El encarcelamiento hace meses de la maestra Gordillo, lideresa del SNTE, ¿en quรฉ medida se hizo para impedir que paralizara al paรญs, como lo hacen hoy sus disidentes de la CNTE? El gobierno ya no podรญa controlar a una ciudadana particular, enfermizamente ambiciosa y revestida de un poder descomunal que privatizรณ un sindicato –con 1.4 millones de miembros cuyas familias le agregaban otros tres millones de votantes (y activistas) en promedio– y tenรญa injerencia en la distribuciรณn del presupuesto mรกs gordo del paรญs.
Alguna vez ya escribรญ sobre el dilema de que cuatro millones de votos pudiesen ser dictados por una sola persona. Averรญa la democracia, demuestra que no todos los votos valen igual y, por tanto, que no todos somos iguales ante la ley. Como a otros lรญderes sindicales sempiternos, el poder polรญtico la convertรญa en un sujeto con un enorme poder subastable, acomodaticio, chantajeante y canjeable. Pero Gordillo operaba sobre la mรกs inexpugnable (y costosa) de las coartadas: la educaciรณn.
Y bueno, la enviaron a la cรกrcel, etcรฉtera. Pero es evidente que si bien se acabรณ la jefa Gordillo, no se deshizo el nudo gordiano: sus adversarios de la CNTE no emplean su poder (hasta donde sรฉ) para delirios versallescos, pero tampoco lo emplean en favor de la educaciรณn ni lo ejercen con desinterรฉs polรญtico: el plan sucinto de la CNTE –ya lo ha dicho algรบn lรญder– es “desmantelar el neoliberalismo”, glorioso y desigual combate que se libra guillotinando a la educaciรณn de los estados mรกs atrasados del paรญs en el cadalso del Distrito Federal.
Recuerdo un artรญculo en la revista The Atlantic al que me condujo un escrito de Carlos Puig. Joel Klein, titular de la oficina de educaciรณn en Nueva York, narraba sus esfuerzos por mejorar al sistema educativo local y su eventual renuncia por las presiones de los polรญticos y del sindicato de maestros. “Los polรญticos suelen hacer lo que exigen los sindicatos. Y lo que exigen es obvio: que su militancia estรฉ contenta para que reelijan a los lรญderes. Y luego quieren mรกs militantes para que crezca su poder, su dinero, y su influencia”. Klein termina evocando al famoso Albert Shanker, viejo lรญder del sindicato de maestros de Estados Unidos (UFT), quien alguna vez declarรณ con fascinante sinceridad: “Cuando los niรฑos en edad escolar empiecen a pagar cuotas al sindicato, yo empezarรฉ a representarlos y a luchar por sus intereses.”
Estamos en las mismas, pero peor. El sindicalismo de izquierda ha imitado, lamentablemente, lo peor del corporativismo a la mexicana. Si los lรญderes de la SNTE ordenan a sus fieles cantar las glorias del presidente, los de la CNTE ordenan a los suyos bloquear Los Pinos. La consigna en ambos casos es obedecer para cobrar. Entre los compaรฑeros lรญderes de los sindicatos alineados con el PRI y aquellos alineados con el PRD o con el MORENA de Lรณpez Obrador habrรก diferentes “ideales”, pero los modi operandi son los mismos: cargos vitalicios, piramidaciones de poder que recompensan el incondicional vasallaje con prebendas, pero nunca la competitividad pedagรณgica con ascensos. Los niรฑos no pagan cuotas ni administran presupuestos ni liberan al planeta del capitalismo.
No dudo que haya buenos maestros, dedicados y desinteresados. Y es porque no lo dudo que, precisamente, deploro que padezcan la sumisiรณn al SNTE (y sus intereses sindicales) o a la CNTE (que agrega a los sindicales su plan polรญtico). Hay algunos profesores empeรฑados en sembrar educaciรณn en la niรฑez, pero temo que sean mรกs los empeรฑados en sembrar votos, cosechar cargos sindicales para beneficio propio y el de sus amos. Tampoco dudo que el territorio de la CNTE haya buenos maestros y sรฉ bien que las condiciones en que deben desempeรฑarse son generalmente adversas, pero dudo que la ideologรญa y el activismo logren mejorarlas.
Mientras eso continรบe –griten los maestros en favor de Peรฑa Nieto o convoquen al pajarito de Hugo Chรกvez– la educaciรณn bรกsica seguirรก siendo una pesadilla diaria en vez de una certidumbre de futuro. ¿Hay salida? Alejandro Magno, cuenta la leyenda frigia, no deshizo el nudo de Gordias: lo desbaratรณ a espadazos. Supongo que hay ahรญ una moraleja, pero no quiero verla.
(Publicado previamente en el periรณdico El Universal)
Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.