspasar con รฉl las puertas de la muerte.
ย ย ย ย ย El asesino huye. Nadie va a buscarlo. Bastante trabajo tiene el peรณn en cuidar de su amo. Por muerto que parezca sigue siendo el patrรณn. Ademรกs, la muerte es en aquel lugar y en aquel entonces moneda cotidiana. Acaso la รบnica moneda que comparten pobres y ricos, aparceros y hacendados.

* * *
ย ย ย ย ย El asesinato de Juan Nepomuceno Pรฉrez Rulfo, alias Don Cheno, tuvo lugar el 23 de junio de 1923, vรญspera de San Juan, en el estado de Jalisco, Mรฉxico, y al asesino jamรกs lo detuvieron. En primer lugar, porque al ser hijo de quien era, del presidente municipal de Tolimรกn, el pueblo entero lo protegรญa. Ademรกs, no es aquel momento propicio de detenciones, ya que el gobierno central mexicano ha perdido el control de las fuerzas legales que dominan los pueblos del interior. Los hacendados han arruinado su hacienda, se prepara la revoluciรณn cristera y la gripe espaรฑola ha reinstaurado su reinado.
ย ย ย ย ย Y para mayor exactitud histรณrica conviene recordar que Mรฉxico, despuรฉs de la Revoluciรณn, es un paรญs acostumbrado a la muerte, un paรญs de puros sobrevivientes huรฉrfanos. Huรฉrfanos de padres y huรฉrfanos de gobierno. De este lugar y de un padre acribillado a balazos por la cobardรญa de un borracho simplรณn nacerรก Juan Rulfo, el gran escritor. El gran huรฉrfano y soรฑador de la muerte.
ย ย ย ย ย El niรฑo Juan, cuentan las mujeres de la casa, se pasa la vida soรฑando. “Sus sueรฑos son como todos los sueรฑos. Puras cosas imaginarias”.
ย ย ย ย ย La misma noche que precede a la madrugada del asesinato del Llano, el niรฑo Juan sueรฑa la muerte de su padre. Justa Cisneros, la vieja tata de Juan, entra en el cuarto del hijo de Don Cheno. Al niรฑo lo encuentra despierto, mirando en la oscuridad aquellas luces con las que los vivos acompaรฑan el alma del difunto. Todo el Llano parecรญa en llamas.
ย ย ย ย ย โ€”Su padre ha muerto โ€”fueron las palabras con las que Justa despertรณ el sueรฑo enlutado del niรฑoโ€”.
ย ย ย ย ย “En esa hora del sueรฑo, cuando uno estรก a mitad del sueรฑo, dentro de los sueรฑos, inรบtiles pero llevaderos, fatales pero necesarios.
ย ย ย ย ย โ€”Dรฉjenme seguir mi sueรฑo. Todo lo demรกs es mentira. Nadie puede morir mientras uno duerme.
ย ย ย ย ย โ€”Ya son las tres de la maรฑana y hemos traรญdo a tu padre. Lo han asesinado anoche”.
ย ย ย ย ย El niรฑo Rulfo, el segundo hijo de Don Cheno, tardarรก su tiempo en creer algo tan terrible. Su padre muerto. Su padre asesinado.
ย ย ย ย ย Tata Justina invita al niรฑo desde la puerta:
ย ย ย ย ย โ€””No vas a verlo? Levรกntate y ven a verlo antes de que lleguen los que lo han querido y conocido”.
ย ย ย ย ย El niรฑo pequeรฑo se resiste. Lo niega. No quiere creerlo. Empieza la literatura.

* * *
ย ย ย ย ย La muerte del padre cuando Rulfo tiene apenas seis aรฑos cumplidos y la muerte de la madre, tres aรฑos despuรฉs, marcarรกn para siempre la vida del hombre y del escritor. La obra rulfiana, toda ella, estรก inmersa en este negro vacรญo de la ausencia. El escritor nace la noche aciaga del asesinato del padre. La muerte como sueรฑo iniciador de escritura. El sueรฑo como asesino involuntario de la vida. La mirada del escritor aparece en esta primera visiรณn terrible de la infancia. Una mirada que permite la mentira de las cosas. Para no creer en la muerte del padre el escritor tiene que inventarla. Contar la mentira cien veces. Silenciarla. Disfrazarla.
ย ย ย ย ย โ€”En toda su obra estรก la soledad, la necesidad de alguien, la orfandad โ€”le reprocharรกn periodistas, crรญticos, amigos y lectoresโ€”. ยฟQuรฉ le mueve a escribir?
ย ย ย ย ย El escritor termina admitiรฉndolo:
ย ย ย ย ย โ€””Tal vez la ausencia de mis padres. Quizรก sea una bรบsqueda de aquello que nunca tuve”.
ย ย ย ย ย Si para Elias Canetti el arte de la vida consiste en encontrar lo mejor que se ha perdido, el arte de la literatura obedece con toda seguridad al mismo principio. El escritor vivirรก la vida a travรฉs del espejo de la literatura. La realidad es para Rulfo algo difuso que debe inventar diariamente. Sรณlo los mitos son ciertos. Y si a la postre no resultan verdaderos, por lo menos juegan con el acto de mantener viva la mentira de la vida. El escritor no sรณlo es capaz de crear una versiรณn mรญtica de la muerte del padre sino que ademรกs funda en ella toda su narrativa, su novela Pedro Pรกramo, sus relatos y la novela de su vida.
ย ย ย ย ย Al igual que Juan Preciado, el narrador de su รบnica novela, tambiรฉn Juan Rulfo se dedicarรก a buscar afanosamente sus orรญgenes, tratarรก de escarbar en las sombras de sus antepasados.
ย ย ย ย ย “Desenterrรฉ las tumbas de mis padres y sรณlo halle cascajo. Lo รบnico que averigรผรฉ fue que mi abuelo paterno era abogado y el materno fue hacendado. Parece que mi primer antecesor llegรณ a Mรฉxico por 1870. Venรญa del norte de Espaรฑa (vizcaรญno). Mis padres son del norte de Jalisco. No sรฉ ni cรณmo fueron a dar al sur. A mi padre no lo conocรญ. Y mi madre muriรณ cuando yo tenรญa ocho aรฑos. Me mandaron a un orfanatorio. Soy hijo de gente adinerada que todo lo perdiรณ en la Revoluciรณn”.
ย ย ย ย ย En pocas y cortadas frases resume el escritor su vida. Los hijos de la muerte son los mudos mรกs charlatanes de la literatura. Hablan hacia adentro en una escritura sin voz. El escritor se defenderรก siempre de una posible lectura autobiogrรกfica de su literatura. Declararรก: “Yo no existo. Soy un fantasma”. Toda biografรญa asume un pacto con la realidad circunstancial, asรญ que el escritor inventarรก mรบltiples estrategias para eludir cuanta verdad real exista entre su vida personal y literaria. Cuanto mรกs se niega a contar sobre su intimidad, mayor es la insistencia de sus lectores curiosos por saber de ella. Una vida aparentemente simple y sencilla. Una vida oculta como suelen ser las vidas de los grandes escritores silenciosos. Rulfo repetirรก hasta la saciedad que para escribir nunca o casi nunca ha recurrido a los hechos reales. Que todo se lo debe a la imaginaciรณn. Que sus personajes nunca existieron como tampoco los pueblos de los Altos de Jalisco descritos con pluma de pintor transfigurado. Por si no fuera bastante con negar, confiesa ser un mentiroso nato. Lo dice con orgullo, como si esta declaraciรณn obedeciera a una de las peculiaridades del carรกcter mexicano: “Lo รบnico que un mexicano no tolera es la verdad”.
ย ย ย ย ย Y tiene razรณn el escritor al querer proteger su espacio รญntimo porque es gracias a esta subversiรณn de lo visto, vivido, acontecido como puede crear su literatura. Su escritura surge de las sombras vividas y olvidadas. Las aldeas rulfianas estรกn muertas, las casas vacรญas y las personas momificadas. Son paisajes del alma. Cuando la verdad del asesinato del padre resulta inapresable porque el dolor quiere saber lo que el sentimiento niega, el escritor la devuelve al mito. El escritor escribe la muerte del padre en el relato “Diles que no me maten” (casi un retrato del crimen de Don Cheno) y acto seguido se rebela a aceptar la gran similitud de la historia narrada con el crimen del jinete bueno de Jalisco matado por la espalda. Pero al lector no se le escapa el ajuste de cuentas como arte de supervivencia. ยฟQuรฉ sucediรณ aquella noche del sueรฑo en Llano Grande? Escribir para saber. En este relato Rulfo logra lo mรกs difรญcil, convierte en vรญctima al que en vida fue o pudo ser el asesino del padre. Don Lupe Terreros, el dueรฑo de la hacienda Puerta de Piedra, ha sido asesinado por su compadre Juvencio Nava. El cuento de Rulfo no se anda con rodeos y explica con detalles las razones de Nava: el hacendado Terreros, la vรญctima primera, le ha negado el pasto para sus animales. Y el vecino lo mata.
ย ย ย ย ย Es obvio que el argumento del relato de Rulfo no es casual. Ademรกs de la coincidencia histรณrica, resulta sorprendente la combinaciรณn de nombres, juego irรณnico de la muerte con el que el autor hace bailar a sus personajes. Si comparamos ahora la trama del cuento “Diles que no me maten” (del libro titulado El llano en llamas) con la historia de la vida real de la muerte de Don Cheno, Rulfo coloca el apellido Nava, el que corresponde al asesino real de su padre Juan Nepomuceno Pรฉrez Rulfo, al personaje asesino de su relato. Pero, no satisfecho con ello, provisto ademรกs de un sentido del humor muy sombrรญo del que darรก cuentas en su vida personal, el autor le pone a la pobre vรญctima, el hacendado Terreros, el nombre de pila de Guadalupe, que corresponde exactamente al nombre de pila del borrachรญn del tiro por la espalda. Y no todo queda aquรญ. La conjura vengativa o, simplemente, creadora del escritor genial va mรกs allรก cuando inventa un tercer personaje (acaso el doble del autor), el coronel Terreros, que venga finalmente la muerte de su padre Don Lupe Terreros mandado matar por el asesino:
ย ย ย ย ย “Guadalupe Terreros era mi padre. Cuando crecรญ y lo busquรฉ me dijeron que estaba muerto. Es algo difรญcil crecer sabiendo que la cosa donde podemos agarrarnos para enraizar estรก muerta”.
ย ย ย ย ย Ficciรณn y verdad como caras de la misma moneda literaria. El juego de apariencias, el texto como simulacro de algo secreto y doloroso, el maravilloso enredo de memorias y olvidos que conforman la literatura es posiblemente una de las claves de la vida y obra rulfiana.
ย ย ย ย ย El relato “Diles que no me maten” encierra otro relato que es en realidad el centro o verdadera historia de la narraciรณn. La muerte del padre. La bรบsqueda del hijo. El rencor, la culpa, la venganza, el olvido… Temas sublimes de los demonios del arte novelesco, en el que la importancia de si el autor estรก contando un hecho real o bien inventando una historia es siempre secundario. Lo que vale, a fin de cuentas, es que las buenas novelas nunca mienten. –

ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย ย (Fragmento inicial de Juan Rulfo, biografรญa del escritor mexicano de prรณxima apariciรณn en Editorial Omega.)

+ posts


    ×

    Selecciona el paรญs o regiรณn donde quieres recibir tu revista: