En la alta noche propicia a la duda, al insomnio, a la alucinación, cuando te miras al espejo y, sintiéndote aburrido de encontrar el mismo rostro de siempre, haces unas cuantas muecas para distraerte un poco, como si te pusieras una cambiante máscara de carnaval, ocurre una suerte de silencioso clic en tu pensamiento y empiezas a asustarte pregúntándote quién es ese que desde allí te mira, qué estará pensando, por qué también él parece estar asustado tras las muecas bufonescas y cuál de los dos, es decir Tú o el Otro Tú, es el que verdaderamente existe, y después de decirte Qué tontería, sientes que va a arrebatarte el vértigo, y corres como un niño aterrado a tu habitación, a meterte en la cama y a taparte la cabeza con la manta, y, sin poder dormir, te dedicas a temblar por toda la noche en espera de que llegue la quirúrgica luz de cuchillo del alba, porque te has dado cuenta de que allí, ante el espejo, has creado un Tercer Tú que es un Tercer Otro, un radicalmente desconocido monstruo de ojos irónicos, un demonio de la alta noche que está entre tu reflejo y tú, y que piensa y te hace pensar en extrañas, inquietantes quimeras que se revelan presentes dentro de ti desde hace quién sabe cuánto tiempo y que ni la quirúrgica luz del alba habrá de disolver.
Noches sin fin
(cuentario en preparación)
Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.