(Escribรญ esto hace aรฑos. No sรฉ cรณmo sea ahora el asunto, ni me importa. De antemano ofrezco disculpas por no emplear este espacio para denunciar las atrocidades de fulano o las bondades de mengano.)
–Yo no sรฉ quรฉ pasa. ¿Te acuerdas cuando los grupos de rock se llamaban “Los Kinks”, “Las Piedras Rodantes”, “Los Animales” y cuando mucho “Las Madres de la Invenciรณn”? Mira esto: ahora se llaman “Megamuerte”, “Revรณlveres y Rosas”, “Pistolas del Sexo”, “El Sacerdote de Judas”, “Jรณvenes Revรณlveres”, “Damisela de Fierro”, “Veneno”, “Sepultura” y “Masacre”.
–Los tiempos cambian.
–Carajo… Antes las canciones se llamaban “Humo en tus ojos”; ahora se llaman “Mueve tu culo”, “Dime de cochinadas”, “Amor sicรณtico” o “Ay Nena, serรกs pendeja”.
–¿Porquรฉ lees esa revista?
–¡Tengo un hijo de doce aรฑos! รl lee la revista mientras se dosifica varios cientos de electrodecibeles con los audรญfonos de su aparatito y blande una metraguitarra elรฉctrica en sus manos. ¡No sรฉ quรฉ estรก pasando!
–Lo mismo que no sabรญan tus papรกs cuando oรญas a los Beatles en el 65.
–No es lo mismo.
–Sรญ es lo mismo.
–Para empezar, lo รบnico que querรญan los Beatles era tomar a una chica de la mano; estos tipos podrรญan enumerar cien cosas que hacerle a esa mano antes de considerar la posibilidad de simplemente tomarla. Asรญ que no es lo mismo.
–Es lo mismo.
–Los Beatles traรญan sus saquitos y sus corbatitas y estos degenerados se tatรบan alacranes en los puรฑos, puรฑales en los antebrazos y piraรฑas en las nalgas; no usan camisa desde que salieron de la escuela parroquial, se rellenan los ombligos de estoperoles, se maquillan mรกs que Liberace y desayunan cafรฉ negro con rebaba de litio. No es lo mismo.
–Es lo mismo.
–Los Beatles traรญan su peinadito de pajecitos y se balanceaban dulcemente al cantar; en cambio las cabezas de estos homรญnidos sรณlo son la percha de sus peinados estilo catarata del Niรกgara, usan pintura esprai en vez de desodorante, se cuelgan cencerros de las narices y bailan como si estuvieran sodomizando una anguila elรฉctrica. ¡Es lo mismo, ja!
–Yeah, yeah, yeah…
–¿Te acuerdas de George Harrison? A ver, ¿cรณmo se llamaba George Harrison? ¡George Harrison! รstos tienen nombre de errata: Nikki Sixx, Axl, Slash, Satan Batts, ¡Pyss Slaughter! ¿Sabes quรฉ quiere decir eso? “Matanza de Pipรญ!” ¿Quรฉ clase de nombre es ese?
–Pues el nombre de Matanza de Pipรญ.
–¡Y eso que no vienen los apodos! Los Beatles sonreรญan; mira las caras de estos tipos, parecen manuales de lobotomรญa; seguro esto es lo que se llama un cool look: se dirรญa que se acaban de inyectar un litro de pentotal en el gran simpรกtico. Mira a รฉste: en una sola cara tiene seis gรฉneros sexuales diferentes. Pero es lo mismo…
–Lo mismo.
–¿Te acuerdas de Yesterday? “Ayer mis problemas parecรญan lejanos / Ahora es como si vinieran a quedarse / Oh, yo creo en el ayer.” Mira la letra de Comma, de Axl y Slash del grupo “Revรณlveres y Rosas”:
Me agarraste en coma, nena
no quiero regresar
nadie me dice what the fuckestรก pasando.
Maldita sea, nena.
Lejos del mundo creado por la mente
un mundo lleno de mierda, nena,
puta, bastarda.
–¡Estรกn envenenando a los niรฑos! ¡Hay que hacer algo! Y mira los anuncios: pรกginas enteras en las que venden por correo relojes con calaveras y agujas de huesos, crucifijos satรกnicos, aretes nazis, cinturones que dicen “Fuck you”, mรกs calaveras pero fosforescentes. ¿Quiรฉn maneja este negocio? ¿Goebels?
–“Lo รบnico que hacen los jรณvenes por los viejos es escandalizarlos”: George Bernard Shaw.
–¡Y la mรบsica! He escuchado a muchos de estos grupos. Tengo autoridad para declarar, objetivamente, que son deplorables. El bajo y las percusiones suenan a vulcanizadora pero amplificada; las voces, a lo que sonarรญa meter la lengua de res en una procesadora de legumbres; con las guitarras elรฉctricas sientes que estรกs oyendo en sรบper close-up el movimiento intestinal de un enfermo de cรณlera. Sus trรฉmolos son tan artificiales como sus tatuajes. ¡Es tan artificial todo! Dylan, los Beatles, eran autรฉnticos. Si te decรญan que “El loco estรก en la colina” era porque el pinche loco estaba en la colina. Estoy seguro de que este tal Slash se quita en la noche los pelos, los tatuajes, los estoperoles y las cruces nazis y se pone gaznรฉ para repasar sus finanzas oyendo a Ray Coniff. En el fondo todo esto es tan burguรฉs, tan consumista, tan reforzador del estatus…
–Igual que siempre.
–¡Quรฉ va…! ¡Cรณmo ha cambiado todo! Yo oรญa un disco de cuarenta y cinco revoluciones de los Beatles sentado enfrente de dos metros cรบbicos de bulbos de tocadiscos Garrard, con el copete peinado con goma Ossart y una camisita Ban-Lon. Ahora todo sdale de una dizque “nube” hacia unos audรญfonos carbono-catรณdicos que desintegran las cรฉlulas nerviosas de nuestros hijos forrados de cuero. Pero claro, es lo mismo…¿verdad?
–Perdรณn, estaba pensando en esos tiempos…
–¡Sรญ, quรฉ tiempos aquellos…!
–Pensaba en aquella canciรณn de Cat Stevens en la que dialogan un padre y su hijo y el hijo se queja de que su padre nunca lo escucha. ¿Te acuerdas? ¿Y no era Bob Dylan en “La respuesta estรก en el viento” el que decรญa a los padres que “no critiquen lo que no entienden: sus hijos estรกn mรกs allรก de su control”? ¿Y en esa otra muy famosa de Morrison en la que dice: “Padre, voy a matarte?”
–Este…no creo que sea lo mismo…
–Claro que no. En ese tiempo tรบ estabas del otro lado.
–No es lo mismo…
–Lo que siempre es lo mismo es que cuando comienzas a decir que nada es lo mismo es cuando te hiciste viejo. Y te llegรณ la hora. Pero acuรฉrdate de Montaigne, que avisaba sobre el riesgo de envejecer mรกs del alma que del cuerpo. ¿No habรญa una canciรณn de Dylan que se llamaba “Siempre joven”…?
–Tienes razรณn: es lo mismo. No hay que confiar en nadie que tenga menos de treinta aรฑos.
Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.