John Rawls

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John Rawls, el mรกs grande pensador polรญtico de Estados Unidos, muriรณ a fines de noviembre, a los 81 aรฑos de edad, en su casa de Lexington. Profesor de filosofรญa en Harvard desde 1962, Rawls fue un maestro estimulante y una persona ejemplar. Infinitamente generoso y amable, su vida encarnaba el respeto a la humanidad, principio que impartรญa a travรฉs de su pensamiento —original y sorprendente combinaciรณn de libertad e igualdad, animado por la tolerancia y la democrรกtica confianza en las posibilidades humanas—, el cual transformรณ la base de los debates modernos sobre la justicia.
     Durante gran parte del siglo xx, a muchas personas les parecรญa contradictorio un pensamiento polรญtico centrado a la vez en la libertad y la igualdad. Los igualitarios, indignados por las grandes diferencias que hay entre la vida de los ricos y la de los pobres, rechazaron el liberalismo clรกsico de John Locke y Adam Smith, por considerar que concedรญan una importancia indebida a los derechos jurรญdicos y las libertades, sin tomar en cuenta el destino de las personas comunes y corrientes. El liberalismo tradicional, alegaban, defiende la igualdad ante la ley, pero tolera las profundas desigualdades del sino de las personas. Los liberales clรกsicos, en cambio, defendรญan la libertad personal y criticaban a los igualitarios por su paternalismo y por estar dispuestos a sacrificar la libertad humana en nombre de alguna posible utopรญa futura. En la prรกctica, los Estados democrรกticos de bienestar intentaron, con mayor o menor รฉxito, garantizar las libertades personales y polรญticas y a la vez proteger a las personas del mercado libre. Pero las opciones polรญticas se oponรญan en forma tajante. Entre el liberalismo clรกsico de Friedrich von Hayek y el igualitarismo de Karl Marx todo eran concesiones polรญticas inestables, o un equilibrio ad hoc de valores rivales. El libro de Rawls Teorรญa de la justicia,1 publicado en 1971, modificรณ este panorama. Proponรญa un concepto de justicia —que llamaba "la justicia como equidad"— comprometida por igual con los derechos individuales asociados al liberalismo clรกsico y con un ideal igualitario de distribuciรณn justa que se suele asociar a las tradiciones socialista y democrรกtica radical. La justicia como equidad, decรญa, se propone "reconciliar la libertad y la igualdad". Si bien su pensamiento no tuvo gran influencia en la polรญtica de Estados Unidos, su obra promoviรณ un considerable renacimiento de la filosofรญa polรญtica en ese paรญs y en todas partes (Teorรญa de la justicia se ha traducido a mรกs de veinte idiomas) y ha sentado las bases de todo el debate posterior sobre las cuestiones fundamentales de la justicia social.
     La conciliaciรณn de libertad e igualdad propuesta por Rawls se expresa en sus dos principios de justicia. El primero —libertades bรกsicas iguales— afirma que todos los ciudadanos tienen derecho al mรกs amplio sistema de libertades individuales y polรญticas, bรกsicas e iguales, compatibles con un sistema similar de libertades para los demรกs. Este principio exige una estricta protecciรณn de la libertad de pensamiento y de conciencia, la libertad de sindicaciรณn, los derechos de participaciรณn en la polรญtica y los derechos asociados con los debidos procedimientos jurรญdicos. Estas libertades —sostiene— tienen especial prioridad y no han de limitarse en nombre del bien general de la comunidad. El primer principio de Rawls tambiรฉn incluye una exigente norma de igualdad polรญtica, de conformidad con la cual las oportunidades de las personas para desempeรฑar cargos pรบblicos y ejercer influencia polรญtica deben ser independientes de su posiciรณn socioeconรณmica. Los ciudadanos motivados y capaces de participar activamente en la polรญtica no deben estar limitados por la falta de fortuna personal.
     El segundo principio de Rawls sobre la justicia limita el alcance de las desigualdades sociales y econรณmicas. Exige, en primer lugar, que los empleos y los puestos de responsabilidad —a menudo retribuidos en forma inequitativa— estรฉn al alcance de cualquier persona, de conformidad con las condiciones de una igualdad razonable de oportunidades. La exigencia de una igualdad justa consiste en que las personas de igual capacidad y motivaciรณn deben tener las mismas oportunidades de alcanzar los puestos que deseen, no obstante su origen social. Tener acceso a un trabajo bien retribuido y gratificante no deberรญa depender de las circunstancias en que una persona ha crecido.
     Pero, aun en una sociedad que consigue una igualdad justa de oportunidades, puede seguir habiendo inquietantes desigualdades econรณmicas. Por ejemplo, algunas personas, debido en parte a sus capacidades naturales, tienen ciertas aptitudes difรญciles de encontrar que son bien remuneradas en el mercado, mientras que otras personas carecen de esas mismas aptitudes. Supongamos que las personas de estos dos grupos trabajan mucho y dan cuanto pueden dar. Con todo, obtendrรกn resultados considerablemente diferentes y esas diferencias repercutirรกn profundamente en sus vidas. El problema es que estas desigualdades de retribuciรณn se basan en parte en "circunstancias naturales fortuitas", en cรณmo le ha ido a las personas en la loterรญa de la vida. ¿Por quรฉ —interroga Rawls— deberรญa irles mejor a unas personas que a otras sรณlo en virtud de los accidentes de las capacidades naturales? "Se justifica mรกs —insiste Rawls— permitir que los ingresos y la riqueza se repartan de conformidad con la distribuciรณn de los bienes naturales que no por la suerte histรณrica y social."
     Para resolver este problema Rawls propone lo que llama "principio de la diferencia", que exige elevar al mรกximo las posibilidades econรณmicas de los miembros menos favorecidos de la sociedad. Este asombroso principio exige limitar la medida en la que unas personas son mรกs ricas que otras sรณlo porque sucede —lo que no es mรฉrito suyo— que han nacido dotadas de una aptitud difรญcil de encontrar, como la coordinaciรณn entre la mano y la vista de los grandes deportistas o un don matemรกtico raro. La justicia y la equidad no exigen una simple igualdad: es legรญtimo que un cirujano gane mรกs que un maestro, porque los ingresos mรกs elevados compensan la costosa formaciรณn escolar. Las desigualdades de ingresos tambiรฉn pueden utilizarse como incentivos para alentar a los abogados o a los capitalistas a dedicarse a actividades que rechazarรญan en otras condiciones. Pero la justicia impone que esas desigualdades beneficien sobre todo a las personas que estรกn en condiciones econรณmicas menos favorables.
     Lo que propone principalmente Rawls es rechazar la idea de que nuestro sistema econรณmico es una carrera o concurso de aptitudes, concebido para premiar a las personas de buena familia, a las personas รกgiles y talentosas. En cambio, nuestra vida econรณmica debe formar parte de un sistema justo de cooperaciรณn social, concebido para asegurar que todos lleven una vida razonable. "En la justicia como equidad —afirma Rawls— los hombres aceptan compartir su suerte. Las instituciones se crean para aprovechar los accidentes de la naturaleza y la circunstancia social sรณlo cuando sea en beneficio de todos."
     La defensa de los dos principios de Rawls revive la idea del contrato social de Hobbes, Locke, Rousseau y Kant. La tradiciรณn del contrato social propone que la forma mรกs razonable de organizar una sociedad sea aquella en que estuvieran de acuerdo por unanimidad sus propios integrantes. A partir de esta idea, Rawls nos pide imaginarnos en una situaciรณn hipotรฉtica —que denomina "posiciรณn original"— en la que hay que escoger los principios de justicia que se utilizarรกn en nuestra propia sociedad. Concibe esta situaciรณn inicial para reflejar la idea รฉtica de que somos personas morales libres e iguales, capaces de cooperar equitativamente, de elegir nuestros objetivos y tratar de alcanzarlos. De modo que las caracterรญsticas que nos distinguen no son pertinentes para decidir a lo que tenemos derecho por razรณn de justicia. Hay que imaginar, asรญ pues, que nuestra selecciรณn de principios de justicia se da tras un "velo de ignorancia", en el que no conocemos nuestro origen social, nuestras aptitudes naturales, nuestro sexo, raza, religiรณn ni principios morales. No sabemos, en suma, si ha habido circunstancias naturales y sociales fortuitas que hayan intervenido a nuestro favor. Al pensar tras ese velo de ignorancia, dejamos de lado lo que nos distingue y sรณlo nos concentramos en lo que tenemos en comรบn como personas morales libres e iguales.
     Rawls afirma que las personas que se encontraran en la posiciรณn original escogerรญan sus dos principios. Para entenderlo, hay que imaginar la necesidad de escoger principios para la sociedad de la que uno forma parte en condiciones de extrema ignorancia. No se sabe quรฉ persona serรก uno, pero habrรก que vivir con los principios que se escojan. Asรญ que se querrรก garantizar que la sociedad sea aceptable para todos. Los dos principios —sostiene Rawls— proporcionan precisamente esta garantรญa. Aseguran que sean aceptables los acuerdos sociales para todos los integrantes de una sociedad en condiciones de igualdad, en particular porque les garantizan a todos las libertades bรกsicas y un nivel aceptable de recursos, incluso para los que estรกn en la posiciรณn social mรกs baja.
     Abraham Lincoln dijo que Estados Unidos se habรญa concebido en la libertad y dedicado al principio de la igualdad de todos los hombres. En Teorรญa de la justicia se sostiene que la justicia como equidad es la versiรณn mรกs razonable de justicia para una sociedad con ese principio y misiรณn.

*

 

En los decenios de 1970 y 1980, la combinaciรณn de libertad e igualdad propuesta por Rawls fue objeto de crรญticas provenientes de dos sectores: los pensadores polรญticos libertarios, opuestos a su igualitarismo, y los comunitarios, opuestos a su liberalismo. La gran crรญtica libertaria fue de Robert Nozick, colega de Rawls del departamento de filosofรญa de Harvard, cuya obra Anarquรญa, Estado y utopรญa2 (1974) hace una vigorosa defensa de un gobierno muy limitado que se reduzca a salvaguardar los derechos de propiedad e individuales. Segรบn Nozick (quien tambiรฉn muriรณ en el 2002), las personas son dueรฑas de sรญ mismas y tienen derecho a todas las compensaciones que sean capaces de obtener en su relaciรณn con los otros. El igualitarismo, afirmaba, se basa a fin de cuentas en la idea moralmente inaceptable de que las personas son dueรฑas parciales de los demรกs.
     Del lado comunitario, Michael Walzer y Michael Sandel compartรญan parte del igualitarismo de Rawls, pero afirmaban que un igualitarismo coherente tenรญa que fundarse en la idea de que los individuos, en รบltima instancia, son parte de una comunidad, estรกn ligados por solidaridades profundas y valores comunes. Esa idea, sostenรญan los comunitarios, se oponรญa al concepto de Rawls de unas personas capaces de escoger independientemente, ligadas por un acuerdo social. Es mรกs, esa concepciรณn "individualista" era incoherente, y promoverla serรญa un peligro para los lazos de la comunidad, por prestarles demasiada atenciรณn a las libertades individuales de expresiรณn y sindicaciรณn.
     En suma, ambos sectores rechazaron la combinaciรณn propuesta por Rawls de liberalismo e igualitarismo.
     Durante la reflexiรณn sobre estas crรญticas, Rawls descubriรณ la necesidad de profundizar mรกs en el problema del pluralismo religioso, moral y filosรณfico. Estas reflexiones culminaron en una obra publicada en 1993, Liberalismo polรญtico.3
     El liberalismo —se dio cuenta Rawls— puede concebirse en dos formas: como teorรญa general de la vida o como pensamiento polรญtico. Una filosofรญa liberal de la vida hace รฉnfasis en la importancia de la opciรณn personal autรณnoma como guรญa para la conducta del individuo. El liberalismo moral, como el profesado por Immanuel Kant y John Stuart Mill, sostiene que no vale la pena vivir sin opciones morales, y le resta importancia a la tradiciรณn, la autoridad y los textos religiosos en las opciones de vida. El liberalismo como perspectiva polรญtica no hace afirmaciones tan rotundas sobre la base de las decisiones personales. Mรกs bien se compromete (entre otras cosas) con la garantรญa de las libertades individuales y polรญticas bรกsicas, a travรฉs de un proceso democrรกtico y un sistema de derechos individuales. Pero ese sistema polรญtico puede ser adoptado por ciudadanos con posiciones muy diversas respecto a la importancia de la opciรณn, la tradiciรณn, la autoridad y los textos como guรญa para la conducta personal.
     A Rawls le interesaba en particular la discrepancia entre el liberalismo moral laico y la orientaciรณn de la vida conforme a principios religiosos. Llegรณ a pensar que en su Teorรญa de la justicia habรญa ligado demasiado estrechamente el liberalismo como filosofรญa a la polรญtica, como si sรณlo el liberalismo moral pudiera ser liberalismo polรญtico. De modo que revisรณ la presentaciรณn del concepto de la justicia como equidad para mostrar que una gran variedad de ciudadanos podรญa adoptar este concepto, como muchas otras doctrinas polรญticas liberales, como base para el debate polรญtico. El propรณsito de Liberalismo polรญtico era demostrar que el liberalismo es una perspectiva profundamente tolerante, que podรญan adoptar los seguidores de distintas corrientes del pensamiento sobre la vida, y que servรญa de punto de encuentro para el consenso, y proporcionaba la razรณn pรบblica comรบn de una democracia plural en lo moral y lo religioso.
     En El derecho de gentes4 (1999), Rawls llevรณ su reflexiรณn sobre la justicia al รกmbito mundial —a una sociedad internacional compuesta de distintos "pueblos"— con valores, tradiciones e ideas de justicia diversos. De nueva cuenta, arranca de la idea de un acuerdo inicial. Pero los distintos pueblos, y no los individuos, deciden los principios que deberรญan gobernar la sociedad de pueblos —el "derecho de gentes". Para describir ese acuerdo, la tolerancia de nuevo desempeรฑa una funciรณn central. Rawls sostiene que una sociedad democrรกtica liberal no deberรญa exigir que todas las sociedades sean democracias liberales, mucho menos que satisfagan plenamente los principios de justicia ni concepto liberal alguno de los que รฉl propone. "Si se exigiera que todas las sociedades fueran liberales —explica—, entonces la idea del liberalismo polรญtico no expresarรญa la debida tolerancia con otras formas aceptables (en caso de que existan, segรบn supongo) de organizaciรณn de la sociedad." El derecho de gentes —sostiene— deberรญa reconocer como miembros en igualdad de condiciones a todos los pueblos "decentes", los que no son agresivos en sus relaciones con otros, que respetan los derechos humanos y promueven el bien comรบn de todos sus integrantes. Pero estos pueblos no necesitan establecer sistemas polรญticos democrรกticos liberales. Ademรกs de insistir en que todas las sociedades protejan los derechos humanos fundamentales, el derecho de gentes les impone a los pueblos el deber de garantizar que las sociedades "abrumadas" por las circunstancias —por ejemplo, la pobreza extrema— puedan llegar a ser justas o por lo menos decentes.
     El derecho de gentes decepcionรณ a algunos de los crรญticos de Rawls. Afirmaron que la justicia internacional deberรญa exigirles a las sociedades algo mรกs que lograr un mรญnimo aceptable de decencia. El derecho de gentes, concluyeron, es una decepcionante concesiรณn al relativismo cultural. Pero Rawls no estuvo de acuerdo. La tolerancia, insistiรณ, es un valor polรญtico fundamental: gracias a ella, los principios bรกsicos de la cooperaciรณn internacional se vuelven aceptables para los distintos pueblos, que tienen "instituciones e idiomas, religiones y culturas distintivas, asรญ como una historia propia y diferente", y no todos estรกn de acuerdo con una visiรณn liberal de la vida polรญtica. Al reconocer una gama de diferencias razonables no se estรก haciendo concesiรณn alguna, sino acatando nuestras convicciones รฉticas mรกs profundas.
     Por su propio temperamento y convicciones intelectuales, Rawls pocas veces se pronunciaba en pรบblico sobre cuestiones polรญticas especรญficas. Pero sรญ criticaba el actual sistema estadounidense de financiaciรณn de las campaรฑas polรญticas, que consideraba un insulto para la igualdad de los ciudadanos en la arena polรญtica. En El derecho de gentes criticรณ la decisiรณn de Truman de bombardear con armas nucleares Hiroshima y Nagasaki. Tambiรฉn manifestรณ su preferencia por lograr la justicia econรณmica a travรฉs de una "democracia propietaria" —en la que se invirtiera mucho en educaciรณn y capacitaciรณn, y donde la propiedad de los bienes productivos estuviera muy dispersa—, en vez de un Estado convencional de bienestar, que se atiene a la redistribuciรณn de los ingresos del mercado. Y, con Robert Nozick y otros de los principales pensadores polรญticos, suscribiรณ un "informe de los filรณsofos" presentado a la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos, en el que la instaban a tomar muy en cuenta la autonomรญa personal cuando decidiera sobre el "derecho a morir".
     La contribuciรณn original de John Rawls a nuestra cultura polรญtica, con todo, estriba principalmente en su filosofรญa polรญtica, contribuciรณn abstracta pero tambiรฉn profundamente prรกctica. Al defender ideales รฉticos que demuestran ser razonables y susceptibles de alcanzarse, la filosofรญa polรญtica se sitรบa del lado de la esperanza, y combate el cinismo que se disfraza de realismo polรญtico. "Los debates sobre las cuestiones filosรณficas generales —escribiรณ Rawls— no pueden ser la materia diaria de la polรญtica, pero eso no le quita importancia a esas cuestiones, ya que lo que consideramos que sea la soluciรณn para ellas determinarรก la actitud de fondo de la cultura pรบblica y la conducta polรญtica." Al rechazar la especie de que la polรญtica, en el fondo, se trata de mera coerciรณn, la filosofรญa polรญtica se opone con sus propios medios a la ejecuciรณn prรกctica de esa repugnante idea. "[La filosofรญa polรญtica] Repercute en [nuestros] pensamientos y actitudes antes de llegar a la polรญtica misma, y limita o sugiere cรณmo participar en ella."
     Los Aristรณfanes de este mundo —sin mencionar a los Maquiavelos— inevitablemente criticarรกn la filosofรญa por estar en las nubes o taparse los ojos. John Rawls lo sabรญa, y en uno de sus รบltimos ensayos reconociรณ que su obra les podrรญa parecer "abstracta y simplona" a algunos lectores. Pero concluyรณ: "No me disculpo por ello." ~

     © The Boston Globe
     — Traducciรณn de Rosamarรญa Nรบรฑez

 

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