La marcha que encabezรณ Javier Sicilia el pasado 8 de mayo me recordรณ un episodio del vasconcelismo. Vasconcelos volviรณ a Mรฉxico en 1929 para encabezar un vasto movimiento cuyo objetivo era desplazar del poder a los generales e instaurar un liderazgo civil, pacรญfico y honesto. Acabar, en una palabra, con el "Mรฉxico bronco". A la jornada siguiente del atropello electoral, los vasconcelistas sintieron el vacรญo: ¿quรฉ hacer? Se abrรญan varias alternativas: fundar un partido polรญtico civilista (consejo del joven Gรณmez Morin), convocar a una Revoluciรณn (la opciรณn maderista), suicidarse heroicamente (como hizo Martรญ) o partir al exilio (continuar la odisea del "Ulises criollo").
Vasconcelos, como se sabe, optรณ por la รบltima, y quรฉ bueno: sin su destierro no hubiese escrito sus maravillosas memorias; pero en tรฉrminos polรญticos, la mejor opciรณn era la primera. El PAN hubiera nacido diez aรฑos antes, sin los pesados lastres fascistas y clericales que marcaron sus inicios. En esos dรญas de incertidumbre, el intelectual mรกs cercano a Vasconcelos, el licenciado Miguel Palacios Macedo, le pidiรณ: "haga que esto dure". Vasconcelos le contestรณ tajante: "yo no soy Gandhi".
Vasconcelos no era Gandhi, Sicilia no es Vasconcelos, pero Sicilia, gran admirador de Gandhi, sรญ tiene la inspiraciรณn que se requiere para hacer que su movimiento dure. Y tiene mucho mรกs; por ejemplo, un genuino temple religioso. Es hijo de los cambios del mundo catรณlico a partir del Concilio Vaticano II: la prรฉdica y prรกctica de Sergio Mรฉndez Arceo, la Opciรณn Preferencial por los Pobres, las Comunidades Eclesiales de Base. De gran importancia para รฉl fue la obra y la presencia originalรญsima, renovadora y vigente, de Ivan Illich. Este ex sacerdote, filรณsofo del anarquismo catรณlico, fundรณ CIDOC, instituciรณn liberadora que hizo converger creativamente a la religiรณn, la filosofรญa y el psicoanรกlisis. Tengo entendido que estas corrientes intelectuales y religiosas orientan algunos libros de Sicilia asรญ como las revistas que ha dirigido (primero Ixtus, ahora Conspiratio). Estas publicaciones han puesto hogar a la conversaciรณn entre la fe, la historia y la filosofรญa. En el mismo sentido, no es casual que Sicilia sea un editorialista regular en Proceso, semanario marcado por el mismo catolicismo social y progresista. Y no deja de ser significativo que la Meca de toda esa corriente espiritual fuese la ciudad de Cuernavaca, epicentro de la vida de Javier. De su vida y de su tragedia.
"Haga que esto dure". ¿Quรฉ significa hoy este llamado para Javier Sicilia? Formalizar su organizaciรณn cรญvica. Integrar en ella a los mexicanos que comparten directamente su pena (por haber sido ellos tambiรฉn vรญctimas del crimen) y a representantes independientes y plurales de la sociedad civil. Elegir un nombre adecuado, buscar el financiamiento (hasta por colecta pรบblica), trabajar en dos sentidos -uno social, otro intelectual- para encarar, de abajo a arriba, lo que Sicilia ha llamado "la emergencia nacional".
En la primera vรญa, aunque no serรก candidato en el 2012 ni probablemente nunca, Sicilia no puede esquivar la significaciรณn social de su liderazgo. Su biografรญa y su legitimidad lo colocan en una buena posiciรณn para encauzar la iniciativa social contra el crimen en el paรญs. Su perfil recuerda al Doctor Salvador Nava, que tras sufrir tortura por parte de las fuerzas de seguridad, orientรณ a los potosinos hacia el cambio democrรกtico y fue -con su marcha estoica antes de su muerte- un personaje clave en la transiciรณn nacional. Ayer la prioridad fue la democracia; hoy es la seguridad, la sobrevivencia.
La segunda vรญa consiste en proponer ideas. Ideas, no rollos autocomplacientes, confusos, vindicativos, militantes, retรณricos, dogmรกticos. Ideas, no puรฑos cerrados ni pancartas fรกciles ni simples exclamaciones de hartazgo u odio. Penosamente, las ideas han faltado en el debate nacional sobre el crimen. Se requieren ideas concretas y prรกcticas, por ejemplo, en torno al seguimiento de los flujos financieros ilรญcitos, a las reformas del sistema jurรญdico y policial, al sistema penitenciario. Y se requiere tambiรฉn una reflexiรณn de orden filosรณfico, en un sentido amplio. La brutal apariciรณn (reapariciรณn, dirรญa un historiador que haya leรญdo Los bandidos de Rรญo Frรญo) del crimen organizado nos mantiene en un estado de shock que nos ha impedido pensar con claridad. Hay que responder preguntas clave: ¿cuรกles son las raรญces histรณricas de este problema?, ¿hasta quรฉ punto ha sido un lastre nuestra concepciรณn misma de justicia?, ¿quรฉ consecuencias tendrรญa la legalizaciรณn de la droga?, ¿es posible imprimir un cambio drรกstico y arriesgado a nuestra relaciรณn bilateral con Estados Unidos para que el ciudadano comรบn de aquel paรญs advierta el daรฑo brutal que sus vicios, su legislaciรณn, su inercia, su hipocresรญa y sus redes criminales, estรกn causando en el nuestro?
El discurso de Sicilia en el Zรณcalo (reproducido por Proceso, ese mismo dรญa) es un diagnรณstico puntual de nuestra situaciรณn y un llamado moral estremecedor. Gandhi, pensador, polรญtico y profeta, no lo habrรญa hecho mejor. El documento "Por un Mรฉxico en paz, con justicia y dignidad" contiene exigencias mรญnimas y compromisos que tocan temas mucho mรกs amplios (econรณmicos, educativos, sociales, mediรกticos) para enfilarnos al rescate integral de nuestra casa comรบn. El debate serio sobre estos temas (sin el dogmatismo y la politizaciรณn que suele rodearlos) darรญa un seguimiento magnรญfico a la jornada del 8 de mayo. Pero cualquiera que sean los planteamientos, no podemos darnos el lujo de un pacifismo ingenuo y contraproducente. Sicilia tiene toda la razรณn en seรฑalar que la "podredumbre" proviene de los tiempos del PRI. Tiene razรณn en responsabilizar a este gobierno de imprevisiรณn e ineficacia. Y tiene razรณn en seรฑalar que la Ley de Seguridad Nacional "no puede reducirse a un asunto militar". Pero en su fuero interno Sicilia no ignora, no puede ignorar, la irreductible maldad de los criminales. Y a ellos, pienso, no se les encara sino con la fuerza y la ley. รsa es quizรก la primera pregunta que debe contestar su fina y desgarrada conciencia religiosa: ¿cรณmo tratar con los asesinos de su hijo? La sociedad, necesitada de luz, esperanza y claridad, aguarda su respuesta. No sรฉ cuรกl serรก, pero le pido: haz que esto dure.
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.