Las cosas están así en esta ciudad: si uno toma un taxi puede estar ofreciéndose a un secuestrador; si uno detiene su automóvil ante un retén policiaco puede ser que se esté entregando dócilmente a una banda de secuestradores; si uno va a meter dinero o cobrar un cheque a un banco puede ser que esté gentilmente incitando a un asaltante o secuestrador; si uno come en un restaurante puede ser que le toque una bala perdida disparada durante la “ejecución” de alguien que comía en otra mesa; si uno, una noche y en casa, oye sonar el teléfono puede estar procurándose un ataque cardiaco porque quizá va a recibir la noticia inmediata del verdadero o falso secuestro de un ser querido por cuya vida le pedirán a uno miles o millones de pesos (que uno no tiene); si uno sale de un vagón del metro y se encamina por un pasillo hacia la salida, o simplemente si uno anda por una calle céntrica y a plena luz del día, puede ser que de pronto se vea rodeado de unos individuos que simulan charlar amigablemente con uno y en realidad están convirtiéndolo en víctima de un ataque o de un secuestro “express” o más duradero y quizá mortal; o si a uno en cualquier lugar alguien le muestra una placa de alguna autoridad real o imaginaria, uno tiembla preguntándose si se trata de un policía o de un secuestrador o de alguien que ejerce las dos “funciones” a la vez.
Todo eso y más puede ocurrirle a uno, de la edad, del género y de la condición social que sean, en esta ciudad del creciente miedo ciudadano. Aquellas inquietantes atmósferas del llamado “cine negro” norteamericano, en las que en los espacios públicos o privados flotaba indefinida pero intensa amenaza mortal, ya no son aquí “donde nos tocó vivir”, en Esmógico City, cosas que creíamos que sólo se daban en las películas. Esmógico City puede ya jactarse de ser una de las grandes, de las muy distinguidas capitales del crimen, de las metrópolis del miedo…
¿Y en quién o en qué puede uno confiar aquí en Esmógico City? ¿En la policía?… Pero si cada vez más la prensa y los otros “medios” nos notifican que frecuentemente se encuentran policías entre los perpetradores de secuestros y otros crímenes…
Supongo que un día veremos en la Guía Guiness que Esmógico City tiene el campeonato de las capitales del crimen y del miedo.
Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.