El saber y la soberbia

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El brillante profesor de filosofรญa Josรฉ Gaos, que huyรณ del franquismo al terminar la Guerra Civil espaรฑola para refugiarse en Mรฉxico, acabรณ sumido en un profundo escepticismo y en un gran desencanto. ร‰l mismo explicรณ que, despuรฉs de haber creรญdo en diversas expresiones filosรณficas, terminรณ comprendiendo que ya habรญa agotado las experiencias y que era incapaz de aceptar como verdadera ninguna escuela de pensamiento. Se podrรญa decir que en el lapso de su vida habรญa sufrido una sucesiรณn de conversiones que lo llevaron a ser un kantiano, a abrazar a continuaciรณn la fenomenologรญa, para despuรฉs transitar por el existencialismo y el historicismo. Hay un fascinante libro que recoge las contribuciones a un seminario que organizรณ Gaos en 1958 con el objeto de reflexionar sobre la vocaciรณn filosรณfica (Filosofรญa y vocaciรณn, editado por Aurelia Valero, fce, 2012). El libro revela a un pensador que a sus 57 aรฑos ha quedado exhausto despuรฉs de haber pasado por una sucesiรณn de verdades sin haber logrado cristalizar una obra propia en la cual creer firmemente. En esa etapa de su vida se enfrenta al resurgimiento del positivismo y del pensamiento marxista, pero ya no tiene interรฉs en las nuevas ideas que se ponen de moda y que influyen en los discรญpulos que se congregan en su seminario. Los textos que reรบne este libro son inรฉditos e incluyen tres trabajos de Gaos que asombran por la crudeza y la honestidad con que expresa la crisis que estรก enfrentando. Quienes hayan leรญdo sus Confesiones profesionales, que publicรณ ese mismo aรฑo, habrรกn podido probar un adelanto de las angustias que se revelan en estos textos inรฉditos.

En ellos hay una verdad que el filรณsofo defiende encarnizadamente, a pesar de su escepticismo, y que ya habรญa expresado anteriormente. Estรก convencido de que hay una estrecha y esencial relaciรณn entre la filosofรญa y la soberbia. Ahora agrega una trรกgica dimensiรณn personal a la idea de que la soberbia es la esencia de la filosofรญa. Gaos mismo, explica, se dedica a la filosofรญa por soberbia, es decir, por afรกn de superioridad, por querer usar el saber como medio de dominaciรณn y por el gusto que produce lucir el poder del saber. Reconoce que tambiรฉn la curiosidad intelectual lo impulsรณ a acercarse a los saberes filosรณficos, pero agrega una nota terriblemente amarga: considera que la vocaciรณn que lo impulsa se ha frustrado o fracasado, y que solamente sigue trabajando por inercia profesional. De allรญ concluye que acabรณ por ser “el soberbio en que la superioridad de hecho no estรก a la altura del afรกn de superioridad: un pobre diablo”.

La autocrรญtica a la que llega Gaos es de una brutalidad escalofriante. Sus discรญpulos quedaron estupefactos y casi mudos ante esta demoliciรณn del ego del maestro. Rehuyeron casi todo comentario. Uno de ellos (Ricardo Guerra) negรณ que la filosofรญa fuese una voluntad de poder o una confesiรณn personal. Otro (Alejandro Rossi) declarรณ que carecรญa de interรฉs llegar a “un lamento sobre la grandeza y la miseria de los intelectuales”. Emilio Uranga compara la crisis de Gaos con la que sufriรณ Husserl alrededor de los cincuenta aรฑos, en 1906, cuando ya habรญa publicado una obra trascendental. Pero no menciona ninguna obra de su maestro. Por su parte Luis Villoro afirma que la filosofรญa como forma de vida implica un desapego de todo fin mundano.

De hecho Gaos cometiรณ un suicidio filosรณfico, porque negรณ todo valor al pensamiento salvo el que ocurrรญa como monรณlogo solitario de cada persona. Concluyรณ que la misma enseรฑanza de la filosofรญa –a la que habรญa dedicado su vida– era absurda y que todo diรกlogo era una farsa. Pero su suicidio fue, a su manera, una enseรฑanza. Ya Albert Camus en El mito de Sรญsifo habรญa proclamado que el suicidio es el รบnico problema filosรณfico verdaderamente serio. Si se decide que la vida no tiene sentido y que es absurda, el suicidio parece la รบnica soluciรณn.

Gaos escogiรณ el suicidio filosรณfico que hacรญa aรฑos venรญa cultivando. Se le habรญa acabado el aliento con que inflaba la soberbia, que es una aspiraciรณn a un poder intelectual inmerecido. El problema radica en saber quiรฉnes deciden los mรฉritos y cรณmo se toma la decisiรณn de atribuirlos. Si los filรณsofos (y por extensiรณn los intelectuales) pierden el aliento y si en el medio que les rodea no corren vientos que hinchen sus velas, la cultura puede entrar en decadencia. Mรกs vale correr el riesgo de que proliferen personajes “hinchados con fuelles de lisonja”, como dijo Baltasar Graciรกn, a que la sociedad se quede sin pensadores. Es mejor que la soberbia impulse a camaleones del viento, sabandijas del aire, doctos legos, sabihondos y doctorcetes –para usar los coloridos tรฉrminos de Graciรกn sobre la soberbia en El Criticรณn– a que cunda el desaliento, se desinfle la curiosidad y se deshinche la voluntad. El saber creador puede resistir un contorno de mediocridad altiva, vanidosa y arrogante. Pero si se intenta extinguir la soberbia alentando el suicidio intelectual, se corre el riego de matar a la sabidurรญa. Josรฉ Gaos no entendiรณ que, parafraseando una conocida fรณrmula de La Rochefoucauld, la soberbia es un homenaje que la tonterรญa rinde al genio. …

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Es doctor en sociologรญa por La Sorbona y se formรณ en Mรฉxico como etnรณlogo en la Escuela Nacional de Antropologรญa e Historia.


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