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¿Vale la pena hablar del verde? Un poco menos despreciado que el marrรณn, el verde es un color de segunda. No es miembro del club de los colores primarios. No es magnรฉtico como el rojo, profundo como el azul o vibrante como el amarillo. Tampoco es severo como el negro ni trascendente como el blanco. Ningรบn rey de Occidente se retratรณ en ropas verdes y Monika Pon dijo “me desagrada ese color, me hace ver enferma” cuando vio el retrato que Vladimir Tretchikoffhizo de ella.
Uno no puede fiarse de este color. El verde duda de sรญ mismo: con el tiempo se vuelve marrรณn, cae a gris o se deslava. Al respecto, Michel Pastoureau escribiรณ que, desde la Antigua Grecia hasta la Baja Edad Media, los europeos no pudieron fijar el verde a los textiles. Sรณlo los pueblos bรกrbaros del norte y los soldados musulmanes en las Cruzadas teรฑรญan sus prendas y estandartes de este color.[1]El verde identificaba a los otros, al peligro que viene de fuera. Peor aรบn, es un color mortal: mรกs de un tintorero muriรณ durante su preparaciรณn, asfixiado por el arsรฉnico que contiene el cobre; el plutonio, radiactivo y tรณxico, tambiรฉn es verde –color veneno.
Por si fuera poco, el color se echรณ encima a varios enemigos poderosos. Desde sus primeras pinturas hasta su muerte, Piet Mondrian se negรณ a pintar con รฉl y Vasily Kandinsky armรณ una campaรฑa en su contra: “el verde es como una vaca quieta y gorda que mira el mundo con sus ojos aburridos y estรบpidos”. Para muchos, el verde es un color perezoso, que no vibra como los otros. Un color desganado, indolente y mediocre, como la case media, remata Kandinsky.
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Alfonso Cuarรณn fue uno sus contados apologistas. Aunque ahora, avergonzado por las malas crรญticas que recibiรณ Great Expectations, casi se haya disculpado por haber dirigido esta adaptaciรณn de la novela de Charles Dickens. Mรกs allรก de su reparto de celebridades y los problemas del guion, Cuarรณn ha dicho que no puede explicar el color verde que distingue a la pelรญcula: “Debo decir que es el รบnico color que entiendo. Puedo enmarcarlo, sรฉ cรณmo trabajar con รฉl. Los demรกs colores se sienten ajenos. No puedo dar una explicaciรณn racional al respecto”.
Georges Roque, un destacado historiador, ya ha escrito en contra de la interpretaciรณn intuitiva y emocional de los colores en el arte. La decisiรณn de usar uno, y no otro, estรก influida en gran medida por nuestro conocimiento de los cรณdigos culturales del color. Es razonable suponer que Cuarรณn ignora los pormenores de los usos del verde en la historia pero tambiรฉn es imposible afirmar que no estรก al tanto de sus significados. Debe saberse algunos refranes sobre el verde y estoy segura de que puede nombrar las ideas que asociamos con este color. Esto no quiere decir que el director sepa cuรกles son las razones histรณricas que estรกn detrรกs de las impresiones que tiene acerca de este y otros colores –y no tendrรญa por quรฉ hacerlo, es un cineasta y no un historiador. En cambio, estoy convencida de que los estudios recientes sobre el tema –como los de John Gage, Georges Roque y Michel Pastoureau– ofrecen otra perspectiva para la historia del arte, una que debe considerar a la pintura y al cine.
A pesar de todo esto, se ha dicho que el verde no es una clave interpretativa de Great Expectations porque “estรก presente en todas las escenas de la pelรญcula”. Es cierto, pero para analizarlo hay que ponerle atenciรณn a las variaciones de tono y a los ambientes que pintan. Por ejemplo, Finn y Estella, los protagonistas, se reencuentran en un bebedero de Central Park. Sobran en la literatura los cortejos y galanterรญas que se deciden en los jardines, sobre el pasto, las hojas y los arbustos: es aquรญ donde funciona un tipo de verde –el brillante– y no otro.
Por su parte, el prรณfugo Lustig salta de una laguna y se esconde en los juncos, como una rana. De acuerdo con Michel Pastoureau estos anfibios, aliados de las brujas, a veces se ponen del lado de los hombres: sus secreciones todavรญa son usadas como venenos o remedios. En Great Expectations, Finn se gana la buena voluntad de Lustig –lo alimenta, lo ayuda a escapar de la justicia, evita que se ahogue. El personaje casi acuรกtico y anfibio, peligroso y amenazante, se convierte en el benefactor del Finn, como la rana de una fรกbula.
Mejor aรบn, Finn se enamora de Estella en la ciรฉnaga de la mansiรณn Paraiso Perduto, junto a las enredaderas que han tomado las paredes, entre lianas y vestidos verdes, bajo el hedor del pantano. Es Miss Dinsmore quien, entre murmullos y palabras pronunciadas a manera de hechizo, le sugiere la idea del amor al protagonista, quien lo hace bailar cuando dice chick-a-boom. Apartada del mundo, entre el croar de las ranas y orines de gato, vestida de verde, Dinsmore obedece a la tradiciรณn iconogrรกfica de las brujas de los bosques. Joe, el padrastro de Finn, anuncia el carรกcter misterioso y fatal de la mansiรณn y sus habitantes cuando dice en voz alta: “God knows what’s in these weeds”. Asรญ, Miss Dinsmore es la bruja de los Everglades que engaรฑa a Finn con una esperanza verde y falsa, Estella.
Dije que uno no puede fiarse de este color traicionero y voluble, que se deslava, que en cualquier momento pasa de lo vivo y luminoso a lo opaco y a lo sobrio, que pierde su brillo como el enamoramiento y cambia como la suerte.[2]Great Expectations va del verde alegre al verdoso: la esperanza se seca, el destino se pudre y el verde se hace gris.
[1] Michel Pastoureau, Green: The History of a Color, New Jersey, Princeton University Press, 2014.
[2] Passim, Michel Pastoureau, Green: The History of a Color, New Jersey, Princeton University Press, 2014.
(Ciudad de Mรฉxico, 1986) estudiรณ la licenciatura en ciencia polรญtica en el ITAM. Es editora.