Celebro los artificios fotogrรกficos de Vanesa Muรฑoz, fabricante de fenรณmenos visuales y cronista laboriosa de su imaginaciรณn. Una imaginaciรณn que se aventura en esa zona movediza de la fotografรญa que es el artificio calculado. Puede verse aquรญ o en flickr, acรก.
Asรญ como sucede la magia pura que permite a los grandes maestros hallarse en el sitio exacto en el momento preciso, y atrapar un incidente con luz perfecta y balance impecable, hay una fotografรญa a contrapelo: no la que sucede, sino la que se urde; no la que espera, sino la que se anticipa. Una fotografรญa artificiosa que sustituye el azar por el diseรฑo y el incidente por el cรกlculo.
Es curioso que los diccionarios definan artificio como “primor, ingenio o habilidad con que estรก hecho algo”, pero que se refieran a artificioso como sinรณnimo de “poco espontรกneo, falso o ficticio, carente de naturalidad”. Esa contradicciรณn se disuelve ante un arte que prescinde cuidadosamente de la “naturalidad” (que desde luego suele ser el colmo del artificio). Tal es el caso de Vanesa.
Sรญ, hay aquรญ un roce con la fotografรญa comercial, pero no una sumisiรณn: Vanesa es una fotรณgrafa original y libre a pesar de su trabajo comercial. Es su talento es el que impregna su trabajo comercial, no el comercio el que infecta sus intereses. El arte comercial es, a fin de cuentas, un medio como otros,y asรญ lo entendieron artistas que van de Toulouse-Lautrec a Damien Hirst.
No es infrecuente el error de considerar lo artificioso como algo adverso al arte, casi su negaciรณn. Todo arte miente a fuerza de verdad, alumbra a fuerza de engaรฑar, es verdad a fuerza de fingir. Y mรกs se complica en la fotografรญa, a la que suelen exigรญrsele cuotas representacionales ajenas a la cรกmara; se le exige que atrape el discurrir de “la realidad”, y al fotรณgrafo que se muestre, si acaso, reflejado en su exterior. (Desde luego, cuando esto sucede en serio hay milagros superiores, digamos, como en la fotografรญa de Graciela Iturbide, antรญpoda de Vanesa.)
El arte de Vanesa no proyecta su alma en lo exterior; la construye desde su interior. Artificiosa y narrativa, sensual y barroca, no busca el fruto azaroso del instante prรณdigo; antes congela el tiempo con meticulosidad escenogrรกfica, con pericia de dramaturgo atento a cada gesto. El peso de las telas, las tormentas de cabello, las texturas de la piel y los ojos, todo es simulaciรณn de la mejor clase: la fantasรญa, que es la simulaciรณn de lo posible.
Es un arte con riesgos. Uno de ellos es la osadรญa lรบdica con que enfrenta la utilerรญa infinita de los recursos analรณgicos y digitales: las argucias del software, los juegos del montaje, la paleta con que las computadoras rebasan la retina. No son artilugios truculentos sino, al contrario, un instrumental sumiso, uno que lejos de pesar sobre su estilo, lo aligera. Otro es la ironรญa con que explora, rozando la parodia, la fotografรญa “comercial”. Un filo juguetรณn con algo de estudiado kitsch, de cuyos riesgos salen inermes las imรกgenes, salvadas por la fuerte carga emotiva o por el sentido del humor, siempre impregnadas de una elegante, melancรณlica belleza.
Me encanta la hospitalidad de sus imรกgenes. La galerรญa de los niรฑos, con sus infinitos ojos lรญquidos, simultรกneos รกngeles y animales de gracia y miedo. La enigmรกtica cartografรญa del alma que trazan sus autorretratos. El lujoso fasto de las encintas, preรฑadas de luz y de tiempo, inmรณviles en el pasmo de su fertilidad. Los fetiches oculares del sistema de la moda…
Hay una hospitalidad en estas fotos: el pacto sin usura entre la imaginaciรณn de una artista y la libertad de su espectador. Un encuentro sin alharaca, estrรฉpito ni banderas. Un arte venturosamente libre de cรฉdulas explicativas y de teorรญas laborales. Vanesa Muรฑoz, me parece, ha logrado una de las mรกs arduas metas del artista: el silencio. El silencio, claro, de quienes tienen mucho que decir.
(Imรกgenes tomadas de aquรญ, aquรญ, aquรญ y aquรญ. Publicado previamente en El Universal. )
Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.