Enrique Bayano, poeta callejero

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Aquí por lo menos voy sacando para comer

Si usted ha paseado por la Gran Vía madrileña alguna vez, sin duda ha reparado en Enrique, ese hombre de pantalón oscuro y camisa blanca sentado a la puerta de la Casa del Libro con una cajita para el dinero, una veintena de hojas de papel y un cartelito que reza: “Te regalo mi poesía”.

Enrique Bayano tiene 55 años, nació y ha vivido casi toda su vida en Madrid. Accede a conversar conmigo una calurosa mañana de finales de agosto, mientras hablamos, los dos sentados en la vereda, viendo ir y venir el trajín habitual de Gran Vía, se acerca un hombre mayor y me dice, sonriendo y señalando a Enrique: “El mejor torero de la Gran Vía. Y usa su poesía como muleta”. Pues eso.

¿Desde cuándo vende su poesía en la calle?

Yo no la vendo, la regalo.

¿Desde cuándo regala su poesía?

Empecé en el año 1995, pero no han sido seguidos estos 14 años. He ido aprovechando todos los contratos de trabajo que he podido. Y cuando estoy sin trabajo siempre estoy aquí sentado escribiendo. Ahora llevo nueve años sentado aquí, con alguna interrupción de cuatro meses por un contrato de trabajo o algunos días por lo mismo.

¿En qué más ha trabajado?

Yo he hecho de todo. Conductor, soldador, fontanero, carretillero. He trabajado en una imprenta del grupo Prisa, he trabajado para la Comunidad de Madrid de aforador en el Metro.

¿Cómo empezó su vocación poética?

Por necesidad.

¿Cómo se le ocurrió que podía vender poemas en la Gran Vía?

Estaba sin trabajo y tal. Un día se me ocurrió que podía regalar mi poesía, vi que la gente respondía y ya me quedé.

¿Pero usted escribía ya o empezó a escribir para la calle?

No, yo he escrito siempre, toda la vida. Pero en realidad yo soy ceramista, esa ha sido mi vocación y he trabajado muchísimo en ello. Lo que ocurre es que la vida da muchas vueltas, yo estoy separado, tengo tres hijos, el menor tiene cuatro años, y nada, hay que buscarse las habichuelas.

¿Cuántos días a la semana trabaja?

Todos los días. De lunes a domingo trabajo yo. De ocho a diez horas diarias. Por el día estoy aquí en la puerta de la Casa del Libro, cuando cierran a las nueve y cuarto, me voy a la puerta del VIPS hasta las diez y media u once. Ésta es la única manera.

¿Cuántos poemas suele regalar al día?

Depende. Hay días en que regalas muchísimo y otros en que no regalas nada. Hay días que ganas 15 euros y has regalado 40 folios, y otras veces das 20 folios y sacas el mismo dinero.

¿En promedio cuánto dinero hace al día?

Digamos que unos 5 euros por hora.

¿Unos 50 euros al día?

No llega. Antes sí, ahora para sacar 30 euros hay que estar aquí temprano y currárselo hasta las once de la noche. Piense que cada tres días hay que cambiar de bolígrafo y yo porque tengo mucho escrito, pero al día son unos 40 o 50 folios que uso.

¿Qué bolígrafo usa?

Este Pilot. Son los mejores. Pero claro, piense que este mismo Pilot en El Corte Inglés vale 2.80, yo lo compro en una imprenta aquí al frente por 1.50. Lo mismo pasa con los folios, un paquete de Galgo de 100, en El Corte Inglés vale 5.35, y a mi en la imprenta por 1 euro me dan 200 folios. Suelo gastar unos 350-400 folios a la semana.

¿Y quién suele pedirle poemas, tiene un cliente tipo?

Hay de todo. Los que más ayudan son los italianos, los alemanes. Los sudamericanos dan poco, los peores son los venezolanos, son tacaños como ellos solos. Los mexicanos son más generosos. Los españoles también ayudan bastante.

E imagino que repite poemas…

Hombre, claro. Los que mas salen son Romance del deseo, A ti mujer, El recuerdo, El ritmo de las olas, Nostalgia de Madrid. Cuando doy uno, lo vuelvo a escribir.

¿Cuántos poemas tiene en reserva entonces?

Yo tengo registrados 2400 poemas. Pero trabajo con unos 40 o 50. Hay poesías que son sólo para mí. Más personales, más abstractas.

¿Y nunca ha pensado en publicar su trabajo en un libro?

No me interesa. ¿Cuánto sacas por un libro? Un libro de 100 poemas te deja 1.50 euros, no llega a 2 euros, por libro vendido. Mientras la editorial no libera su inversión de una tirada de 3000 ejemplares, tú no cobras un duro…Vamos, no vale la pena. Aquí por lo menos voy sacando para comer.

¿Se nota mucho la crisis?

Por supuesto, pero desde hace mucho. Yo diría que empezó a notarse en las navidades de 2007-2008. Ahí empezó a verse un cambio. En las navidades de 2006-2007, no tenía manos para trabajar, esto era un no parar, no podía ni escribir, tenía que hacer fotocopias de los poemas. Estas últimas navidades han sido ya un caos, muy mal, muy mal. Siempre hay excepciones, claro, pero en general un desastre.

Cuando dice excepciones se refiere…

A gente generosa que te ayuda mucho. Un señor vino el otro día y me dio 50 euros. Saramago me dio una vez 350 euros. Antonio Gala es un hombre que me ha ayudado muchas veces, cada vez que pasa me deja 50 euros. En navidades Marco Aldany me regaló 500 euros.

¿El peluquero?

Así es. En la puerta de El Corte Inglés en Preciados. Cuando llueve me voy ahí. Antes me ponía bajo las cornisas del Cine Avendia o el Palacio de la Música, pero ahora ya han quitado todo eso, así que el único sitio donde puedo ponerme cuando llueve es en El Corte Inglés, ahí en Preciados.

¿Qué poema le regaló a Saramago?

Éste que tengo aquí, un octosílabo: Romance del deseo. Buen tipo Saramago, pasó por aquí, por la librería, fue el 11 de abril, me acuerdo y se acercó a saludarme. A veces pasan esas cosas, otro día vino un señor, un brasileño, me pidió una poesía y me dejó 300 euros así sin venir a cuento. O pasa alguien y te echa 20 euros sin llevarse poesía ni nada. Pero bueno, son excepciones.

¿Cuáles son los mejores días?

No hay regla, cambia mucho esto. A veces tienes una buena mañana y la tarde fatal. O un día en que de pronto todo el mundo te deja monedas de 1 y 2 euros. Otro día, sólo céntimos. Pero aún así, yo diría que los lunes y martes son los mejores días, los sábados hay mucha gente pero hay mucho mareo, la gente va a su bola y nadie se para.

¿Quién da más, los hombres o las mujeres?

Hmmm, al 50%. Aunque sí es verdad que el hombre es más romántico que la mujer.

¿La gente mayor o los jóvenes?

La gente entre 40 y 60 años no da nada, no te ayuda nadie. A partir de ahí, la gente mayor sí ayuda, aunque muy poco porque normalmente son jubilados, tienen pocos recursos. La gente que sí ayuda de verdad es la gente joven, entre 20 y 35 años.

¿Escribe poemas por encargo también?

Sí, claro, viene alguien, me dice el tema, un cumpleaños, la novia que se ha enfadado, lo que sea, automáticamente me pongo a escribir, unos cuatro o cinco minutos y listo. Lo que tardo en escribir el folio.

¿Y lee mucho?

Muchísimo. Todo lo que cae en mis manos. Aunque últimamente leo pocos libros. Después de estar todo el día sentado aquí, lo que me apetece es algo que me distraiga, así que leo revistas, muchas, me gusta sobre todo las del tipo Muy Interesante.

– Diego Salazar

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(Lima, 1981) es editor y periodista.


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