¡Touchรฉ!
La espada o el florete toca el cuello del contrincante, de manera suave, casi cariรฑosa pero con la punta dispuesta a hundirse en la carne blanda y aterrorizada. ¡Touchรฉ! – anuncia el espadachรญn despuรฉs de un largo duelo. El enemigo, jadeante, yace postrado e irremediablemente vencido, pero la estocada final queda en suspenso…
“Tocado” o, mejor aรบn, “atrapado” podrรญa ser una traducciรณn del vocablo francรฉs ¡Touchรฉ! En esgrima, esta palabra se utiliza cuando se toca al opositor en el pecho con la punta de la espada. El perdedor reconoce la derrota gritando ¡Touchรฉ! para terminar con el encuentro y salvar su vida.
La figura del espadachรญn no estรก de moda como los piratas o los superhรฉroes. Pero lo que la espada tiene de elemental tambiรฉn lo tiene de elegante. El florete es algo mรกs que un accesorio para matar: se convierte en una extensiรณn del brazo y todo el cuerpo, de alguna forma, se fusiona con la empuรฑadura. Atacar, retroceder o adelantarse a la jugada del adversario. Subir y bajar escaleras mientras se realiza el duelo de espadazos. Y, al modo de Cyrano de Bergerac, mientras se perpetรบa el combate hay que hablar en verso y esgrimir agudeza verbal a la par que agilidad fรญsica.
Mi padre me recomendรณ leer Los Pardaillan, del francรฉs Miguel Zรฉvaco. Se trataba de una historia de espadachines originalmente publicada por entregas y posteriormente reunida en una imponente colecciรณn de nueve libros empastados en color rojo.
Me bastรณ con leer las primeras pรกginas para sentirme totalmente “touchรฉ” por Juan de Pardaillan, un personaje que se vanagloriaba de poseer sรณlo tres riquezas: su perro Pipeau, su caballo Galaor y su espada Granizo. Y, como รบnica herencia, un puรฑado de consejos de su padre:
Desconfiad de los hombres. No hay ninguno que valga tanto como la cuerda que podrรญa ahorcarlo. Si veis a uno que se ahoga, echadle una cuerda y pasad de largo. Si veis que unos bandidos atacan a un burguรฉs en la esquina de una calle, doblad por la otra. Si alguien se titula vuestro amigo, reflexionad en seguida en el mal que os puede hacer. Si os piden ayuda, tapaos los oรญdos. Desconfiad de las mujeres: la mรกs dulce oculta una furia. Y sobre todo, desconfiad de vos mismo.
Evidentemente, Juan de Pardaillan no logra obedecer estas duras recomendaciones, porque siempre gana su esencia valiente y solidaria con el dรฉbil. Con este รกnimo, va sorteando todos los problemas y las vicisitudes de la รฉpoca que le toca vivir: la historia francesa comprendida entre 1553 y 1616. Es testigo y protagonista de la confrontaciรณn de los bastiones italianos y franceses. No es un salvador sumiso ya que cuestiona constantemente al rey sobre su poder y se atreve a elegir la pobreza en lugar de perder su libertad de pensamiento a cambio de riquezas.
Los Pardaillan mantienen al lector enganchado en cada entrega, al modo de los “cliff-hangers” o personajes suspendidos al borde del precipicio de Thomas Hardy. Totalmente adictiva y con una prosa algo exaltada, los problemas y las soluciones se ocultan tras la capa y espada del protagonista. Los Pardaillan tienen sus consabidas dosis de romance y drama pero, sobre todo, combinan acertadamente la ficciรณn con los acontecimientos histรณricos. Y sรญ, quizรก es un poco pomposa. Y sรญ, quizรก el hรฉroe estรก demasiado idealizado. Y sรญ, los malos no tienen matices. Pero algo tuvieron las aventuras de ese paladรญn que cuando yo era adolescente devorรฉ volumen tras volumen, ocultรกndome en los casilleros del club deportivo para evadir la clase de gimnasia y sumergirme en la รฉpoca de los Guisa, de la malรฉvola Catalina de Mรฉdicis y de vivir el horror de la noche de San Bartolomรฉ. ¿Quรฉ puede tener de atractivo hablar de hugonotes, condestables y petrimetres en la mente de un lector del siglo XXI? ¿Y de descifrar arcaicas maldiciones tipo “Voto a Chรกpiro” o “¡Por Barrabรกs!”? Serรก porque esta saga convierte al lector en un viajero privilegiado de otra รฉpoca donde los actores de los libros de historia se confrontan, enamoran y conspiran…
Cuando la espada toca el pecho del adversario y se anuncia el consabido ¡Touchรฉ!, por unos segundos el tiempo queda suspendido. Ese lapso entre el rascar de la espada en el pecho y lo que va a suceder a continuaciรณn es lo que sucede con esta novela por entregas. Siempre esperas el final del capรญtulo y, al mismo tiempo, deseas que el suspenso se mantenga el mayor tiempo posible, aunque en la รบltima pรกgina quedes atravesado por la espada de Los Pardaillan.
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Autora de Libros imposibles (Almadรญa 2011) y La excepciรณn de la regla (FCE, 2012). En su tรญtulo mรกs reciente- Habรญa una vez. Cuentos de cabeza y al revรฉs (El Naranjo, 2013).