Hay dos palabras que España no ha dejado de repetir en los últimos dos años: Crisis y paro. Las cifras son espeluznantes. España, que hasta hace unos tres años había albergado un milagro económico (uno de cada cuatro trabajos creados en Europa era español), enfrenta un panorama desolador. Uno de cada cinco españoles en edad activa está desempleado. El 19.4%.
En los más jóvenes, el horizonte pinta aún peor: el 39% de los menores de 25 años están desocupados. Si bien la mayoría busca una opción, un 15%, es decir, uno de cada seis chicos españoles, se dedica a no hacer nada. Son la generación ni-ni (ni trabajan ni estudian): chicos que viven con sus padres y cuyas máximas ocupaciones son emborracharse y fumar porros. Son tan comunes que hasta la televisión española les ha dedicado un programa, en el que los chicos reciben terapia y explican sus razones, algunos con menor claridad que otros, para no hacer nada.
Si por la televisión nos guiamos, es difícil contradecirlos. Hay celebridades españolas que han hecho de no hacer nada su forma de ganarse la vida. No es casualidad que este país ostente el récord con mayor número de ediciones de Gran Hermano (15 en total). Además, por supuesto, de ¡Sálvame!, un programa que se autodefine como neorrealismo televisivo –pero indefinible para quien esto escribe–, con un planteamiento básico y poco ortodoxo. Ocho famosos discuten, a gritos y sin orden, las noticias –cotilleos, en su amplia mayoría– de otros famosos. El desorden es tal que los presentadores suelen dejar la mesa en plena transmisión en vivo para hacerse un café o bien, atender su celular. La estrella del programa, Belén Esteban, es famosa por una mediática relación con el torero Jesulín de Ubrique de la que tuvieron una hija: Andreíta, de 10 años. La vida personal de los tres es ventilada (con total colaboración de los involucrados, exceptuando a la menor de edad) en los medios españoles y mediante el pago de exclusivas muy bien cotizadas. El público les da la razón. ¡Sálvame! es líder en su horario.
En el programa, Esteban da cuenta de las visitas que el padre de la niña hace a su hija, de sus hábitos alimenticios y hasta de sus peleas en el colegio. Los detalles difundidos sobre la vida personal del trío han llegado a tal límite que el propio Defensor del Menor español, Arturo Canalda, intervino en defensa de la niña por considerar que se estaba “atentando gravemente contra la intimidad de una menor”. El artículo donde El País relata la decisión de Canalda parece redactado con ironía. “La noticia llega tres días después de que Belén Esteban haya anunciado su ruptura matrimonial [Esteban se había casado en 2008] y una semana después de que Jesulín de Ubrique haya contado en ¡Hola! lo importante que es su hija Andrea para él en una gran exclusiva”. El diestro cobró 200.000 euros por compartir con los lectores el cariño que tiene hacia Andreíta, según afirma El Mundo. En un país con cuatro millones de parados, hay quien gana dinero por hablar de su vida. O bien, por no hacer nada. Depende cómo se vea.
– Verónica Calderón
(ciudad de México, 1979). Periodista. Encargada de información internacional en Tercera Emisión de W Radio y redactora de El País en Madrid.