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Este ensayo aparece publicado en nuestra versiรณn impresa de mayo
en memoria de Fernando Solana Morales, educador dentro y fuera del aula
Durante su muy sorpresiva campaรฑa para la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump ha defendido una serie de argumentos xenofรณbicos y proteccionistas que hoy son motivo de gran preocupaciรณn para propios y extraรฑos. Entre amenazas de edificar un muro fronterizo entre Mรฉxico y la Uniรณn Americana para evitar el paso de los migrantes mexicanos y las de imponer aranceles prohibitivos a las importaciones de automรณviles procedentes de China y Mรฉxico, Trump ha radicalizado el discurso electoral y levantado graves preocupaciones de cรณmo serรญa su presidencia y lo que esta podrรญa implicar para la polรญtica econรณmica estadounidense y, en particular, su interacciรณn con el resto del mundo.
En cierto sentido, el discurso de Trump no es nuevo. Desde la negociaciรณn del Tratado de Libre Comercio de Amรฉrica del Norte (TLCAN), en la primera mitad de los noventa, la retรณrica proteccionista se volviรณ parte del bagaje electoral no solo de los candidatos demรณcratas a la presidencia de Estados Unidos, sino tambiรฉn de algunos de los candidatos liberales al gobierno de Canadรก. En campaรฑa, Bill Clinton se pronunciรณ en 1992 por la insuficiencia en obligaciones laborales y ambientales en el entonces reciรฉn negociado TLCAN; un aรฑo despuรฉs, en 1993, Jean Chrรฉtien declarรณ que renegociarรญa el TLCAN en caso de ser elegido primer ministro de Canadรก, y, en 2008, Barack Obama y Hillary Clinton compitieron en las primarias presidenciales de Estados Unidos con un discurso similar. En todos estos casos, el peso de la realidad econรณmica y polรญtica acabรณ imponiรฉndose a la estridencia de las promesas de campaรฑa. Es cierto que Clinton condicionรณ su apoyo a la aprobaciรณn del TLCAN a la negociaciรณn de los acuerdos suplementarios en materia laboral y ambiental, pero tambiรฉn lo es que destinรณ el capital polรญtico necesario para asegurar la aprobaciรณn del acuerdo trilateral en el Congreso estadounidense, apoyado en el voto republicano y enfrentando los intereses proteccionistas de su partido asociados a los sindicatos. Chrรฉtien y Obama, por su parte, dejaron atrรกs las promesas de reabrir el TLCAN una vez que asumieron la presidencia de sus paรญses.
El caso de Trump es diferente. En primer lugar, por la virulencia e insistencia del discurso proteccionista y xenรณfobo. Mientras que en los casos de Bill Clinton, Obama, Chrรฉtien y ahora Hillary Clinton y Bernie Sanders, los argumentos en contra del libre comercio han sido destinados a pรบblicos especรญficos, como parte de un discurso electoral mucho mรกs amplio y desde plataformas tradicionalmente asociadas con el proteccionismo (los sindicatos estadounidenses y canadienses, por ejemplo), en el caso de Trump son parte central de su programa de gobierno. Es difรญcil encontrar propuestas mรกs especificas y reiteradas en toda la campaรฑa de Trump.
En segundo lugar, es sorprendente que aunque Trump estรฉ luchando por la candidatura del Partido Republicano –el bastiรณn pro libre comercio en Estados Unidos– les haya arrebatado sus argumentos mรกs vociferantes a las facciones mรกs proteccionistas del Partido Demรณcrata. Trump ha borrado las diferencias ideolรณgicas entre republicanos y demรณcratas, y ha unido a buena parte del electorado estadounidense alrededor de un discurso aislacionista.
Esto no quiere decir que, de ser elegido presidente, Trump vaya a poder cumplir sus promesas de campaรฑa. Por el contrario, una de las primeras sorpresas que se llevarรญa el presidente Trump serรญa descubrir que el campo de maniobra de la Casa Blanca es mucho mรกs limitado de lo que รฉl se imagina y, claramente, de lo que se necesitarรญa para cumplir con su programa de gobierno. De hecho, si insistiera en llevar a cabo dicho programa, pronto verรญa que los costos serรญan altos.
Tomemos dos de los ejemplos mรกs radicales y repetidos durante la campaรฑa: la promesa de imponer aranceles a las importaciones estadounidenses, en particular a los automรณviles procedentes de Mรฉxico y China, y la de construir un muro fronterizo financiado por Mรฉxico.
En caso de obtener el apoyo del Congreso para imponer aranceles a vehรญculos procedentes de Mรฉxico, la administraciรณn Trump estarรญa cometiendo una violaciรณn flagrante del TLCAN, que contiene obligaciones estrictas para garantizar la libre circulaciรณn de bienes entre Mรฉxico, Estados Unidos y Canadรก. Existen precedentes que muestran la severidad de estas obligaciones y el poder de las represalias comerciales para inducir el cumplimiento del acuerdo trilateral. Dos casos involucran violaciones por parte de Estados Unidos, que fueron solventadas despuรฉs de que Mรฉxico invocรณ el mecanismo de soluciรณn de controversias del TLCAN y, ante la negativa de Estados Unidos de cumplir con los laudos arbitrales, tomรณ represalias imponiendo aranceles a exportaciones estadounidenses por un monto equivalente al daรฑo ocasionado a Mรฉxico.* Una vez elevados los aranceles, los intereses estadounidenses afectados se movilizaron en Washington para inducir al gobierno estadounidense a corregir el rumbo y cumplir con el TLCAN, lo que llevรณ al retiro de las sanciones impuestas por Mรฉxico. Estos ejemplos muestran el enorme valor que el TLCAN ha tenido para nuestro paรญs como instrumento para evitar acciones unilaterales por parte del socio mรกs grande del tratado.
Estos dos casos serรญan un juego de niรฑos ante la amenaza trumpiana de imponer aranceles a las exportaciones mexicanas de automรณviles. En 2015, Mรฉxico fue el primer proveedor externo de vehรญculos en el mercado estadounidense con ventas por 75 mil millones de dรณlares, el 26% del total de las importaciones automotrices de Estados Unidos. El arancel prometido por Trump de 45% implicarรญa “daรฑos” a Mรฉxico de, por lo menos, 33.75 miles de millones de dรณlares que, de acuerdo con el TLCAN, Mรฉxico podrรญa “resarcirse” imponiendo aranceles equivalentes a productos procedentes de Estados Unidos.
Claramente, de ganar la presidencia Trump podrรญa evitar violar el TLCAN, simplemente denunciรกndolo, esto es: decidiendo soberanamente dejar de ser parte del mismo. Nada obliga a un paรญs a formar parte de un tratado internacional si asรญ no lo quiere. El artรญculo 2205 del tlcan establece la posibilidad de que una parte contratante deje de serlo previa notificaciรณn con seis meses de anticipaciรณn. A pesar de que legalmente es posible retirarse del TLCAN, las probabilidades de que esto pase son mรญnimas. El comercio total entre Mรฉxico, Estados Unidos y Canadรก fue de mรกs de un billรณn de dรณlares en 2015. Para Estados Unidos, Canadรก y Mรฉxico son su segundo y tercer socio comercial. Al comercio de bienes habrรญa que agregar el flujo de servicios e inversiรณn, ademรกs de todo el andamiaje de protecciรณn a los derechos de los exportadores, importadores, inversionistas y de propiedad intelectual que el TLCAN contiene y que quedarรญan sin efecto en caso de denuncia. La cantidad de intereses afectados, internos y externos, serรญa inmensa y el precedente sobre la confiabilidad de dicho paรญs como contraparte comercial serรญa aรบn mayor.
Sin embargo, este remoto escenario tampoco le permitirรญa al presidente Trump cumplir sus amenazas proteccionistas. Incluso en ausencia del TLCAN, el gobierno de Estados Unidos se verรญa impedido a elevar los aranceles a las importaciones de Mรฉxico al nivel que Trump ha ofrecido; asรญ como tampoco podrรญa hacerlo en el caso de China. Entre las obligaciones contractuales que ha adquirido Estados Unidos en la Organizaciรณn Mundial del Comercio (OMC) estรก la de “consolidar” sus aranceles en niveles “mรกximos”; esto significa que un paรญs no puede aumentar un derecho de aduana sin violar sus compromisos multilaterales y, una vez mรกs, dar lugar a posibles represalias por parte de sus contrapartes comerciales. En el caso de los automรณviles, el arancel promedio consolidado por Estados Unidos en la OMC es de 3.3%, muy lejos del 45% prometido por Trump. Las declaraciones repetidas y reiteradas en ese sentido por parte de Trump reflejan un desconocimiento absoluto de las obligaciones comerciales internacionales de Estados Unidos y, peor aรบn, de los costos de incumplirlas.
Algo similar le sucederรญa a Trump si al llegar a la presidencia intenta hacer que “Mรฉxico pague el muro fronterizo” que ha amenazado con erigir. Segรบn รฉl, el financiamiento del muro provendrรญa de gravar las remesas de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos, del cobro de visas a empresarios mexicanos y, una vez mรกs, de elevar los aranceles a los productos mexicanos. Ya vimos las dificultades de adoptar cualquier medida que sea violatoria del TLCAN o de la OMC, pero en el caso de la imposiciรณn de gravรกmenes a las remesas no serรญan menores. De acuerdo al Banco Mundial, en 2014 el envรญo total de remesas al exterior desde Estados Unidos fue de 130 mil millones de dรณlares, de los cuales el 18% fue destinado a Mรฉxico. Si Trump quisiera gravar estos flujos, tambiรฉn tendrรญa que gravar el restante 82% y afectar los envรญos a China, India, Filipinas, El Salvador y el resto de los paรญses receptores. De lo contrario, el impuesto sobre las remesas mexicanas serรญa discriminatorio, violando, una vez mรกs, normas internacionales y, seguramente, tambiรฉn garantรญas constitucionales en Estados Unidos.
Ademรกs de estas implicaciones legales, las medidas propuestas por Trump tambiรฉn tendrรญan implicaciones negativas sobre el clima de negocios en Estados Unidos, la confianza sobre el Estado de derecho y su voluntad de cumplir con los compromisos pactados.
Asรญ, las obligaciones contractuales internacionales limitarรญan seriamente el poder de una eventual presidencia de Trump para cumplir con algunos de los pronunciamientos de campaรฑa mรกs importantes. Esto no quiere decir, sin embargo, que la economรญa de Estados Unidos y del resto del mundo no serรญan vulnerables ante este escenario. El gobierno estadounidense puede, sin violaciones flagrantes de los compromisos internacionales, obstaculizar el comercio y utilizar –e incluso abusar– de las reglas del comercio para incidir sobre los flujos comerciales y afectar el clima de negocios. En particular, podrรญa utilizar las obligaciones de los acuerdos suplementarios del TLCAN en materia laboral y ambiental, para frenar las exportaciones mexicanas y hostigar a las inversiones hechas en nuestro paรญs.
Al mismo tiempo, la presidencia de Trump implicarรญa la interrupciรณn de las iniciativas en curso que buscan profundizar la integraciรณn en Amรฉrica del Norte. Los esfuerzos para lograr mayores facilidades comerciales, reducir tiempos y costos en cruces fronterizos, desarrollar infraestructura fronteriza, el Diรกlogo Econรณmico de Alto Nivel entre autoridades de Mรฉxico y Estados Unidos, el Diรกlogo de Negocios de Lรญderes Empresariales Mรฉxico-Estados Unidos, asรญ como muchas otras actividades en marcha para incrementar la competitividad de Amรฉrica del Norte se suspenderรญan inevitablemente durante una administraciรณn Trump. Para tener รฉxito, este tipo de iniciativas requieren del compromiso y liderazgo de las mรกs altas autoridades de los paรญses miembros.
Claramente, con Trump de presidente, las relaciones comerciales entre Estados Unidos y sus principales socios comerciales se verรญan afectadas. Por supuesto, no habrรญa ninguna posibilidad de que Estados Unidos continรบe siendo el lรญder fundamental de las principales iniciativas comerciales, regionales y multilaterales.
De hecho, independientemente del resultado de la campaรฑa republicana y, en su momento, de la elecciรณn presidencial, el discurso de Trump ya ha incidido de una manera definitiva en la agenda econรณmica de nuestros vecinos. Trump ha transformado radicalmente la postura del Partido Republicano de promotor del libre comercio hacia posiciones muy proteccionistas, saliendo a criticar no solo los tratados en vigor sino tambiรฉn las negociaciones reciรฉn concluidas del Acuerdo de Asociaciรณn Transpacรญfico (Trans-Pacific Partnership Agreement, TPP). El TPP agrupa a doce paรญses de Amรฉrica, Asia y Oceanรญa; es la negociaciรณn comercial mรกs importante llevada a cabo en los รบltimos veinte aรฑos y la iniciativa de polรญtica exterior mรกs ambiciosa de la administraciรณn del presidente Obama. En el escenario de una victoria de Trump, la รบnica probabilidad de que el TPP fuese aprobado e instrumentado serรญa que esto ocurriera en los meses finales de la presidencia de Obama, antes de la toma de posesiรณn de la prรณxima administraciรณn en enero de 2017.
Otra vรญctima de la irresponsabilidad y demagogia de Trump serรญan las negociaciones en marcha de la Asociaciรณn Transatlรกntica para el Comercio y la Inversiรณn (Transatlantic Trade and Investment Partnership, TTIP), entre Estados Unidos y la Uniรณn Europea. El TTIP pretende lograr no solo la zona de libre comercio mรกs grande del mundo, agrupando a los 28 paรญses de la Uniรณn Europea y Estados Unidos, con un Producto Interno Bruto Total de 35.9 billones de dรณlares, el 46 por ciento del mundo, sino que busca incluir temas nunca antes abordados en tratados de libre comercio, como son la armonizaciรณn regulatoria y un mecanismo novedoso para proteger y administrar los derechos de los inversionistas. Es difรญcil imaginar a la administraciรณn trumpiana encabezando este proceso. Asรญ, con el TPP en entredicho y el TTIP suspendido, las probabilidades de revivir las negociaciones comerciales multilaterales en la Organizaciรณn Mundial del Comercio serรญan nulas.
Es difรญcil saber si prevalecerรก la cordura en el electorado y la candidatura de Trump no pasarรก de ser una muy mala jugada del sistema polรญtico estadounidense. Lo que es claro es que el daรฑo ha sido ya enorme y que, en el caso de que Trump ganara la presidencia, los costos para Estados Unidos y el mundo serรญan mayores, pero tambiรฉn permitirรญa poner en blanco y negro el enorme valor de haber firmado el TLCAN hace mรกs de veinte aรฑos. ~
* Se trata de los casos de escobas de mijo y transporte transfronterizo terrestre de carga. Para mayor informaciรณn vรฉase http://www.iqomla.com/noticias.php?logged=1.
es vicepresidente de IQOM Inteligencia Comercial y presidente del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales. Fue subjefe negociador del TLCAN y jefe negociador del TLCUEM.