La edición que hicimos Andrea Revueltas y yo de las Obras completas de Revueltas para ediciones Era, entre 1978 y 1987, fue un trabajo un poco complicado pero muy grato; alcanzó los veintiséis tomos y por desgracia varios volúmenes ya no se encuentran en librerías. A la distancia, es evidente que sus escritos políticos han envejecido, en particular las controversias alrededor de los problemas del marxismo-leninismo.
Lo que sucede con Revueltas es que muchas veces sus textos combinan asuntos políticos e ideológicos con polémicas coyunturales e incluso estudios históricos, muy interesantes pero que se alejan del tema. En su Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, por ejemplo, expone su conocida tesis sobre la inexistencia del Partido Comunista Mexicano, la famosa “cabeza del proletariado”, la conciencia; para ello se remonta a hechos históricos como la Independencia, la Revolución, etcétera, y emprende una reivindicación de Flores Magón: el que un escritor comunista reivindicara a un anarquista en los años sesenta (e incluso desde antes) es algo único. Evidencia la gran libertad de pensamiento de Revueltas y hasta qué punto no se dejaba encerrar en la ideología –lo que desde luego le valió la incomprensión y el rechazo.
No menos fascinante es su libro sobre cuestiones de estética, Cuestionamientos e intenciones, que inicia con la polémica en torno a su tercera novela, Los días terrenales. Revueltas dio a conocer esta novela a fines de 1949 y en ella impugna no solo a la dirigencia del Partido Comunista Mexicano, sino también la práctica y la ideología del mismo. Como era de esperarse, el libro recibió una crítica feroz por parte de sus compañeros del Partido Popular, que había fundado Vicente Lombardo Toledano. Esta controversia llegó a ser muy fuerte, sobre todo después de los artículos que publicaron Enrique Ramírez y Ramírez, un antiguo compañero de juventud, y Antonio Rodríguez, un periodista que juzgó la novela absolutamente escandalosa. Revueltas al principio resiste, afirma que nada más dice lo que ve, que no “ha conocido ángeles”, pero termina por ceder y retira su novela, que tuvo que esperar hasta 1967 para ser reeditada. En el fondo sabe que tiene razón, pero se encuentra por completo aislado frente a todos sus compañeros (incluso Pablo Neruda, quien fue el primero en atacarlo). Entre 1950 y 1957, aplastado por esas críticas, Revueltas casi no publica literatura; busca entender y para eso comienza a estudiar los problemas literarios y de estética y a escribir muchos textos sobre este tema. Esos textos se encontraban casi todos inéditos hasta que los recopilamos bajo el título de Cuestionamientos e intenciones. En el libro puede leerse toda la polémica de los años cincuenta, las respuestas del propio Revueltas, sus notas manuscritas al calce del artículo de Ramírez y Ramírez, etcétera. En 1956, el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética emprende su crítica a Stalin y el estalinismo, apertura ideológica que le permite por fin expresar su rechazo al realismo socialista. Por cierto, creo haber demostrado en mi ensayo El árbol de oro (reeditado este año por el fce) que en sus inicios literarios Revueltas se ubicó de manera espontánea del lado de un realismo crítico, totalmente opuesto al llamado realismo socialista. Una carta suya de 1938 da fe de su posición.
Lo que mejor se conoce de Revueltas son sus obras literarias y es lo que principalmente va a permanecer. Lo que no implica dejar de lado a lo político, ya que su literatura es política en el mejor sentido de la palabra. Uno de los problemas que experimentan muchos lectores para acercarse a la obra de Revueltas es que, de entrada, su componente ideológico y ensayístico provoca recelo o de plano aversión. Cruel paradoja: su novelística fue ninguneada en aquellos tiempos por la derecha porque era comunista y por la izquierda porque se atrevía a criticar, y en la actualidad es poco leída a causa de una ideología que ha caducado… Cuando lo importante, además de su enorme valor literario, es esa crítica, siempre actual y necesaria para luchar contra la petrificación.
Para entrar al universo de Revueltas, yo aconsejaría empezar por los cuentos, sobre todo los de Dormir en tierra, que son los más accesibles, junto con varios relatos de Dios en la tierra. También son recomendables los de Material de los sueños, y lo mismo puede decirse de la pequeña obra maestra que es El apando.
De las novelas, sugeriría Los muros de agua: es una obra de principiante que falla un poco por esquematismo, pero contiene capítulos excepcionales, de gran modernidad y originalidad. La pelea con excrementos en el barco, por ejemplo, está a la altura de un Céline. Y no se puede olvidar Los días terrenales, desde luego, para mí su novela cumbre, junto con Los errores, aunque esta última tiene el “lastre” de las partes ensayísticas, brillantes y profundísimas pero de difícil lectura. Este año se cumplen cincuenta años de su primera edición y el fce la va a reeditar junto con un libro de excelentes ensayos que le hacen justicia. ~